Un Dia De Olvido

AMANECER DE CONFUSION

El sol apenas tintineaba en el horizonte cuando Clara abrió los ojos. Una luz suave iluminaba la habitación, revelando detalles desconocidos a su mirada. Se incorporó en la cama, sintiendo una extraña sensación de desorientación. Observó la habitación con ojos incrédulos, sin reconocer los muebles ni los colores de las paredes.

 

Se frotó la frente, buscando alguna explicación lógica para su desconcierto. Sin embargo, su mente era un lienzo en blanco, un territorio virgen donde los recuerdos yacen en un profundo sueño.

 

— ¿Dónde estoy? —susurró Clara, sus palabras flotando en el aire como una pregunta sin respuesta.

 

La habitación, aunque acogedora, era tan ajena como la luna para alguien que nunca la había visitado. Clara se deslizó fuera de la cama, notando que llevaba un pijama que no reconocía. Cada paso resonaba en el suelo desconocido mientras exploraba cada rincón de la habitación.

 

Al mirarse en el espejo, el reflejo que la devolvía no era del todo extraño, pero sus ojos reflejaban la confusión de alguien que acaba de despertar en un mundo diferente al suyo.

 

— Debo encontrar respuestas —decidió Clara consigo misma.

 

Al salir de la habitación, el pasillo se extendía ante ella como un camino sin mapa. Se aventuró por la casa, descubriendo fotos de momentos que no recordaba, una cocina con utensilios que no le eran familiares y una sala de estar decorada con toques personales que no tenían eco en su memoria.

 

Clara salió a la calle y miró a su alrededor, asombrada por la arquitectura de la ciudad que se extendía frente a ella. Los edificios, las calles y los rostros de las personas parecían extrañamente normales y a la vez completamente desconocidos.

 

— ¿Quién soy? —se preguntó Clara en un susurro.

 

Buscó en sus bolsillos en busca de alguna pista y encontró una llave, fría y metálica. Aunque no sabía a qué puerta pertenecía, tenía la intuición de que la llave era el primer paso para desentrañar el misterio de su vida olvidada.

 

Así comenzó el día de Clara, un día de olvido donde cada calle, cada rostro y cada revelación ofrecían una pista para descubrir la verdad enterrada en las sombras de su propia mente. Mientras avanzaba por las calles, la sensación de desorientación se intensificaba, como si caminara por un sueño nebuloso. Personas que parecían conocerla la saludaban con una mezcla de familiaridad y cautela, pero sus nombres y conexiones permanecían fuera de su alcance.

 

Decidió seguir el impulso de la llave y se dirigió a un edificio antiguo al final de la calle. Al insertar la llave en la cerradura, una puerta secreta se reveló ante ella. Cauta pero decidida, cruzó el umbral, adentrándose en un lugar que resonaba con susurros del pasado.

 

Dentro, encontró un rincón oculto lleno de fotografías, cartas y objetos que parecían ser fragmentos de una vida que se le escapaba. Cada fotografía era como un pedazo de un rompecabezas, mostrando sonrisas compartidas, lugares familiares y momentos de intimidad que se deslizaban entre sus dedos como arenas movedizas de la memoria.

 

Un diario antiguo descansaba sobre una mesa, sus páginas impregnadas de emociones y reflexiones que no recordaba haber escrito. Clara, con manos temblorosas, comenzó a hojearlo, buscando respuestas entre las líneas de su propia narrativa perdida. La tinta, aunque familiar, parecía contar historias que su mente había archivado en algún rincón olvidado.

 

La sensación de desconexión se agudizaba mientras avanzaba por las páginas. Los eventos descritos parecían pertenecer a otra persona, a una Clara que conocía amores, desafíos y triunfos que se desvanecían como humo en su realidad actual.

 

El descubrimiento de la llave y la entrada al santuario de recuerdos perdidos marcaban el comienzo de un viaje íntimo y emocional. Clara se encontraba entre dos mundos, cada paso revelando capas de su identidad que yacían en el limbo de su mente. Con cada página del diario, la línea entre lo conocido y lo olvidado se volvía más borrosa, y la llave que sostenía en la mano parecía ser el hilo conductor que la guiaría a través del laberinto de su propia historia.

 

Así, con el corazón latiendo con una mezcla de anticipación y ansiedad, Clara se sumergió más profundamente en el misterio de su día de olvido. Cada revelación era un paso más hacia la verdad, un eco distante de una vida que estaba dispuesta a redescubrir.




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