ELÍA DONSON
De regreso a mi casa no podía pararme de hacerme preguntas sobre mi vida, mi verdadero pasado, mi verdadero padre, el por qué me habían mentido y de lo mucho que anhelaba saber la verdad.
Es impactante como en una noche tu vida da una vuelta de 360° grados en todo aspecto, familiar y amoroso, porque deja mi situación familiar y que no sé quién es mi verdadero padre, ahora de descubrir que le gustas a dos personas que se conocen, que son amigos y que no tienen la mínima idea de que les gusta la misma chica, Dylan me caía muy bien, era tierno, divertido, detallista y se preocupaba por mi, pero no me gustaba, en absoluto.
Sin embargo Jett, tenía algo que lo hacía especial, no se qué pero el tiene esa única manera de hacerme sentir como una niña pequeña emocionada por algo, me hace reír, me hace querer desear aún más de el como si se tratara de un dulce adictivo, tal vez el es una cierta parte de mi que me hacia falta. Me siento completa a su lado, me siento en una sintonía perfecta en la que solo estamos el y yo.
Diablos, no pude haberme escuchado más cursi.
Sacudí la cabeza de un lado a otro tratando de olvidar el tema con Jett, no podía dejarme llevar ahora por mis emociones por el, tenía un nuevo objetivo, descubrír quien soy, dónde está mi padre y la verdad de todo.
Sin embargo choque de frente con alguien, antes de pedir disculpas por ir distraída, noté que no era cualquier alguien sino nada mas que menos, Matías, mi ex novio.
Su cuerpo bien trabajado que no importará lo que se pusiera, su ropa siempre le quedaba tan justa que se notaba sus cuadritos, bastante alto, cruzado de brazos viéndome desde arriba con su mirada atractiva y sería, mostrando a propósito cada parte de su cuerpo, era un arrogante y ahora debía enfrentarlo o esquivarlo pero conociéndolo, seguramente la primera.
—Vaya...—mostro una sonrisa arrogante—Hola bonita.
—Hola.—me crucé de brazos viéndolo de manera molesta e incómoda.
Tener que volverle hablar si que era una pesadilla horrible. Preferiría mil veces convivir con mi padre dos días completos a cruzarme con este idiota, de nuevo.
Matías me acarició la mejilla levemente con una sonrisa nada linda y levantó mi barbilla para poder mirarlo.
—Hace tiempo que ya no te veo.—quite su mano de mi y lo mire molesta.
—Desafortunadamente tuve que volver a hacerlo.
—Ay vamos Elí, no seas tan mala conmigo.—hizo un puchero .
—Ya te dije que no me llames Elí y soy mala contigo porque te lo mereces, o ¿es que ya no te acuerdas de lo que hiciste?.
—Eso fue hace mucho tiempo, además tu no eras cariñosa conmigo y tenía que hacer algo al respecto.
¿De verdad?
Apreté mis puños ante sus comentarios estúpidos y nada coherentes. ¿Cómo se podía ser tan idiota?
—¿Ah sí? No me digas.—lo fulmine con la mirada.—Chantejear a tu novia con una foto desnuda de ella, queriendo mostrarla ante todos solo por qué querías que fuera cariñosa ¿Te parece bien?—pregunte, ofendida— entonces si estás muy mal de la cabecita.
Intenté irme caminando hacia su lado y no volver a verlo, pero Matías me detuvo y me jaló hacia el logrando que en tan solo dos segundos lo empujara para que me soltará.
—¿A dónde vas? Todavía no te he dicho lo que quería decirte
—Bien, di lo que tengas que decir luego apártate de mi camino y si puedes pierdete de mi vista y de mi vida, así me dejas en paz.
—Ey...ey.—se acercó dos pasos hacia a mi.—Yo si fuera tu no hablaría así.
—¿Y por qué no?—pregunte impaciente.
Que me dijera lo que me tuviera que decir no me importaba simplemente que me dejara ir a mi casa sola, por una vez ya no quería más problemas.
—Aun tengo esa foto tuya...—sonrio de lado con malicia y me agarró de nuevo de la barbilla.—Y si no quieres que la divulga por todas partes es mejor que hagas lo que yo quiera.
—¿Crees que vas a volver a chantajearme con algo así? Entre Rachel y yo nos vamos a volver a encargar.
—Ah no, bonita es que no me dejaste terminar, no solo tengo una foto tuya, también la de Rachel.—me quedé paralizada.—Tal vez tu no tengas miedo pero tú y yo sabemos cómo es Rachel.—hablo secó.—sera fiestera pero tiene inseguridades con su cuerpo y no creo que la vean todos la haga sentir bien.
—Con mi amiga...!
Me interrumpió poniéndome un dedo sobre mis labios dejándome callada
—Shhh... Ahora sí no quieres que pasé, harás lo que yo quiera.—me empujó levemente fuerte hacia la pared.—¿Quedo claro?
No sabía que responder¿Que se supone que debía hacer, enfrentarlo? No,era mala idea, Matías no era el tipo de persona que solo ladraba y no mordía, cuando el decía las cosas, realmente las cumplía. Se que Rachel es todo lo que quieran, de fiesta en fiesta, algo borracha y mala influencia en ciertas cosas, pero era la chica más linda, honesta y leal del mundo, con un pequeño problema, inseguridades en su cuerpo.
Su padre al igual que el mío, tampoco la trataba del todo bien, pero el se metía con su cuerpo y la comparaba algo que la dejo marcada y aunque si fue a terapia por varios años, decidió simplemente dejarlo ir, aunque lo niegue, sigue siendo su mayor inseguridad.
No podía decirle que no a Matías por Rachel, yo por ella daría mi vida entera pero tampoco podía decirle que sí, no quería volverme su maldita esclava.
Pero si era por protegerla, lo haría.
—Quedo claro.—dije sin remedio.
Matías esbozó una sonrisa victoriosa y me acarició la cabeza levemente.
—Muy bien. Bueno como primer pedido, quiero que cortes con Dylan y vuelvas conmigo. Sencillo y fácil.
—Eres...un...
Cerré la boca, no podía decirle nada, bueno si que podía solo no estaba ahora en la mejor situación para enfrentarlo.
—¿Qué?—me miro frío.
—Esta bien, lo haré.—suspire de mala gana.
—Que buena chica, ahora sí, puedes irte
Lo empuje levemente del hombro y seguí con mi camino hacia casa, me sentía realmente enojada y vulnerable, ya eran varias cosas que sucedían hoy. Primero enterarme que mi padre no es mi padre, que Dylan y Jett son mejor amigos y ahora que mi ex novio me volvió a chantajearme pero esta vez con mi mejor amiga. Vaya día.