Un respiro al corazón.

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—Recuérdame ¿por qué decidí estudiar derecho?—Cameron se detuvo a mi lado saliendo de la clase de Introducción que dan siempre el primer día.

 

 

—Porque piensas que administración de empresas te tendrá detrás de un escritorio .— comencé a enumerar contando con los dedos de mi mano derecha.—  crees que comunicación y periodismo es una copia barata de Gossip Girl, ademas tienes en mente independizarte y sacar de trabajar a tu mamá.

 

 

—Y pensar que mamá no creyó en la posibilidad de que llegaría a la universidad sin hijos.

 

Cameron Lancaster aka mi persona, era la chica más amable, extrovertida, poco cariñosa y con un genio de los mil demonios, puedes quererla u odiarla pero, no hay punto medio con ella.

 

 

Solté una pequeña risa al recordar el pequeño susto por el que pasamos las dos unos meses atrás cuando recibí su  SMS  un sábado por la mañana, exactamente dos semanas después de haber asistido a la fiesta que mi vecino Alec y sus amigos de fraternidad nos habían invitado.

 

 

Cameron pensó que su vida había terminado cuando su período mostró un retraso de casi una semana y media, y con justa razón, no tenía idea de quién podría ser el padre de su no existente primogénito, además de que no contaba con la estabilidad financiera (y mental) para cuidar de otro ser vivo que no fuera su pez Tim.

 

Pero gracias a las 4 pruebas de embarazo que salieron negativos, justo ahora disfrutaríamos no tendría qué organizar un Babyshower.

 

 

-Es una lástima, ya había ordenado varios overoles para bebé en Amazon.

 

 

Detuvo su andar cuando llegamos a los casilleros propinándome un pequeño golpe en la cabeza.— ¡Oye! Era una broma, mamá pájaro.— sobe el lugar que recibió el golpe sacando los libros del casillero para la última clase.

 

 

—No es divertido, esas 14hrs. Fueron las peores y más largas que eh pasado en mi corta vida.

 

 

—Sí claro, pero no dijiste eso con los tres minutotes de placer que te dieron en los baños de la fiesta.— cerré la puerta del casillero colgando la mochila en mi hombro, me volví hacia Cameron notando que mi comentario había sido captado por más de un estudiante qué pasó a nuestro lado, sonriendo con burla hacia nosotras.

 

 

—¿Por qué no lo publicas en el New York Times? Parece que no todos se han enterado.

 

 

—Volviendo al tema principal, Cam ¿Sabes cuál es tu problema?

 

—¿Mi existencia?

 

Le puse mala cara.

 

—Si tanto te estresa, ve a administración pide un cambio y entras conmigo.

 

Hizo cara de asco al mencionar aquello mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

 

—No quiero ofenderte Nena pero, estudiar gastronomía es lo más aburrido— llevo un dedo a su boca simulando tener una arcada y negar con su cabeza.

 

—Me ofendo y más si viene de alguien que quema el agua para café.

 

Caminamos juntas hacia el edificio donde tomaríamos la única clase que teníamos juntas, que más bien era un curso extra de arte.

 

—Ahí están mis chicas favoritas.— murmuro alguien detrás de nosotras pasando cada uno de sus brazos por nuestros cuellos acercándonos a él.

 

 

Kaihle Sexton; deportista nato, un chico bastante dulce y divertido, un rompecorazones desde los seis años, hijo del medio ó como Cameron prefería llamarlo "el jamón del sándwich". Si no fuera por que es mi mejor amigo hubiera intentado ligar con él ó como mi educada madre suele decir "aventarle el calzón".

 

 

—Oh no, ¿ahora dejan entrar a cualquier adefesio?

 

—Pensé lo mismo en cuanto te vi llegar.

 

—Disfrutas estar conmigo.

 

—Preferiría escuchar a mi tía abuela hablando con sus plantas.

 

—¿Eso no es muy aburrido?

 

—Es mejor que estar contigo.— sonrió mirándola hostil quitando el brazo de nuestros cuellos  y entró al edifico dirigiéndose al salón de clase.

 

Cameron soltó una pequeña risa caminando detrás de Kaih sentándose a un costado de él.

 

—Créanme cuando les digo que ustedes terminaran juntos.

 

 

Ambos voltearon a verse con una expresión de espanto en sus rostros y después hacia mí como si otra cabeza estuviera en mis hombros.

 

 

—Sabes que tu imaginación y creatividad es lo que más amo de ti, pero esto — señaló Kaih de Cameron a él con su dedo índice un par de veces—no pasará, ni aunque con eso se salve el multiverso.

 

 

—Ademas de exasperante, eres todo un ñoño.

 

—Me gusta más el término "entusiasta por el mundo de fantasía y acción".

 

—Si, como sea, sigue siendo lo mismo.

 

Mientras Kaih intentaba explicarle a Cameron sobre la historia detrás del MCU, lo cual parecía no tener del todo la atención de ella, la pantalla del movió se encendió mostrando el recordatorio sobre el medicamento que debía tomar.

 

—Te digo que en cuanto leas el primer cómic  lo que digo tomara sentido y serás una gran fan de los superhéroes.

 

—Si tengo que leer más de seis cómics para entender tu ñoñoverso, pasó. Prefiero ver las películas.

 

Reí al ver como Kaih sacaba su móvil y buscaba algo en él para mostrárselo a Cameron.

 

—Olvídalo Kaih, ella jamás será parte de nuestro mundo.

 

Coloque la pastilla que más bien parecía un supositorio en mi boca, di un trago de la botella de agua que traía en manos y trague el medicamento.

 

—Aún no entiendo cómo termine siendo amiga de unos amantes del ñoñoverso.

 

—Es por qué hacemos de tu vida un lugar mejor— camine hacia ellos tomando el lugar detrás de Kaih.




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