Música a todo volumen
Luces de colores cegadoras que iban y venían como un arcoíris
El horrible olor a alcohol y cigarrillos
Era de aquellas noches sin freno que se repetían cada fin de semana y eran bienvenidos con la ansia de pasar un buen rato sin ocuparse de algún asunto urgente que requiriera sus atenciones, porque así como podía ser un mundo mágico con criaturas extrañas, dioses hermosos y de gran poder, el Olimpo tenía la capacidad de organizar las mejores fiestas en el más grande club que ningún humano en su corta vida de mortales habían podido ver o soñar.
El club Titanomaquia siempre estaba dispuesto a darle la bienbenida a grandes multitudes, esa noche estaba lleno de dioses, semidioses y pare de contar, el lugar era inmenso, tenía una amplia barra, la zona VIP y la pista de baile más inmensa posible, era un paraíso perfecto para disfrutar, era tan prestigiosos que el mismo Zeus en persona asistía cada sábado sin falta alguna, aunque mayormente se encontraba sin la compañía de su esposa como era de esperarse, porque el club Titanomaquia se podía utilizar hasta para encontrar una que otra distracción.
Desde mayores a menos que iban y venían de un lado a otro, aquellos enormes ojos azules brillantes, piel blanca pero bronceada ligeramente y cabellos desordenados que traían un color único como hilos dorados resaltaban tanto como la personalidad traviesa de su portador, con esa sonrisa divertida y arrogante, no era sorprendente que el hijo del dios de la guerra y la diosa más hermosa, la mismísima diosa del amor, estuviera presente aquella noche, resaltaba con su singular belleza que hacía que todos lo siguieran con la mirada , parecía tan frágil e inocente al lado de cualquiera que se le acercara, pero Cupido era todo menos frágil, porque su personalidad rebelde y cómica no se comparaba a esa parte astuta que le permitía salirse siempre con la suya, cuando, como y donde quería.
Todos merecemos amor ¿no?, esa era su tarea, repartir, dar y hacer que recibieran, pero no había satisfacción en aquella labor que le habían impuesto, porque después de todo hasta los dioses necesitan algo que ven con miedo, algo que los ha herido muchas veces, algo que se ve insignificante para algunos, algo tan simple, doloroso y fascinante como el amor.