Un Tequila Para Mi CorazÓn (ya en físico)

PROLOGO

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Alguna vez has sentido como se te corta el aire, quizás cuando le tienen miedo a las alturas, o cuando vez a una araña bajo de tu cama sientes esa extraña sensación, bueno… quizás no sea una buena forma de explicarme con claridad.

Suele pasar, que cuando te sientes nervioso, por causa de alguien o de algo, el corazón te empieza a galopear como un caballo desbocado, en este caso, el aire se te corta y las pupilas se te dilatan, ¿extraño no?, pero el causante de tanto nerviosismo repentinos, sonrisitas nerviosas, corazones acelerados, y poco aire en tus pulmones, tiene nombre, y se llama “Amor”.

Es la primera vez que escribo algo así, donde le cuento al mundo como se siente estar enamorada, donde relato una triste historia de amor, esa a las que no tienen finales felices, a las que todas lloran a mares y se sienten identificadas con cada fragmento del libro.

Pero no va al caso ¡no!, me encuentro aquí, mirando las estrellas como una amante a la noche, al aire frio y el cielo oscuro iluminado por bellos farolillos brillantes, esos que se encuentran a metros y metros de distancia. Cautivada, envuelta en la más tétrica melancolía.

Recordando, llorando, incluso escuchando la música más triste que un ser humano pudo componer. Siendo una amante al romance, a la naturaleza, y por supuesto a las pequeñas cosas que nos otorga  la vida, amaba aquellas pequeñeces que la gente común miraba como algo poco valioso para el ojo avaricioso. No solía disfrutar de la compañía, ni mucho menos era de las chicas que siempre están rodeadas de amigas y hombres guapos.

La diferencia de mí a muchas jóvenes, era lo difícil que me fue compaginar con personas comunes, ya que no soy común. Y aunque no lo crean, eso es bueno, de una o de otra manera no tenía dolores de cabeza, tan solo me preocupaba por mí y solo por mí.

Como escritora, lectora, amante a la fantasía, prefería estar dentro de un libro y devorarlo como las donas de chocolate y chispitas de colores, pero algo o alguien rompió esa burbuja donde me mantenía encerrada y alejada de todos. Me había dejado llevar por algo a lo cual no estaba completamente acostumbrada, no estaba dispuesta a dejar que invadiera mí espacio, ni mucho menos mi mundo poco normal.

Pocos me conocen, prefiero mantenerme en anonimato, ya que no quiero que la persona cuya sonrisa me roba la respiración se entere de quien ha estado admirándolo por años.

Ante que todos, siempre he sido consciente de que nada de esto funcionaria, incluso siempre supe que la persona que por casualidad paso frente a mí y robo mi corazón sin permiso alguno era un hombre que jamás, de los jamases se enamoraría de una chiquilla con poca vida social.

A pesar de tiempo, de la vida, tengo más que claro que vivimos en un mundo egoísta y casi siempre triunfaban los egoístas. Desde niña nací con pequeños inconvenientes, pero con arreglos y médicos cirujanos todo eso fue arreglado con un chasquido de dedos y por supuesto lo que no puede faltar dinero.

Mis padres no tenían mucho, pero hicieron todo lo posible para ayudarme y darme la vida más tranquila y normal que un niño puede tener.

Los años transcurrieron y mi corazón consiguió paz en los libros, cansada de tanto luchar en un mundo lleno de prejuicios, decidí dejarme llevar por lo bonito que te hace sentir leer.

Pero entre tango comer letras y llenarme de su sabiduría, me encontré con algo bastante desconcertante.

¿Quieres sabes que fue?

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