Al día siguiente me despierto temprano, preparo el desayuno para todos, mientras me arreglo siento que alguien pasa al comedor, me maquillo rápido ya que se me hace tarde, pero alguien me detiene antes de salir del departamento.
- ¿Ya te vas? – me pregunto Scott
- Sí, tengo que arreglar unas cosas en el bufete
- Porque no te quedas con nosotros, mira es temprano.
- No puedo tengo que tener unos contratos listos.
- A entiendo y ¿Con quién almorzaras?
- Creo que sola-
- Si quiere podemos ir a buscarte
- Si sería bueno, dije dándole un beso y saliendo del departamento- si fuera por mí me quedaría todo el día al lado de él con mis labios pegados a los de él, pero no el deber llama.
Apenas llego a mi oficina me encuentro a Sara, como siempre me esta informando de todas mis actividades del día de hoy, me siento en mi silla mientras prendo el computador, encuentro un correo del papá de Scott el cual dice que quiere que sea yo quien lleve el manejo de su Agencia, puedo hacer eso solo que lo mejor será no mezclar lo laboral con lo familiar.
La mañana se me pasa rápido entre papeleos, revisar correos y atender a mis clientes. Miro el reloj y ya son las 11:00 no demora en llegar Scott con las niñas, estoy por empezar a recoger todo cuando escucho el teléfono de la oficina sonar.
- Dime Sara-
- Señora Sofía, el señor Alfred la necesita- apenas escucho eso me da fastidio, el de ese tipo de hombres fastidiosos intensos del cual sabes que lo mejor que puedes hacer alejarte de él.
- Sara, dile que pase-
- Si señora- escucho como alguien abre la puerta y entra con una sonrisa coqueto, este hombre me va a sacar rápido de mis casillas. - Hola señorita hermosa, ¿Cómo está la mujer más preciosa del mundo?
- Buenos días señor Alfred, ¿En qué le puedo colaborar? – le respondo cortante como siempre. - Vine por una cita me la debes- como dije anteriormente este señor nunca se cansa.
- Señor ya le dije que no mezclo lo laboral con lo sentimental-
- No seas aburrida Sofía, vamos no te pasara nada-
- Ya le dije que no, muchas gracias por su ofrecimiento, pero no, en estos momentos tengo una cita- exactamente le dije eso, no se si acaba con el contrato que hizo con mi bufete, pero en todo caso yo soy la que gano por las clausulas
- Mira por favor dame una oportunidad sé que seré un buen padre para tu niña que es una hermosura.
- Señor Alfre….- Estaba por contestarle a Alfred cuando sentí que me tiro hacia él, no sé qué le pasa, pero presiento que para donde va esto, veo como acerca sus labios a los míos pero lo trato de quitar, me sujeta fuerte de la cadera, no puedo zafarme, cuando siento que alguien me tira alejándome de él, giro mi cara hacia esta persona y me encuentro con unos ojos oscuros de la ira, esta que acaba al señor Alfred cuando siento sus labios sobre los míos como siempre se me olvida donde estamos y yo le correspondo a este beso, esos labios son mi adicción, cuando nos separamos me sonrojo porque ya fue por necesidad de oxígeno que por el público que tenemos en este momento.
- Buenos días señora, me presento soy Scott el marido de Sofía- el señor Alfred no supo donde quedo, pero si vi como hacia puños las manos.
- Lo siento no sabia que la señorita tenía marido-
- Sí así es- dije Scott con una sonrisa diciendo ella es mía, veo como el señor Alfred se despide y se retira de mi oficina, mientras sigo pegada a Scott, lo miro y este me vuelve a besar, pero se separa de mí al sentir en bulto entre sus piernas.
- Cariño si sigues así no podré detenerme y te quitare todo aquí mismo- dijo Scott cerca de mi oído, de solo escucharlo me puse roja.
- No me estas ayudando- dijo sonriendo
- ¿Las niñas?
- Están con tu secretaria, vamos a almorzar- dijo este tomándome de la mano, me sonrojo ante ese acto y escucho como se ríe
- Enserio mi amor si no paras de ponerte roja no voy a almorzar precisamente la comida corriente sino lo que me sirves en este momento- no puedo evitarlo y me sonrojo más parezco una jovencita con él, a lo que tomo aire y hago como si no pasara nada, aunque es imposible no puedo ni pronunciar una letra.
Salimos de mi oficina y nos encontramos a las niñas las cuales ya venían a buscarnos, mi niña me abraza, pero le pide a Scott que la alce, si ya apego a él, ellos dos ya tiene química, me gusta ver a mi hija feliz. Salome esta grande, aunque sé que está molesta conmigo, pero tratare de recuperarla.
Encontramos un restaurante de comida china, entramos buscando una mesa, esta algo lleno, pero como somos gente reconocida nos dieron una mesa V.I.P, nos guían a un segundo piso donde prácticamente esta solo, me siento al lado de Salome ya que quería sentarme cerca de ella y además ahora mi hija se olvido que tiene mamá, que cruel no.
- ¿Cómo te ha ido Salome? - le pregunto tratando de conversar, pero es algo imposible ya que solo me mira me dice bien y sigue mirando el menú, esto será muy complicado, alzo mi cara y veo a Scott quien me da una mirada de apoyo, no sé qué haría sin él.
- Pues te cuento que Salome quiere entrar al equipo de porristas, aunque será complicado si no conseguimos una entrenadora- dijo Scott tratando de que su hija hablara, pero no, no dice nada.
- Yo te puedo ayudar, en el colegio era porrista- dije mirando mi menú
- Enserio- dijo Salome muy feliz.
- Claro que sí, eso sí estaré algo oxidada
- No importa, gracias- dijo ella abrazándome me siento bien y también le correspondo al abrazo, pero como siempre alguien interrumpe y es un mesero bueno un muchacho. Mientras anota lo que vamos a pedir no deja de mirar a Salome, me parece muy tierno ya que ella no sabe que hacer y se sonroja, pero escuchamos como Scott carraspea y llama la atención de los tres, lo miramos y esta algo incomodo ya que María está jugando con el cabello de él, nosotras nos reímos, el pobre joven no se puede reír ya que tiene la mirada de Scott encima.