Rachel Williams
No sé en que momento comenzó todo pero las cosas se descontrolaron con ese disparos, gracias al cielo estaba con Mason, quien reaccionó rápido y me tomó de la mano para buscar un lugar seguro. Estamos encerrados en una especie de cuarto de limpieza mientras esperamos que todo se calme para poder salir, abrazo a Mason aun más fuerte cuando escucho el segundo disparo.
Los gritos de las personas me tienen desencajada y me es imposible no sentirme mal por todas las personas que han intentado abrir la puerta pero no han podido porque Mason la cerró por dentro. Tengo las mejillas mojadas y siento mis ojos arden por tanto llorar, me pregunto donde estarán Verónica y Abby, me es imposible no preocuparme por ellas y sentir culpa por no haberlas ayudado, pero todo sucedió tan rápido de no me dio tiempo de buscarlas.
Cuando el tercer disparo se escucha pego un brinco entre los brazos de Mason, comienzo a llorar con más fuerza y siento una presión horrible en el pecho, tengo la sensación de que algo malo pasó.
— Tranquila, no pasa nada.—acaricia mi cabello en un intento por tranquilizarme, pero los gritos de afuera no me lo permiten.
No puedo dejar de pensar qué estará pasando detrás de esa puerta y si mis amigas están bien. Después de un rato se dejan de escuchar gritos, me separo de Mason para mirarlo, niega con la cabeza y lleva su dedo índice a sus labios para decirme que haga silencio, señala detrás de mí y se ve la silueta de alguien por las rejillas de la puerta, un trozo de papel pasa por las rejillas y esa persona se va. Después de unos segundo me estiro para tomar el papel; lo abro y mis ojos se llenan de lágrimas.
Te dije que esto iba a pasar
Le tiendo el papel y Mason lo lee, me mira con el ceño fruncido, inmediatamente el recuerdo de lo que pasó esta mañana vuelve a mi mente...
Siento un líquido que comienza a bajar e inmediatamente se lo que significa, mi periodo.
—Disculpe profesor Evans—levanto el brazo para que me deje hablar.
Levanta la vista del libro que esta leyendo— Digame señorita Williams.
—¿Puedo ir al baño?
—Esta bien, tiene cinco minutos.
Inmediatamente salgo del aula, ya una vez en el pasillo corro hasta el baño, me coloco un tapón y salgo del cubiculo, me lavo las manos y me retoco un poco el maquillaje antes de salir del baño. Me dabato por un momento si voy a mi casillero a buscar los libros de la siguiente clase de una vez o no , al final decido ir . Cuando cruzo en el pasillo dónde está mi casillero comienza a sonar un movil, me quedo de pie frente al pasillo y esta desolado, volteo a ver detras de mi y no hay ni un alma pero el timbre del movil sigue retumbando por todo el lugar —me mata la curiosidad— así que comienzo a caminar por el pasillo, buscando de donde proviene el sonido, me detengo confundida justo al frente de mi casillero.
Miro a ambos lados y no hay nadie, miro el casillero y me pregunto qué clase de broma es esta, yo no tengo mi telefono ahí y muchos menos tiene ese timbre de llamada, pongo la combinación y abro el casillero con cautela , me encuentro con un movil prepago sonando sin parar, lo tomo y levanto la tapa.
Número privado se lee en la pantalla, y aunque no debería contesto la llamada.
—¿Hola?.—digo en modo de pregunta.
—Rachel Williams—la voz del otro lado hace que un escalofrio me recorra toda la espalda.—Este es el comienzo, te recomiendo cuidar a tus amigas— una extraña sensación recorre mi cuerpo y comienzo a ponerme nerviosa.
—¿Quién carajo eres?—pregunto molesta.
—El responsable de todo lo que va a pasar—dice y sin más, cuelga.
Tardo unos segundos en reaccionar, muchas cosas pasan por mi cabeza pero la extraña sensación de estar siento vigilada dispersa todo los pensamientos rápidamente, me doy la vuelta y el móvil vuelve a sonar esta vez con un mensaje, lo abro y en la pantalla se lee Corre. De pronto la alarma de incendio comienza a sonar y todos los alumnos salen rápidamente de las aulas, cierro torpemente mi casillero y comienzo a correr como el resto a la salida del instituto, me encuentro con Abby en el pasillo cuando me toma del brazo para salir del instituto el móvil prepago se me cae, levanto la mirada y me encuentro con Ethan Collins, sus ojos viajan al móvil y después se posan en mí , Abby me jala con fuerza del brazo y salimos corriendo...
El sonido de muchos disparos hacen que se salga abruptamente de mis pensamientos, me aferro con fuerza a Mason mientras que se escuchan cuatro, cinco y seis disparos más; cierro los ojos ,siento como estoy temblando y soy incapaz de pensar con claridad, solo quiero que esto acabe.
Los momentos más felices de mi vida comienzan a invadir mi mente, se reproducen uno tras otro como si fueran una película, la navidad pasada, esa noche de chicas en casa de Verónica, las barbacoas todos los domingos por la tarde con mis padres, ese día en la playa con Mason- no estoy lista para que todo se acabe y mucho menos así.
—Me quiero ir a casa—digo entre sollozos. Mason toma mi cara entres sus manos y con su lugar limpia las lágrimas que están rodando por mis mejillas.
—Vamos a ir a casa—susurra—Todo va a estar bien, estoy aquí contigo.
—Sí.—digo con voz débil, me acerca a el y besa mi frente antes de volver a acunarme entre sus brazos.
Después de un rato de caos, gritos, llantos y fuertes disparos se comienzan a escuchar sirenas de policías, abro los ojos y siento como una sensación de alivio invade mi cuerpo. Esperamos un rato antes de salir, abrimos la puerta y mis ojos viajan por todo el lugar, muchas personas están en el suelo mientras son atendidas por los paramedicos, el lugar esta lleno de policías y muchas personas todavía están conmocionadas, algunas lloran y otras se dedican a fumar para drenar todas las emociones. Comienzo a caminar entre las personas y los cuerpos sin vida de algunos estudiantes que están cubiertos por una manta negra, diviso una melena negra que conozco a la perfección, cuando me acerco a Verónica ella esta tirada en el piso, pongo mi mano sobre su hombro para llamar su atención, cuando se da vuelta noto que gruesas lágrimas ruedan por sus mejillas y sus ojos están irritados de tanto llorar .