Venganza de bachillerato

Capítulo 8 ~ 2 de septiembre.

Envuelta entre tareas, proyectos y actividades... la semana transcurre con normalidad. El tiempo vuela con tanta actividad y cada día que paso aquí, me afianzo un poco.

La pijamada se canceló y se recorrió para el viernes de esta semana, me emociona pasar esa noche con las chicas.

El incidente en el parque realmente me dejó algo confundida y desorientada, empiezo a creer que sí, esto es más peligroso de lo que imaginé.

Estos días no hubieron más que charlas alguno que otro chisme del cual me enteré, pues la mayoría estábamos ocupados en tareas y actividades de la escuela, empezó fuerte este año.

Hoy es lunes, día de ir de excursión al Museo. Ya saben... ese recorrido al que a la mayoría le gusta, más por no pasar el día en la institución, que por ir a explorar y ver. A mi me da igual, me alegra de ir al museo.

El sol está saliendo y aún se siente lo fresco de la mañana. Estoy esperando a las chicas, para así tomar el autobús.

—Andrea...—se acerca Alejandra y me saluda besando mi mejilla.

Sonrió y besó su mejilla. —Hola, linda—respondo.

Las demás chicas aparecen, detrás de ellas está Edén, a quien busco entre las personas que van llegando. Sonrió al verle y levantó mi mano para saludarle, pues veo que está con sus amigos. Él me devuelve el saludo.

La mayoría estamos reunidos en el patio central, esperando a por los autobuses y que los demás alumnos terminen de llegar.

Thalía ríe mientras se lleva sus manos a su cintura. —Yo pensando que me saludabas a mí... y resulta que saludas a alguien más—hace un puchero.

Danna sonríe. —Calma, exagerada...—le dice mientras se reúne con nosotras.

Yo sonrío. —Saludaba a Edén, tranquila. Ayer me ayudó a estudiar y pues solo le saludé y ya...—me acerco y beso su mejilla.

Ella levanta sus cejas y me con un poco de indiferencia. —Te perdono—contesta.

—Tengo mucho frío y aparte sueño... no sé quién fue el genio que se le ocurrió citarnos a tan temprana hora—comenta Danna.

Alejandra asiente. —Ya sé...—exclama sin ganas. —Debieron hacerlo más tarde, pero meh...—se recarga sobre mi hombro.

Charlamos por 20 minutos, principalmente sobre que quisiéramos estar en cama o durmiendo. Pues está fresco y el sol aún no calienta tanto, aunque sé que más tarde nos estaremos quejando por el calor que hará... cosas de la vida.

Después de un lapso de tiempo nos organizamos para subir a nuestros transportes. Nos llevan por salón, ya dentro de los autobuses se juntan los grupos de siempre.

El recorrido comienza y avanzamos hacia nuestro destino. Son bastantes camiones los que ocupamos todos los alumnos, pero lo único que quiero en estos momentos es dormir, creo que esas son las consecuencias de dormirme a hasta altas horas de la noche.

—Supongo que veremos lo de siempre, huesos de dinosaurios, algunas pantallas con datos relevantes sobre algún tema, aviones de la nasa y de soldados ... arte de hace décadas y actual...—exclama Danna.

Thalía nos reúne a las 4. Pues ella y Alejandra están en el asiento trasero. —Chicas, y si cuando estemos allí, nos salimos a dar la vuelta por ahí—encoge sus hombros y dice casi murmurando.

Volteó a ver a Danna y Alejandra.

Ale de inmediato niega con la cabeza. —No podemos hacer eso, estaremos en serios problemas si lo hacemos—comenta.

Thalía rueda sus ojos. —Vamos... será divertido—agrega intentando convencernos.

Danna niega y yo me limito a opinar. Pues no quiero llamar la atención.

Mientras llegamos al museo, observo por la ventana el trayecto, también navego por mis redes sociales para estar al tanto de las tendencias... y noticias sobre artistas que sigo.

Al llegar, nos piden descender de forma ordenada, lo cual la mayoría hace... aunque no todos, algunos grupos se juntan y hace que se vuelva difícil caminar. Me atrevo a decir que sí, varios llevaron a cabo la idea de Thalía.

—Bien, chicas... quedémonos juntas para no perdernos en este más de personas—Alejandra me toma de la mano y caminamos junto a Danna y Thalía.

Thalía sonríe y voltea. —Ya saben que si no encuentro a una de ustedes, tiraré golpe a quien se me ponga frente a mí, hasta encontrar a una de ustedes, muñecas—exclama mientras caminamos.

Ingresamos al museo, es un lugar moderno y agradable. Aunque no se que tanto se pueda disfrutar, pues con esta aglomeración de alumnos es un infierno caminar.

Danna bromea al ver unos esqueletos de lo que parece ser un gran dinosaurio. —Pensar que así nos veremos en unas siglos...—exclama mientras toma una fotografía.

Thalía ríe. —Sabrán que son los huesos de una perra rabiosa—suelta la carcajada y después Danna le empuja.

Alejandra y yo caminamos hacia una de las pantallas que muestra información sobre el museo, habla de una sección de aeronáutica, lo cual llama mi atención. Pero también me percato que hay venta de comida... volteó con ella. —Compremos algo...—le digo.

Thalía y Danna caminan junto a nosotras y nos acercamos a la fila para hacer compras. Yo quiero un chocolate y galletas oreo amarillas.

—Genial... no me quiero imaginar lo costoso que debe ser comprar una simple agua aquí—comenta mientras estamos en la fila.

Danna asiente entre risas.

Alejandra saca su cartera. —Desde aquí veo los precios y son un poco elevados... aunque no tanto...—agudiza y entrecierra un poco sus ojos. —Realmente la fila para comprar es muy larga...

Thalía observa otros lados. —Vayamos a una máquina expendedora, será más rápido... de lo contrario la mitad del trayecto lo pasaremos aquí en la fila—dice. Pero Alejandra y yo nos negamos.

Danna voltea a ver nuestro alrededor. —No se quien fue el genio que se lo ocurrió traer a toda la la escuela en este día, casi puedo sentir que me roban el oxígeno—declara un poco enfadada.



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En el texto hay: adolescentes, amor adolecente, suspenso amor

Editado: 05.11.2024

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