Capítulo 10 ~ Visitando la casa del enemigo.

—¿Y cómo te fue en tu regreso a... este trabajo?—hago referencia al nuevo empleo, un poco secreto de mi madre.

Sonríe. —Me recuerda a los viejos tiempos, pero trato de no estar tan dentro. Intenté averiguar sobre Emma, pero casi no hay registros. Inteligencia sabe que ha venido... pero no hay mucha información, pues está oculta. Intenté acceder por completo al servidor, pero no lo logré , y lo poco que encontré de información fue casi nada. Ella oculta muy bien su información... y en la agencia nadie está centrada en ella... se la "perdonaron"—comenta mientras estamos en sentadas en la sala.

Le escucho y cruzó mi pierna mientras miro al horizonte. —Asistiré a la pijamada, será algo arriesgado... pero intentaré acceder de algún modo a la información privada. Ella debe tener algo en su casa, algún rastro de algo. Tendré que esperar que se vayan a dormir y así poder caminar por la casa... solo que no sé qué busco exactamente—encojo los hombros.

Mi madre me observa. —Si te descubren se les hará raro, demasiado raro... pues que andes caminando por la casa a altas horas de la noche, será extraño—me pregunta al mismo tiempo que toma su maletín.

Le veo por algunos segundos. —Diré que me perdí buscando el baño, y que camine por la casa porque me encanta la decoración...—respondo.

Mi madre ríe. —En esta hoja se detalla una bebida, bueno. Un complemento. Podrás hacer que beban de alguna bebida que tú lleves, excúsate que les quieres invitar, haces que todos beban... y cuando duerman no las levantará ni el sonido de un camión—me muestra cómo se prepara y los ingredientes. Aunque casi no entiendo nada, supongo que son cosas a las que ella tiene acceso.

Dudo demasiado sobre su propuesta. —No lo sé, mamá—me muestro dudosa.

Suspira y se acerca un poco a mí con una mueca de seriedad. —Andrea, hacemos lo que sea para conseguir la captura de Emma. Lo que sea—acentúa. —¿Te estás deteniendo por ellos?... los pones por encima de todas las cosas por las cuales estamos aquí. Ellos solo son tus amigos temporales, y si te preocupa hacerles daño, eso no pasará—afirma mientras me ve a los ojos.

Cierro los ojos. —Está bien... consíguelo y le pondré a una bebida que les invitaré... les haré beber y... cuando estén durmiendo husmearé en la casa. Emma debe tener alguna habitación, pero no creo que sin contraseñas—comentó un poco arrepentida por la decisión que estoy tomando. Temo que algo salga mal.

Ella me ve con una sonrisa. —Sí. Pero quienes trabajamos allí, tenemos papeles físicos, algo podrás conseguir, o toma fotografías a lo que creas relevante... algo nos debe servir—explica mientras revisa algo en su smartphone.

Cierro mis ojos y acomodo mi cabello detrás de mis orejas. —A ver qué tal sale... quizás no obtengamos nada, pero tengo esperanzas de encontrar algo—veo al horizonte una fotografía que mamá colocó en porta retrato. Estamos ella, papá y yo. Fue el día de la playa. Se mira bien la fotografía.

Me desconecto por un lapso de tiempo de la realidad. Pareciera que todo a mí al rededor se congela mientras pienso en la pijamada y en lo que espero encontrar, algo me molesta... y es el hecho de hacer que las chicas beban mi analgésico... no quiero, pero no hará daño, así que eso me consuela. Solo que no me siento bien traicionar nuestra amistad de ese modo... por otro lado la fotografía me transmite una calidez de familia, aunque sé que el núcleo está construido para un único propósito, pero se sienta real, quizás porque todos ponemos de nuestra parte, realmente es lo que queremos quizás... en especial mi papá.

Por mi mente divaga una loca idea, donde de pronto... dejo atrás todo, y vivo esta vida... sin que nada cambie y con una nueva personalidad... sería extraño, pero una experiencia que quizás en el fondo quiero... solo que mis deseos de venganza nublan ese futuro... solo quiero encontrar a quien traicionó a mi madre, y darle su merecido.

—Andrea...—me habla mi madre con una voz armoniosa.

Le observo y está sonriendo mientras me observa. —¿En qué pensabas?—me interroga.

Volteó a ver el portraretato. —Veía la fotografía. Me gusta... refleja algo lindo—comentó mientras aún le observo.

Mamá sonríe. —Faltan por agregar algunas, sin mencionar las que estamos por tomar de próximas salidas...—añade con emoción.

La puerta principal se abre. Es mi padre. Aparece muy sonriente. —Hola, chicas—saluda. —Me alegra ya verte con normalidad, sabía que te mejorarías pronto—me dice mientras se sienta en un sofá que está frente a nosotras.

—Gracias—sonrió mientras le veo.

Mamá no dice nada. Solo le observa alegre de que haya llegado. Él se extraña un poco. —¿Interrumpo alguna plática de chicas?—pregunta.

Mamá voltea a verme y ríe. Voltea con él nuevamente. —Nada de eso. Nos alegra que llegaras. Andrea irá a una pijamada a casa de los Vega. Le ayudaré un poco en que pueda husmear en la casa... para que encuentre algo que nos ayude a capturar a Emma en el momento que venga, ella no sabe que la estado esperando—declara mientras ve a mi padre.

Él escucha atento. —Tu primera misión, por así decirlo. Sentirás adrenalina... pero todo saldrá bien, nena—exclama mi padre mientras me ve con serenidad.

—Disfrutaré la pijamada. Pero en cuanto duerman, saldré de la habitación e iré al baño, buscaré alguna habitación que pueda ser la de ella. Ya que lo haga, husmearé y veré que puedo encontrar, no quiero durar mucho... que sea el menor tiempo posible y vuelvo a la habitación—explicó mientras ve a ambos. —Sí las cosas salen mal, pues no tendré muchas salidas. No sé sí les diría la verdad... en una situación así, acorralada, actuaría por instinto—agregó mientras expreso temor.

Papá sonríe. —Nada saldrá mal. Solo confía en tus instintos, si durante un periodo de tiempo no obtienes nada importante, te vas y no sucedió nada—expresa con tranquilidad.