Voices

Capítulo 4 |Interactuando contigo|

—Así que golpeaste a un chico solo porque toco tu rostro, además resultó ser el presidente del consejo estudiantil —Ben repetía con delicadeza cada palabra.

— Ya te dije que si —rechista Aisha molesta.

Ben la observa dos veces sin descuidar el volante y comienza a reír a carcajadas. Le parecía gracioso que con algo tan insignificante Aisha procediera a la agresión física.

—Dejarías de reír por unos segundos —ordena subiendo sus piernas al asiento. Era tan delgada que su pequeño cuerpo cabía completamente en el asiento.

—Me parece tan graciosa tu manera de actuar, no debí enseñarte artes marciales —seca de su rostro pequeñas lágrimas causadas por la risa.

—Ahora mide las consecuencias de mis actos.

—Por supuesto que no, tienes 19 años, dialogas por tus propias acciones.

—Ahhg —se queja colocando sus audífonos y reproduciendo aleatoriamente su música. Quería relajarse unos minutos antes de que su padre la explotara con sus regaños.

En cambio, Ezra no la estaba pasando muy bien en su habitación, aquellas voces lo estaban atormentando.

—Ezra

— ¡Ayúdame!

— ¡Déjenlo dormir!

— ¿Acaso ya me olvidaste? No divertíamos mucho cuando éramos niños.

—No creerás que podrás deshacerte de nosotros.

Ante aquellas palabras llenas de odio, Ezra despertó asustado. Nadie estaba en la habitación, eso estaba regresando. Su cuerpo había reaccionado expulsando cantidades extremas de sudor. 

El cambio repentino de emociones le había ocasionado cansancio, además de las cargas de trabajo del instituto. Al encender su celular para checar la hora, vio con dulzura aquella única fotografía que había conseguido de Aisha.

«Me he convertido en un acosador» pensó al apagar el celular.

— ¡Cariño, baja a cenar! —Exclama su madre.

— ¡Enseguida bajo! —respondió calmando sus nervios.

Al bajar de su habitación, vio como su madre acomodaba la mesa, apresuró el paso y la ayudo para servir la cena más rápido.

— ¿Qué tal la escuela hijo?—Pregunta el señor Foster introduciendo un trozo de res a su boca.

—Muy productivo padre, un excelente día para darles una grata bienvenida a los nuevos —suspiro hondo recordando el rostro de Aisha.

— ¿Seguro? Parece que hay algo más —insiste su madre tratando de averiguar más—, o alguien más.

—Habla hijo, ¿quién es esa chica que te tiene flechado? —Suelta su padre poniendo más presión.

— Su nombre es Aisha Adams padre —se sonroja al pronunciar su nombre con sus labios—. Tiene 19 años y su padre es miembro de la armada de esta nación.

—Por lo que describes podría ser una mujer muy prestigiada.

—Lo es padre —sin darse cuenta, estaba volviendo a quedarse pasmado por la chica.

—Y bien, ¿cuándo la conquistarás Romeo? —Ríe su padre animándolo. Por otro lado su madre estaba con una cara larga.

—Todo a su tiempo padre, quiero que conozca como soy.

—No me parece correcto —irrumpe su madre.

— ¿Porque piensas eso mujer?

—No quiero que mi hijo sea expuesto hacia la sociedad por su enfermedad.

—Madre estoy bien, cuando sea el momento se lo diré.

— ¡Me niego! —Se pone de pie—. No porque sea una cara bonita, tendrías el derecho de arriesgarte.

— ¡No es una enfermedad de la que deba avergonzarme! —Grita molesto Ezra.

— ¡Mujer escucha a tu hijo!

—No me interesa, no permitiré que una mujer te haga daño exponiéndote y arruinando tu reputación.

— ¡Comprende madre! Ella es diferente, dudo que diga mi secreto. Kilian y Elián no lo hicieron.

—Ellos son muy diferentes, conocemos a sus familias, ¿por qué estás tan seguro que ella no te traicionará? En esta vida habremos muchos doble caras —toma su plato y entra a la cocina dejando a los hombres solos.

La madre de Ezra estaba muy angustiada por su salud, duda de cualquier persona que se le acerca podría empeorar su condición, bien sea traicionándolo diciéndole a todos que es un enfermo mental.

Pese a eso, Ezra no se avergonzaba de ello, pensaba que los estereotipos en los que vivía la sociedad, solo eran un mecanismo de daño y odio para aquellos que necesitaban ayuda.

—Hablaré con ella —comentó su padre tocándole amablemente el hombro.

—Te lo advertimos.

—Solo es una destruidora de familias.

—Si no hubiera nacido de esta manera, tendría una vida normal.

Narra Aisha.

— ¿Qué tal la escuela? —Pregunta mi padre en la mesa.

—Una pérdida de tiempo —contesto moviendo los vegetales en el plato.

—Aisha no dejes nada en el plato, debes comer más carbohidratos, estas muy delgada —Mi padre solo me observa de reojo ante las palabras de Ben.

— ¿Es bueno tu consejero estudiantil? —Repite sin dirigirme la mirada.

—Intenta ser amable como los demás —sigo picando el vegetal.

No soy muy fan del brócoli pero debía comerlo. Mi nutriólogo entregó a mi padre una dieta balanceada por mis problemas de salud. Le hice la promesa de que haría un esfuerzo por subir de peso.

— ¿Le cuentas tu o le cuento yo? —Balbucea Ben mientras aguanta la risa.

—Como quieras, no es algo que me interese.

— ¡Tus modales jovencita! —Exclama molesto mi padre.

—Bueno, tu amada Aisha golpeó al presidente del consejo estudiantil —Ben contuvo más la risa. En cambio, mi padre estaba desperdiciando su bebida.

— ¡Qué hiciste qué! —Sus ojos se saltaron por el enojo.

—Y solo porque le tocó el rostro al descubrir su cabello —continúa Ben.

— ¡AISHA!

— ¡Él no debía tocarme sin permiso! —Me defiendo.

—No me interesa Aisha, mañana te disculpas con el chico, podrías haberte metido en problemas.

— ¡Pero no lo hice! —Exclamo furiosa.

—Aún así, mañana te disculparás con él, Ben estará presente para informarme de la situación.




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