You´re my umbrella

A escondidas.

Ha pasado una semana desde el funeral de Ben y ahora en el patio se alzaba una estatua en su memoria, cada tarde a media tarde Vanya se quedaba de pie frente a el, solo de pie o en ocasiones limpiando la suciedad de esta. En silencio avance hacia ella con intención de acompañarla un momento, estaba por salir cuando fui jalada hacia un pequeño armario donde estaban las cosas de limpiezas, el lugar estaba a oscuras y olía a humedad, pero el perfume de Cinco era incomparable y podría reconocerlo en cualquier momento. Su perfume era ciertamente hipnotizante.

  • ¿Es un secuestro?
  • Claro, lo que quieras. – No me dejo hablar pues sus labios estaban atrapando los míos iniciando un beso que con el paso del tiempo comenzaba a volverse mas apasionado, su lengua se estaba adentrando de forma atrevida en el interior de mi boca, las manos de Cinco jalando sutilmente mi falda con intención de levantarla. – Este lugar es muy incómodo.
  • Oye, no haremos eso, no aún. Somos muy jóvenes para eso.
  • Vamos, no haremos nada que no quieras, solo estamos jugando.
  • ¿Jugando? Esto no es solo un juego.

 

Sin decir mas salí del armario topándome con Diego cuya mirada me hizo sentir nerviosa. Esbozo una sonrisa desviando la mirada hacia el interior del armario, donde por suerte Cinco ya no se encontraba.

  • ¿Qué hacías ahí dentro?
  • ¿Ah? Nada, solo buscaba algo.
  • Tu eres rara.
  • Gracias, ya me lo han dicho, Es un don hermoso serlo. Tarado.

 

Le enseñe el dedo de en medio antes de alejarme hacia el comedor para la comida de medio día. El resto de mis hermanos se encontraba ya en sus lugares, de igual forma Cinco el que me ignoro por completo, si ese es el Cinco que conozco, el que me ignora cada vez que estamos con los demás. MI rostro dejaba ver la decepción por esa actitud tan estúpida que solo hace que quiera golpearle el rostro. Me senté junto a Vanya, donde me correspondía sentarme por el número que me corresponde. La comida paso en total silencio, Klaus de vez en cuando me dirigía miradas de complicidad a las que solo correspondía con gestos de burla.

  • Número 8.
  • ¿Sí?
  • Tu desempeño en tu primera misión fue deplorable. -Aquel comentario hizo que mis mejillas se pusieran de un fuerte color rojo. – No lograste defender a tu hermano que ahora yace bajo tierra.
  • Padre ¿Estás culpando a Julce por la muerte de Ben? -Cuestiono Luther que al igual que todos estaban en Shock.
  • Silencio número Uno, ella debió proteger a su hermano, si no son capaces de cuidarse entre ustedes no sirven para trabajar en equipo. Debiste ayudar a Seis, estabas cerca de el y no hiciste nada. -Me puse de pie molesta dando al mismo tiempo un fuerte golpe sobre la mesa, porque en parte si tenía razón, me quedé congelada sin saber que hacer durante la misión, solo estaba viendo como los demás hacían bien su trabajo. Apoye las manos sobre la mesa haciendo temblar esta gracias a la rabia que comenzaba a apoderarse de mí. – Siéntate y cálmate ahora número Ocho.
  • Me voy a retirar, no me siento bien.

 

Aun escuchando los regaños por parte del Sr. Reginald me apresuré a irme hacia mi habitación, apenas entre cerré la puerta con seguro evitando así que alguien viniera a molestarme. Sentí el pecho apretado, una mezcla de dolor por la muerte de Ben, culpa y enojo por haberme comportado como toda una cobarde. Me senté junto a la ventana viendo a las personas que pasaban con total libertad, en cambio yo estoy aquí encerrada compartiendo espacio con un montón de lunáticos. Escuché el golpe en la puerta y la voz de Vanya. Suspire un poco antes de ponerme de pie y abrir la puerta para dejarla pasar.

  • ¿Estás bien?
  • Si, solo me dolía un poco la cabeza.
  • Lo que dijo nuestro padre.
  • No es mi padre. Mi padre se llamada Josh Evans, este señor no es mi padre.
  • Lo siento, no tienes la culpa, no creo eso.
  • Gracias Vanya, pero eres la única que cree eso. Al ver la cara de todos, me di cuenta que también creen que tuve algo de culpa, incluso Klaus y eso es más decepcionante aún.
  • Ben no pensaría que tengas la culpa.

 

Nos quedamos un buen rato con Vania hablando, no se porque no había hablado con ella antes, es una gran chica y bastante sabía y muy buena consejera. Gire la vista hacia el baño notando un pequeño reflejo de color azul asomarse. Suspire con algo de pesadez ante la llegada de Cinco quien solo asomo la punta de su nariz por la puerta. Vanya se quedó un rato más junto a mí, por mi parte me quede aún sentada en la cama tomando mi libro favorito para volver a leerlo, estas páginas se habían convertido en un escape de la realidad. Ignore por completo a Cinco quien se recostó a mi lado apoyando su cabeza contra mi hombro.

  • ¿Qué quieres?
  • ¿No puedo ver a mi novia? Por cierto ¿Estas bien? Lo que dijo papá.
  • Estoy de maravilla Cinco. Excelente.
  • No te creo.
  • Me da igual.
  • Eres muy linda para estar tan enojada.
  • Y tú eres muy tonto para darte cuenta de las cosas.




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