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CAPÍTULO 49 | Morir o salvar

MAIA

El tiempo pasaba como si estuviese corriendo. No quería sentirme presionada así que había salido de la casa. Me encontraba en el jardín a solas. Zayn, para mi suerte, había despertado y al instante se había ido sin decir nada más. No quería estar junto a él, no después de lo que Heather había dicho en la noche. El cielo anaranjado era lo único que podía ver. No había comido nada, no quería entrar a la cocina y ver a las manzanas ahí, sólo... no podía.

Las cosas se estaban acabando, de verdad lo estaban haciendo, y era tan... extraño. No podía creerme que había sido tan fácil, no quería pensar que lo había sido porque sabía que lo peor estaba por venir.

Estaba de pie, tenía frío pero me daba igual. Observaba a través de la puerta cómo la casa se veía vacía y en silencio, tal y como me sentía. El tiempo pasó y vi a Esther aparecer. Ella no reparó en mí, caminaba apresurada y se dirigía a la cocina. No quise entrar, no si hacerlo significaba ver el reloj y asustarme. Esther no volvió a salir de ahí.

Más tarde apareció Zayn y él sí que reparó en mi presencia, en la mirada que le eché. Arrastrando los pies atravesó la sala de los sillones y alcanzó la puerta. La abrió, salió y se acercó a mí. No quería que lo hiciera. No quería que tomara mi mano como lo estaba haciendo e intentara besarme.

No pude evitarlo. Sólo me alejé.

Él reaccionó frunciendo el ceño.

—Esto...—admití—. Lo siento, Zayn. No...

—No vayas a mentirme—me advirtió, soltando mis manos. Él aguardó un segundo y luego siguió hablando—. Estás nerviosa. Ibas a hacerlo.

Fue mi turno de fruncir el ceño.

—¿Cómo...?

—Juegas con tus dedos—señaló.

No me había dado cuenta.

—No somos el estilo del otro, Zayn—le aseguré, controlando que mis dedos se mantuvieran firmes. Él analizaba mi expresión—. Y... a pesar de que eres malditamente bueno conmigo, sé que estoy mejor sin ti. Esto... mierda, ni siquiera me conoces. Sólo me ves hace siete días, ¿por qué sientes esto? ¿Por qué lo siento yo?

—¿Sabes qué creo?—protestó con ironía—. Aunque no sé por qué de repente actúas de esta forma, yo veo las cosas de otra manera. Creo que somos mejores juntos.

Tomó otra vez mis dedos y los entrelazó con los suyos, volvió a acercarse a mí. No pude alejarlo, había paralizado todo mi cuerpo con su tacto. Sus labios se acercaron a los míos, pero no me besó. Permaneció así, tan lejos y a la vez tan cerca, tentándole a la suerte. No quería voltear, no quería comprobar si Heather estaba ahí, del otro lado de la puerta, observándolo todo. Mierda, no quería.

—No me creo nada de lo que dijiste—corroboró, esbozando una sonrisa—. Pero... ¿por qué?

Negué con la cabeza dándole a entender que no pensaba explicarle nada.

—Aun así no me trago ninguna de tus palabras—dijo, apoyando su frente en la mía—. ¿Crees que vas a morir? ¿Es eso? Porque no pienso permitir que ocurra.

Negué con la cabeza. Estaba poniendo todo mi esfuerzo por mi parte para alejarme pero, maldita sea, no quería hacerlo. ¿Cuándo me había convertido en eso? Yo no era así.

—Detente—le espeté.

Su sonrisa se esfumó.

—Deberías sentirte ridículo—continué—. Te preocupas por mi cuando tu mejor y probablemente único amigo ni siquiera está aquí, cuando actúa como el malo en lugar del bueno.

Sabía que le estaba atacando justo en donde le dolía, y lo confirmé con su reacción. Aun así, no se separó de mí, no me soltó, siguió sosteniéndome, tan cerca de mí que me mareaba de una manera tan estúpida como tierna.

—Hay algo que me sorprende de ti. De nosotros—explicó, ignorando lo que le había dicho—. Ibas con mi hermano, Eric. Lo conoces, al igual que Heather. Pero, aun así, nunca nos habíamos cruzado. Podríamos haberlo hecho antes, ¿sabes? Podríamos habernos conocido y, fuera o dentro de la casa, sé que habría sentido lo mismo.

—No seas estúpido—insistí—. Quiero que te alejes de mí ahora mismo. No siento nada, ¿entiendes? Aléjate y déjame morir de una jodida vez.

En su mirada entendí que él no quería hacerlo pero, al verme, pareció entender que lo decía en serio así que... lo hizo. Entonces me sentí realmente vacía, como si acabase de meter la pata hasta el fondo. Me repetí millones de veces que lo hacía por Heather, para no herir sus sentimientos, y que ella habría hecho lo mismo por mí. Dolió de todas formas, pero consiguió mantenerme en esa postura, incluso cuando Zayn comenzó a alejarse.



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En el texto hay: misterio, amor, terror

Editado: 07.02.2019

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