Katherine-
El estresante sonido de un despertador me levanto de mi sueño.
¿Quién carajos pone una alarma tan temprano? ¡Ni que fuéramos aves para levantarnos a estas horas! Por eso odio los despertadores con todo mi ser, además ¿En qué momento compre uno?.
Siento a alguien removerse del otro lado de la cama. Abro los ojos de golpe encontrando el rostro de Jared muy cerca del mío.
Es la definición de la calma.
¡¿Cómo puede estar tan calmado cuando el maldito sonido no ha cesado?!.
—Jared, apaga lo que sea que sea eso —pido lo más calmado que puedo.
Odio con todo mi ser que me levanten tan temprano, y lo peor de todo ¡Él lo sabe!.
—Yo tampoco sé que es lo que suena —no inmuta. ¿Es una maldita broma?.
—Proviene de tu bolsillo —digo aguantando las ganas de correrlo de mi casa.
Busca el teléfono en su bolsillo y me lo extiende. Es un total inútil.
—Apagalo tú, no quiero abrir los ojos.
—¿Para que pusiste una alarma?.
La habitación queda en silencio ¡Por fin!.
—Quería levantarme temprano para ayudar a tu padre arreglar su auto —lo miro sin entender. ¿Qué?.
—¿Qué dijiste?.
—Tu padre me comentó ayer que tenía una falla con su auto, me ofrecí ayudarlo como agradecimiento por haber dejado que me quedara a dormir.
¿Se golpeó la cabeza con algo durante la noche y no lo noté? ¿Por qué dice semejante estupidez?.
Acaba de confundir este momento con aquella ocasión. La última vez que pasamos una noche juntos.
—Jared, abre los ojos —pido dulcemente.
—Quiero dormir un poco más, si no te molesta —dice inocente.
—Abre los ojos, por favor —pido un poco triste.
Enfoca su mirada en mí.
—¿Por qué querías que te viera? Podrías haber esperado que durmiera un poco más.
¿En serio? ¿No se ha dado cuenta en donde estamos? ¿Es idiota?.
—No me mires a mí, idiota. Mira la habitación.
Hace lo que digo. En su rostro se puede notar la evidente decepción.
—Creo que soñaste con aquella vez en qué te quedaste a dormir en mi casa luego de estudiar toda la noche, a la mañana siguiente ayudaste a reparar el auto de mi padre y eso mejoró su relación —concluyo —Pero eso sucedió cuando teníamos 17 años, hace 7 años.
—Entonces, hoy me casaré con Lindsay pero antes vine a verte porque al hacerlo creí que no tendría ningún arrepentimiento, pero me equivoque —va bajando la voz a medida que habla —Ojalá eso hubiera sido un sueño —me mira.
—Pero no fue así —digo realista —Ya es momento de despertar —mi voz desprende tristeza.
No sabes cuánto quisiera que fuera un sueño, que contaría a la mañana siguiente mientras desayunamos, pero no, esta es la realidad. La triste realidad.
—Iré a lavar mis dientes y luego haré el desayuno. Si quieres puedes bañarte mientras lo hago —cambio de tema.
—Quiero ayudarte hacer el desayuno —se ofrece.
—No es necesario. Lo mejor será que te vayas a bañar y te acomodes, mientras yo adelanto el desayuno y así podrías irte más rápido —me excuso —No quiero hacer esperar a la novia —digo sarcástica.
Por favor no insistas. Necesito pensar en cómo voy a manejar esto, cada minuto que pasa destroza mi corazón.
—Kat yo... —cierro los ojos —Te ayudaré hacer el desayuno así no quieras.
—Esta bien, ya que insistes —digo resignada —Pero antes iré al baño.
Me levanto de la cama rápidamente y me encierro en el baño.
Pego la frente a la puerta. Todo esto es tan difícil.
Cada segundo que pasa el ambiente se pone más pesado, tanto que corro el riesgo de ahogarme. De quedar atrapada en la tristeza que siento.
Por alguna razón siento unas ganas incontrolables de escuchar "The one that got away" de Katy Perry. ¿Por qué soy tan masoquista?.
Abro el grifo y echo agua en mi cara.
Pongo pasta dental en el cepillo y comienzo a lavar mis dientes.
Tengo que estar preparada, tengo que ser fuerte en el momento en que se vaya. Es algo que he sabido durante toda la noche, he tenido mucho tiempo para aceptar esa realidad y no hacer un escándalo cuando sea el momento de enfrentarlo.
Soy mujer poderosa. Puedo soportar ver al amor de mi vida irse hacia los brazos de alguien más. Ni que fuera tan difícil.
¡Es muy díficil! De solo pensarlo me dan ganas de llorar.
Termino de lavar mis dientes y me miró al espejo.
—Puedes hacerlo. Dale tú mejor sonrisa, para que pueda recordarte de ese modo —me ánimo —¡Claro que puedo hacerlo! —mis ojos se llenan de lágrimas.
¡No puedo hacerlo!. Respiro profundo.
Bueno, desde el principio supe que no podría escapar, es algo que tengo que enfrentar aunque no quiera. Así que no lo voy a seguir retrasando.
Salgo del baño, lo veo con la mirada fija en su celular. Parece consternado.
—¿Todo está bien?.
—Si, todo está bien. Solo estaba leyendo unos documentos de la oficina —dice tensó.
—¡Ah! Eso explica. Estabas muy concentrado lo que hacías —le sigo la corriente.
Debe de ser un mensaje de esa Lindsay. ¿Qué le habrá dicho?.
—¿Tú estás bien? Tienes los ojos rojos —observa.
—¡Estoy bien! —exageró—Me cayó un poco de pasta dental en los ojos. Soy un poco torpe.
¿En serio? ¿Eso fue lo mejor que se me ocurrió?.
—Ah —no parece convencido.
—Mejor vamos a cocinar —huyó de la conversación.
¡¿Qué carajos me está pasando?! Primero quería llorar desesperadamente y ahora digo comentarios incoherentes. Me odio a veces.
—¿Qué quieres comer? Es un día importante para ti, así que tienes que comer bien no gastar tanta energía. Sin contar el viaje en avión. Tienes que estar preparado para lo que salga.
—¿En serio estás bien? Te ves un poco ansiosa.
—¡¿Ansiosa?! ¿Yo? ¡Por favor! No se de qué me hablas —exageró.
—¿Está bien? —responde no muy convencido.
—No tienes nada de que preocuparte estaré bien. Digo, estoy bien —suelto una risita nerviosa.