“1, 2, 3, Vamos A Jugar”

Capítulo 1

Nai

Siempre fui una persona poco sociable, no me gustaba estar rodeada de gente, y mucho menos me gustaba que se me acercaran, algo que detestaba demasiado; hasta ese día, cuando creí conocer al amor de mi vida... Patético. 

Aún recuerdo cómo fue que se acercó a hablarme. Empezó con un simple y estúpido "hola", después empezaron las palabras bonitas, los abrazos, caricias y besos; pero al final, no todo fue color de rosas. 

Fui tan patética e idiota, a tal punto de reír y llorar como una maldita desquiciada cuando me enteré de la verdad. Pensé, en ese momento, que había hecho algo mal y no podía dormir por taladrar mi cabeza, buscando la razón que lo llevó a engañarme junto con aquellos que decían ser "mis amigos". Llegué a la conclusión de que no fui suficiente, y cuando los enfrenté, algo había cambiando dentro de mí. 

Ahora que había regresado, los haría sufrir hasta hacerlos suplicar por la muerte.

 

♧♧♧♧♧♧♧

 

 

Era un día normal como cualquier otro, aunque para algunos, despertarse temprano era algo con lo cual no estaban muy bien relacionados. Digamos, que sus humores, causaban que Nai formara una amplia y desquiciada sonrisa mientras los observaba desdén los espejos.

—Llegó el momento que tanto había esperado —susurró sombría—. Espero que sepan divertirme, porque me voy a encargar de ustede uno a uno hasta que no quede nada.

 

 

 

 

 

Horas más tarde

 

Luego del último día escolar, comienzo de vacaciones, todos habían salido corriendo como si hoy fuese el último día del planeta.

—Son tan...

—¿Indios? ¿Indigente? ¿Animales? —interrumpe David, que observaba como Jen sigue pensativa buscando una palabra adecuada.

—Animales les queda mejor —dice Stanley, quien ya había dejado de chuparle el alma a Zacnite. 

—Sí, supongo que Stan tiene razón —comenta Jen, mientras comenzaban a cruzar el cementerio ya caída la noche.

—Odio este lugar —murmuró Nicolás, quien desde que entró, sintió como si alguien estuviera observándolo, y le frustraba tener que mirar en una dirección y no encontrar nada.

—Deja de ser tan paranoico —dice Mili, con cierto aburrimiento.

—Claro, porque para ti es tan fácil decir eso.

Mili iba a protestar, pero la mirada de Stanley la hizo callar. Ella no podía creer que él todavía tuviera ese efecto en su persona, era frustrante y excitante.

—Oigan —llama Jeff.

—¿Qué sucede? —pregunta León con cierto fastidio.

—Entren a WhatsApp y miren.

Los chicos se miraron sin entender, pero terminaron haciendo lo que Jeff dijo.

—¿Quién carajos es Nai? —preguntaron todos al unísono, sentenciado así sus destinos.

"Al fin podré comenzar mi juego" pensó Nai, observando desde la distancia con una gran sonrisa que mostraba sus afilados dientes. Sin embargo, había algo más que la hacía ver aterradora y espeluznante, esa era la cicatriz que empezaba en su ceja y terminaba en su mejilla derecha. 

Nai creó el grupo "Juguemos"

Nai agregó a Nicolás 

Nai agregó a Jen

Nai agregó a Jeff

Nai agregó a Stan

Nai agregó a Mon

Nai agregó a Adri

Nai agregó a Mel

Nai agregó a Iván 

Nai agregó a Zacnite

Nai agregó a Anahí 

Nai agregó a Coni

Nai agregó a Cris

Nai agregó a David

Nai agregó a Alex

Nai agregó a Rodrigo

Nai agregó a Tiziano

Nai agregó a León 

Nai agregó a Mili

Nai agregó a Ramiro

Hola, mis pequeñas víctimas. 

Nicolás: ¿Quién carajos eres? ¿Cómo conseguiste nuestros números?

Tengo mis métodos, querido.

Stanley: Sí, claro. Solo eres una enferma y por eso nos tienes a mí y a mis amigos en este patético grupo.

Niño, no te creas tan importante, no lo eres.

Zacnite: No le hables así a mi novio, ¿Entiendes, estúpida?

Supongo que a la peste hay que emparejarla, pero como sea, no estoy aquí para perder mi valioso tiempo.

Ramiro: ¿Para qué mierda nos metes en un puto grupo, hija de puta?

Nai chasqueó la lengua con fastidio, aún recordaba lo imbécil que llegaba a ser Ramiro, y había planeado algo muy bueno para él. 

"A veces tu estupidez es mi fortaleza, Ramiro" pensó Nai, soltando una carcajada.

Con cuidado, y cierto aburrimiento, se dispuso a pensar en un juego, uno que los haría rogar por sus miserables vidas. Sabía que le sería un tanto difícil, pero aún así, tenía tanto por lo cual vengarse que no sabía por dónde empezar.

"Juguemos"




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