Nai mandó una foto
Ramiro salió del grupo
Todos quedaron en shock, ninguno lo podía creer, no pensaron que algo así podría pasar. Estaban reacios a creerlo, pero no sabían cómo reaccionar tampoco.
Jamás creyeron que algo así ocurriría, pero lo hizo; Nai los había acorralado de algún modo que los asustaba, y no lograban encontrar una salida.
—¿Dónde están?~ —canturreó Nai divertida—. No saben lo bien que me sentí cuando lo maté, pero sobre todo, cuando vi el horror en sus ojos, se sintió tan exquisito. Que simplemente tuve que acabar rápido con él.
Zacnite y los demás, temblaban por la rabia y el miedo. Se sentían asqueados, con ganas de hacer algo para acabar con todo esto, aún así, todo era completamente inútil.
Para ese momento, se encontraban escondidos en un gran armario, escuchando los pasos de Nai no muy lejos de ellos. No obstante, intentaban estar lo más callados posibles, aunque le pusieran todo el esfuerzo.
Por su parte, Nai sabía que estaban allí, a pequeños metros de ella, pero decidió ignorar el hecho y sonreír ampliamente. Tenía tanto que soltar, como mucho que decir; sin embargo, creyó que lo mejor sería contarles una pequeña historia, para hacerlos partícipes ignorantes de este pequeño juego.
—¿Quieren que les cuente una historia? —preguntó Nai, acomodando una silla frente a la puerta del armario—. Hace algún tiempo, existió una chica que era despreciada por sus padres y hermanos, quienes la trataban como si fuera una especie de criada y no una familiar suya. Ella creía, ingenuamente, que si hacía cada cosa que le mandaban a hacer, su familia la amaría como siempre deseó, pero no fue así.
》Ellos solo buscaban burlarse de ella, y dejarle bien en claro su posición en esa casa. La pequeña tonta, desesperada de afecto, aceptó recibir ese despreciable trato, dejándose humillar y mancillar por aquellos que debían amarla, ¿podían culparla? Claro que no, solo era una necesitada que buscaba algo de amor. Un día, cuando todo salió mal, una muchacha se acercó a ella con demasiada amabilidad. Por primera vez, y en mucho tiempo, una persona se le acercaba con buenas intenciones, pobre ilusa. —La burla y rabia, eran notoria en el relato que Nai iba contando, por lo que, ninguno de ellos, tuvo que imaginar a la persona que ella estaba describiendo—. La pequeña tonta, creyó que había encontrado una amiga de verdad, alguien con quien pasar el tiempo y a quien contarle su malestar. No obstante, sucedió algo que la desconcertó, la ilusa, le había contado a su "amiga" que le gustaba alguien, un chico algunos meses mayor. La reacción de dicha amiga, no fue lo que ella esperaba, pero lo dejó pasar creyendo ingenuamente que al otro día todo iba a estar bien. Solo que no fue así.
》Cuando se le declaró al chico que le gustaba, poco a poco, las cosas con su amiga y demás, comenzaron a cambiar de manera drástica. Hasta que un día, se descubrió que todo había sido un plan, una maldita apuesta. Para la pequeña tonta, fue un puñal al corazón, aquellas personas, habían resultado ser igual que su familia; seres que solo se encargan de destrozar corazones puros y amorosos. Sin embargo, siempre la persiguió una pregunta que nunca pudo ser contestada... ¿Por qué?
La puerta del armario se abrió de repente haciendo saltar del susto a los jóvenes que se encontraban escondidos ahí. Esa reacción, fue un gran deleite para Nai, quien encontraba la situación bastante divertida. La primera en llorar y abalanzarse hacia delante, fue Zacnite, quien buscaba desesperadamente lograr algo de tiempo. Al ver esa acción, los demás salieron rápidamente del armario, agradecidos por el actuar de su amiga. No obstante, nadie pudo llegar tan lejos; Nai se había interpuesto en el camino de todos, sosteniendo a Zacnite del cuello, mientras los analizaba a cada uno.
Sonrió, sintiendo una emoción diferente a las demás, algo en ella se había despertado y ahora la motivaba a jugar de una manera distinta.
—¡Eso era lo que tanto estaba buscando! -exclamó, con una gran sonrisa—. Sentir y oler ese miedo, aquel que me da fuerzas y poder para hacer cualquier cosa con ustedes.
De manera rápida, rompió el cuello de Zacnite y dejó caer su cuerpo a un par de metros; sabía que más tarde, podía hacer algo como ella.
Mili, al ver esto y en un estúpido intento de valentía, tomó un palo y se lo tiró a Nai, buscando pegar. Sin embargo, Nai agarró el palo en el aire, y se devolvió con más fuerza. El objeto, impactó de lleno en pierna, traspasandola lado a lado; los gritos de dolor no tardaron en hacerse presente en esa habitación. Pensativa, Nai comenzó a dar pequeños pasos hacia esos chicos, quienes intentaban no hacerle más daño a Mili. Cuando logró posicionarse detrás de Mili, dobló su cuerpo y tomó el palo incrustado en la pierna de la otra chica.
Una vez fuera, miró con confusión el objeto antes de clavarlo en la cara de Jeff. Más gritos, pero ésta vez de horror, se volvieron a escuchar.
El palo, entró por la mejilla de Jeff, a escasos centímetros de sus ojos.
—Le erré —susurró Nai, sacando otra vez el objeto. Una vez más, la sangre empezó a salir de la herida.
Desesperado, Jeff llevó una mano a su rostro, intentando mantener la hemorragia con un vano intento. No obstante, y para su poca suerte de vida, Nai atravesó su cabeza con el palo, perforando su cerebro y matándolo al instante.
Insatisfecha con eso, perforó el pecho de su nueva víctima, y arrancó su corazón.
Stan y Mili, solamente pudieron observar la escena en shock, sin poder hacer nada más que gritar y llorar por otro amigo perdido.
Para ese punto, Nai ya había decidido las muertes de sus juguetes, teniendo en sus manos el futuro y la vida de cada uno. Con el corazón en su mano, se giró levemente hacia los otros dos, aquellos que algún día fueron las personas más importantes de su vida. Lo que vio, la hizo sonreír mostrando sus dientes; ahí estaba el verdadero terror y pánico.