Eric tardó dos días en volver a la central, ya que cuando llegó a Los Ángeles no había vuelos a New York hasta el día siguiente. Así que tuvo que pasar la noche en el aeropuerto hasta que cogiese el primer vuelo disponible, momento en el que le volvieron a aparecer las runas en ambos brazos.
En cuanto llegó a la central, entró directamente allí en vez de pasar antes por el apartamento para dejar todas sus cosas. Al hacerlo, fue directamente a la enfermería, ya que quería saber cómo estaban sus compañeros. Cuando entró en la sala de espera, la enfermera que estaba sentada en la recepción vio a Eric cojeando, así que bajó su mirada hacia las piernas y vio que llevaba el pantalón ensangrentado, alertándose y levantándose de su sitio.
En cambio, Eric fue en busca de una habitación en la que estuviera alguien de su equipo, por lo que se metió en un pasillo, encontrándose de golpe con Katherine, que no dudo en salir corriendo hacia él para abrazarse.
– ¡Eric! ¿Dónde has estado? – Preguntó Katherine abrazándole.
– ¿Qué tal estas? – Eric rompió el abrazo.
– Bien. Me desperté al día siguiente y vi que no estabas. La directora no dijo nada – respondió ella.
– ¿Qué tal está el equipo? – Preguntó Eric apoyándose en la pared.
– El que peor esta es Jake, se rompió un pierna. El resto del equipo estamos bien – dijo Katherine fijándose en su pierna –. ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde has estado?
– Misión confidencial – dijo la directora apareciendo por el pasillo.
– ¿Qué misión? – Katherine estaba intrigada –. No nos has dicho nada.
– Eric, vamos a mi despacho. Me tienes que contar todo lo ocurrido – dijo la directora evitando la mirada de Katherine y mirando a Eric.
Eric asintió.
– Directora – apareció la enferma por el pasillo –. Tengo que curarle – señaló la pierna de Eric –. Puede estar infectado.
La directora refunfuño.
– Vale, pero en cuanto acabes me lo mandas al despacho – agregó la directora marchándose de ahí.
La enfermera asintió y al instante cogió por el brazo a Eric y lo metió en una habitación, siendo seguidos por Katherine.
– Túmbate – ordenó la enfermera señalando a la cama.
Eric se tumbó y se arremangó el pantalón, dejando visible la venda a la vez que la enfermera se ponía unos guantes y a continuación se giraba hacia él para quitarle la venda lentamente.
– ¿Cómo te has hecho eso? – Preguntó Katherine mirando el boquete que tenía Eric en la pierna.
Eric no dijo nada.
– ¿Qué fue lo que te clavaste? – Preguntó la enfermera –. Necesito saber que es para darte un tipo de medicina u otra.
– Creo que fue un trozo de madera – respondió Eric viniéndole a la mente la explosión.
– ¿Madera? ¿Qué hiciste y dónde fue? – Preguntó de nuevo Katherine empezando a mosquearse.
Eric no dijo ni una palabra.
– ¡Eric! – Gritó Katherine enfadada –. Después de lo que he hecho por ti... – Pausó–. O me dices que te ocurrió o te... – Katherine le dio una patada a la silla.
– ¡Cuidado!– Gritó la enfermera mosqueada por la actuación de ella.
– Lo siento – dijo Katherine bajando el tono de voz.
– Vale. Te contare todo, pero lo hare cuando la enfermera haga su trabajo y se vaya…
La enfermera miró a Eric con una cara de incomodidad.
– Lo siento. Pero no puedo confiar en nadie… – Susurró él mirando a la enfermera.
La enfermera estuvo un buen rato curando la herida. El agujero era tan grande y tan profundo que tuvo que realizar varias técnicas para conseguir detener las hemorragias y curarle de la infección que tenía.
– Has tenido bastante suerte. Un poco más y te quedas sin pierna – soltó la enfermera tirando las gasas a la basura y acto seguido quitándose los guantes.
– Gracias – Eric echó un vistazo al trabajo que había hecho la enfermera.
– Debería de llevármelo a la directora. Pero confió en que lo hagas tú – le dijo la enfermera a Katherine.
Ella asintió y la enferma salió de la habitación.
– Ya puedes empezar a hablar – Katherine se puso seria.
– Me fui a la Ciudad Escondida para buscar al doctor Abraham y eliminarle – soltó Eric.
– ¿Qué hiciste qué? – Gritó Katherine sin creérselo.
– Tenía que hacerlo ¿vale? Después de lo que os había hecho...
– Da igual Eric, ser un cazador legendario no es irte tu solo a matar a alguien por venganza – pausó Katherine –. ¿Qué crees? ¿Qué cada vez que nos hacen daño, el día siguiente buscamos venganza? Las luchas son así, a veces salimos mal parados y otras veces bien – explicó Katherine mirándole fijamente a los ojos –. Esperas a que el equipo se recupere y ya hacemos un plan conjunto, ¿entendido?
– Lo siento, tienes razón. La sed de venganza ha hecho que hiciera una estupidez – Eric estaba con la mirada perdida.
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Editado: 03.04.2024