#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 27

Amira da cortos pasos mientras observa la pantalla apagada de su móvil. Gabriel se encuentra a su lado, pendiente de cada uno de sus movimientos.

—Asique… ¿soy la siguiente? — hace una morisqueta con sus labios mientras que se toma un mechón de cabello.

Se han venido en la camioneta del chico, pues Amira no tenía ganas de correr, ni mucho menos de llegar muy pronto a su casa. Los dos se han bajado hace dos cuadras atrás y se han puesto a caminar en silencio.

Gabriel esconde sus manos en sus bolsillos de su pantalón y deja que un suspiro se escape de sus labios, le gustaría ser un poco más cariñoso, le fascinaría saber qué es lo que se debe decir en estos momentos.

—¿Acaso ellos no me iban a decir nada? — claramente la joven se está refiriendo a sus padres adoptivos y Gabriel lo tiene más que claro.

—Tal vez — los dos se detienen y se quedan viendo — ellos solo estaban viendo la forma de mantenerte a salvo antes de mencionar cualquier cosa.

Ella sonríe de medio lado, en forma burlista. Bien sabe que esa suposición es imposible, no viniendo de esa pareja que la ha adoptado y criado todos estos años. Gabriel prefiere no intentar decir nada más respecto al tema de sus padres, está más que claro que no es el preferido de Amira. Los vampiros engreídos nunca dicen cosas buenas cuando se trata de intentar animar a las demás personas, o por lo menos eso es lo que él se repite constantemente,

—Llegamos — anuncia en un susurro.

Ella separa sus labios dispuesta a decir algo, pero Gabriel la hace callar con un movimiento de manos, Amira se tensa cuando se percata de la mirada precavida que tiene el rubio. El hecho de que encuentre viendo en todas las direcciones tampoco la hace estar tranquila.

—Todo está muy callado — susurra — y por extraño que aquello suene, mucho silencio nunca representa nada bueno.

Ella presta atención a su alrededor por primera vez desde que se han detenido, el chico tiene razón. Siente como su loba interna se inquieta. Los dos giran su cabeza en dirección a la puerta principal de la casa, esta se encuentra abierta.

—No…

Sin detenerse a pensar bien, Amira corre en dirección a la puerta principal de la casa, pasando por al lado del joven, lo cual a él lo toma por sorpresa. Gabriel intenta en vano detenerla, ella entra a la casa de golpe ya antes de que pueda siquiera observar el interior de su hogar, alguien le ha disparado un dardo, uno que ha impactado en su pierna derecha. Tras soltar un gemido de dolor, se deja caer de rodilla en la entrada de su casa. Busca desesperada a la persona que le ha lanzado aquello, se encuentra con un hombre de rubia melena y negros ojos, el cual sonríe como maniático.

—¿Quién…?

—¡Amira! — el llamado de Gabriel la interrumpe de golpe, él ya se encuentra delante de la chica intentando protegerla.

Mas humanos aparecen de los rincones oscuros de la casa sonriendo, todos ellos llevan armas en sus manos y tras recibir un movimiento de mano del anciano, las levantan apuntándole directamente al cuerpo del rubio vampiro. No pierden tiempo y comienzan a disparar, Gabriel esquiva unas cuentas, pero otras le llegan directamente a su pecho logrando que un ardor inexplicable se esparza por todo su cuerpo.

—Un acto muy valiente de tu parte chico — sonríe el anciano mientras Gabriel se obliga a mantenerse de pies — pero a la vez muy estúpido.

Le lanzan un balazo más directo a su pierna y este cae de rodilla. El anciano da pasos firmes en dirección a la loba, pero cuando llega al lugar donde esta se encuentra, la descubre transformada en un lobo café. Su amarilla mirada no se despega del anciano.

—Disfruta estos escasos segundos jovencita, ya que dentro de un buen tiempo no vas a volver a poder estar así — sonríe, la chica intenta avanzar en su estado animal para atacar, pero sus piernas le fallan y termina en el suelo convertida en humana.

Uno de los humanos se acerca al herido Gabriel y le inyecta un líquido color marrón muy feo. El anciano se agacha hasta quedar a la altura de la joven y saca una jeringa, una que tiene el mismo líquido que le han estado poniendo a Shayla. Amira comienza a cerrar sus ojos lentamente.

—Gabriel… — susurra mientras ve la imagen del rubio de forma borrosa.

—¿Qué… que es lo que nos has puesto? — Gabriel le muestra sus colmillos, pero ninguno de ellos parece sorprendido ante eso

—Lo de ella no te incumbe — ordena a sus hombres a que tomen a la chica en brazos, estos lo hacen sin poner queja — y lo que te hemos inyectado a ti no te matara, bueno, al menos no lo hizo con tu amigo.

Gabriel se retuerce en el suelo cuando el dolor en su pecho se hace más fuerte. Observa como sacan a la loba de la casa y como el anciano se le queda viendo desde la puerta principal de esta.

—Nos vemos — se despide mientras que cierra la puerta, dejando al joven en el suelo.

Dante, el cual se encuentra a una distancia bastante prudente observando absolutamente todo, aprecia la sonrisa malvada del anciano antes de subirse a una de las furgonetas que se encuentras estacionadas a dos casas más allá. Es el mismo hombre que se ha llevado a Shayla. Siente como sus ojos se comienzan a poner rojos, pero una mano en su hombro logra hacer que se calme. Aine también se encuentra a su lado. El castaño sabía que los humanos intentarían algo, después de todo, Amira era la siguiente, es por eso mismo que ha decidido seguir a su compañero de cerca, sin que este se percatara de ello.




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