#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 29

Pov's Dante.

—¿Nos vas a decir que es lo que ha pasado allí? — Gabriel deja caer al hombre de sus brazos en el suelo del calabozo sin delicadeza alguna. Está enojado.

De reojo puedo ver como Adrien hace lo mismo, solamente que con un poco más de delicadeza. Aine lo imita. Me quedo viendo a Gabriel, le hago un movimiento de manos para que guarde silencio, les quitamos todos los aparatos a los humanos, asegurándonos de esta manera que no intentaran ponerse en contacto con sus compañeros. Todos nos quedamos quietos cuando los tacones de la rubia en la parte de arriba de la mansión se hacen presentes. Sin decir mucho, dejo a Aine junto a Riley para que sigan con el trabajo mientras nosotros subimos rápidamente.

—¿A qué se debe el asqueroso olor a humano? — Arruga su fina nariz — está por todas partes.

Estos días en los que Shayla no se ha encontrado en la mansión, la rubia delante de mí se ha mantenido bastante callada, e incluso no pasa tanto tiempo aquí, lo cual nos parece perfecto a todos. Lo que menos queremos es tener que lidiar con su presencia, mucho menos con sus gritos.

—Eso no es algo que a ti te tenga que importar — ante mi respuesta borde, esta deja salir de sus finos labios un resoplido, cansada de mi comportamiento frio ante sus encantos. Supongo que no está acostumbrada a que los hombres la rechacen tanto.

Me encamino hasta el mueble en donde se encuentra la botella de cristal, una que está llena de deliciosa sangre. Tomo una copa de uno de los cajones y me sirvo del contenido.

—¿Y cuándo se supone que regresa la loba? — se mueve su cabello hacia un lado, un gesto que suele hacer cuando se encuentra nerviosa o aburrida.

Le hemos tenido que decir que Shayla se ha ido de vacaciones unos días, pues se encontraba un poco estrada. Sé que si le decimos la verdad, ira a informarle rápidamente a mi abuelo, y no deseo tener que aguantar sus "consejos" respecto a abandonar a la pelinegra.

—Ni idea.

—Esperemos que pronto — susurra Adrien mientras también se sirve una copa de sangre.

La rubia rueda sus ojos cansada de nuestro comportamiento y de la poca atención que le damos. Una sonrisa aparece en sus labios, se me acerca meneando sus caderas de forma coqueta. Cuando se encuentra bien cerca de mí, me pasa una de sus finas manos por mi cuello.

—También me iré por unos días... — susurra, su cálido aliento choca con mi mejilla. Esta chica realmente no me causa el más mínimo interés — en unas horas más me marchare... espero que no me engañes con nadie.

Cansado de su comportamiento, y de que se esté poniendo en vergüenza ella sola, le alejo su mano de mi cuerpo y me siento en uno de los sillones.

—Si gustas... — interviene Gabriel con una sonrisa en sus labios — puedes irte para siempre.

Mailen, muy molesta con Gabriel, deja que un gruñido se escape de sus labios y se marcha a su habitación. Nos quedamos en silencio esperando a que ella termine de arreglar sus cosas, cuando lo hace, baja con sus maletas. Se queda en la entrada del living, tiene una sonrisa en sus labios y se ha recogido su cabello en una coleta.

—Nos vemos dentro de dos semanas más — mueve su mano de un lado a otro en señal de despedida.

Cuando estamos completamente seguros de que no está cerca de la mansión, nos preparamos a hablar. Aine y Riley se presentan en la habitación. Ellas tienen que estar informadas de todo. Despacio prendo unas hojas mágicas, siempre es mejor prevenir que lamentar. Nunca se sabe quién puede estar escuchando todo.

—¿Qué es lo que se supone que ha pasado? — Gabriel luce bastante molesto — ¿Por qué nos hemos marchado así? — se me queda viendo de brazos cruzados, esperando una explicación de mi parte.

Claramente él no ha escuchado la conversación que he mantenido con el humano, y por la manera en la que los demás se me quedan viendo, deja en claro que ellos tampoco lo han hecho.

—Estando allá, se me acerco el hombre que le hace guardia a la puerta en donde se encuentra Shayla. Me ha dicho que vendrá esta noche a la mansión para que nos cuente todo... — todos están en completo silencio, escuchando con atención mis palabras — también ha mencionado que la loba no se encuentra muy bien en estos momentos.

—Bien... ¿y qué haremos con Amira? — en los verdes ojos de Gabriel se pueden apreciar la angustia que está sintiendo en estos momentos.

—No lo sé...

—Debemos sacarla de ese lugar.

—Lo tengo muy en cuenta Gabriel.

—¿Y entonces?

—Ya te he dicho que no lo sé.

Las horas pasan y al fin en el reloj se marca la ora que he citado al humano. Las ocho en punto. Pero el timbre no suena hasta después de diez minutos.

—Riley... — ella aparece rápidamente delante de mí, luce nerviosa — ve abrir la puerta y tráelo aquí — ordeno.

La mujer desaparece de mi campo de visión. La puerta es abierta, luego cerrada y por último se pueden escuchar los pasos de los dos acercándose al lugar en donde nos encontramos todos reunidos, esperándolo.

—La puntualidad no es lo tuya al parecer — susurro cuando este aparece por la puerta.




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