#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 30

Pov's Gabriel.

—¿A qué hora se supone que llega la familia del humano? — la tranquila voz de Aine resuena por el silencioso comedor en donde nos encontramos.

—No lo sé... no me lo ha dicho — Dante se sirve un poco más de sangre y se queda viendo su copa de manera pensativa.

Los vampiros no necesitamos comer a menudo, mucho menos dormir las ocho horas diarias, pero son cosas que nos gustan hacer. Nos sentimos más vivos, más normales. Aine y Riley aman cocinar, es algo que les fascina. A nosotros nos gusta comer. Es un deleite probar sus platillos. Podemos pasar, más o menos, una semana sin ingerir sangre, pero eso nos causa debilidad. Entre más sangre consumamos, más fuerza obtenemos, pero con esto no quiero decir que no nos hace mal. Hay que beber con moderación.

—¿Ya le tienes todo preparado Aine? — me la quedo viendo, ella sonríe emocionada mientras mueve su cabeza de arriba abajo en forma afirmativa.

Aine ama a los niños pequeños. El hecho de tener unos cuantos por aquí, la hace feliz. Con Shayla se comportaba como una verdadera madre gallina. Si la loba quería algo, ahí iba ella y se lo daba. Siempre creí que la malcriaba mucho, pero aun así, no salió una mala joven.

—Perfecto... — susurra Dante, giro mi cabeza para verlo, tiene su mirada clavada en la copa en sus manos — no creo que tarden mucho en llegar.

Aine se queda viendo unos segundos al vampiro, pero al final se termina dando la vuelta y marchándose a la cocina. Casi siempre está ahí. De reojo observo a Adrien, el cual se ha mantenido callado todo el tiempo que llevamos en la mesa. En el reloj, el único objeto que hace ruido en el comedor, marca las siete de la mañana. Todos nos hemos levantado a las cinco de la mañana, supongo que nos encontramos nerviosos por todo este tema del rescate. Anoche le di muchas vueltas al asunto de la loba y aún sigo sin comprender bien que es lo que le esta ocurriendo. Tengo claro el tema de que se está convirtiendo en un hibrido, pero eso de que puede morir si es que no llega a resistir los cambios no me queda del todo claro ¿Cómo abran conseguido hacer una inyección para convertirlos en un ser tan peligroso?

El desayuno llega a su fin, antes de que Dante se marche por completo del comedor, nos dice que él se va a ir a juntar con Miguel y que nuestra tarea es tener todo listo para los humanos.

La mansión debería estar más animada, por lo menos, yo me encuentro bastante feliz. La rubia no está y la pelinegra pronto va a llegar ¡es tema para celebrar! ¿Por qué nadie se muestra realmente feliz?

—¿Y tú donde vas? — me lo quedo viendo, él tiene su mano en la perilla de la puerta principal.

—Tengo cosas que hacer, cosas que no son de tu incumbencia — tras darme esa respuesta sin verme a la cara, Adrien se marcha.

Adrien y Dante están colmando la poca paciencia que posee. Ambos se están comportando de maneras tan sospechosas y frías, que sin que ellos se den cuenta, hacen sentir mal a los demás. Como a Aine. El timbre de la casa suena y ya que me encuentro aun de pies en la entrada, soy yo el que abre la puerta. Lo primero que mis ojos ven es a un joven chico que me observa de una manera indiferente. Su rostro ni su olor, el cual es de un lobo, no me recuerdan a nadie en particular.

—Hola... — saludo al percatarme de que el joven no tiene intenciones de decir nada.

—Hola, estoy buscando a Shayla Astor, me ha dicho que ella vive aquí.

Curioso, dejo levantar una de mis cejas. Que yo sepa, la única amistad que Shayla tiene es Amira, nadie más. Aparte, no parece del tipo de chicos con los que la loba se juntaría. Los ojos del chico son de un color verde, su cabello es de color castaño, aunque tirando para negro, debe medir alrededor de un metro setenta. Por más que lo miro, no parece hombre lobo. Es alto y delgado. Realmente no tiene la apariencia de un lobo. Tal vez es nuevo ¿pueden convertirse de grandes?

—¿Y tú quién eres?

En todos estos días que Shayla no ha ido al colegio, hemos tenido que comunicarnos con el director antes de que nos envíen a unos cuantos seres a la casa para asegurarse de que la loba este bien. No hemos podido decirle que ella se encuentra enferma; los hombres lobos no sufren de ningún tipo de enfermedad. No que yo sepa por lo menos. Asique solo hemos dicho que no se encuentra en condiciones de asistir, que ha entrado en un estado depresivo por su familia. Estúpido después de todos estos años, pero el director se lo ha creído y nos ha dado algunas sugerencias para poder ayudarla.

—Sand Dencer— responde. El chico no parece asustado por estar parado al frente de mí, mucho menos luce preocupado porque alguien le haga alguna cosa, de hecho, es como si le diera exactamente lo mismo estar aquí.

—¿Y puedo saber el motivo por el cual buscas a la loba?

—Evitemos este interrogatorio, no me hace mucha ilusión tenerlo ahora, asique te diré que hago aquí — me acomodo en el marco de la puerta y sonrió mostrando mis colmillos, no parece muy impresionado por eso — comparto algunas clases con ella, me han pedido que venga y listo — saca de su mochila unos cuantos papeles — estos son los que le han enviado los maestros. La verdad es que ni siquiera sé quién es la chica — sé que ahí me miente, su corazón ha latido un poco más rápido — menciónale que debe tenerlos todo listos la semana que viene.




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