#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 50

Pov’s Shayla.

La puerta que te trae directamente a mi encierro es abierta una vez más, pero esta vez no se trata ni de Peter, Dante o Gabriel, si no que de un joven que deseaba verme desde que ha llegado a la mansión ¿Cómo lo puedo saber? Sus mieles ojos me lo dejan más que claro.

—Hola… — lo saludo en un susurro que le permite saber lo adolorida que me encuentro, aún estoy en el lugar que me pertenece, pues Lara se ha cansado mucho. Peter se ha pasado con los ataques.

—Hola Shayla — sus ojos están hinchados, señal de que se ha encontrado llorando — ¿ya sabes lo que le paso?

—Sí. Lo siento mucho, él no lo merecía.

—No, claro que no — juega con sus manos nervioso, luego pasa a desplomarse al frente de mí, las lágrimas nuevamente bajan por sus mejillas — él era demasiado bueno como para que su vida acabara así.

Entiendo su dolor y sé que no se ira muy pronto de su pecho. La muerte de mis familiares me persiguió por mucho tiempo, es obvio que el dolor le va a hacer compañía por un período, el cual espero que no sea demasiado largo. No me gusta verlo así.

—Fue el mejor padre de este mundo — sonrió de medio lado — siempre estaba buscando las mejores formas de hacerlos felices a ustedes. Para Miguel, ustedes tres lo eran absolutamente todo. Jamás debes dudarlo.

—¿Por qué no quiso convertirse? — me mira, sus ojos están más rojos que antes.

—Tal vez sintió que no debía… hay personas que no quieren segundas oportunidades, tal vez él se dio cuenta que la vida de un vampiro es demasiado peligrosa como para querer vivirla — estiro mi mano y le acaricio la mejilla — es comprensible si lo piensas bien. Quiso morir como un héroe y eso hizo. Porque tu padre es el súper héroe más valiente de todos.

Los dos nos quedamos callados. Esta es la primera vez que hablo con Breck directamente, pues siempre se encontraba en el techado observándome con un arma en sus manos, pero no por eso significa que lo vea como un desconocido. Miguel me conto muchas cosas respecto a sus hijos. Siento que los conozco desde siempre.

—Lo vamos a ir a enterrar hoy en la tarde… — susurra — Dante ha enviado a unas personas a que arreglen todo.

—¿Cementerio de humano o el que se encuentra en la montaña?

—Dante ha dicho que, en uno muy especial, supongo que es en el que tú dices — se limpia las lágrimas y se sorbe un poco sus mocos — ha dicho que es un lugar donde solo se entierra a la familia Bell, o que han sido importantes para esta misma.

—Tu padre se ha ganado ese puesto — trago saliva nerviosa, Breck se ha hecho sangrar su labio, pues no ha parado de mordérselo desde que ha dejado de llorar y ese olor está causando algo dentro de mí.

Él no parece percatarse de lo que me está ocurriendo, pero yo si estoy consciente de que su visita no va a terminar muy bien. El adolecente se mira sus manos, demasiado fundido en su tristeza como para verme a los ojos, estos que se han convertido en unos rojos.

—Breck ¿verdad? — los dos quedamos sorprendidos ante la presencia de Peter, el cual luce cansado. El chico asiente con la cabeza, pero antes de que se gire a verme, cierro los ojos — creo que lo mejor en estos momentos es que te vayas a curar esa herida que te has provocado, esa misma que está soltando un olor demasiado poderoso para tentar a un hibrido sin control.

El chico no tarda mucho en ponerse de pies y marcharse. Me da vergüenza verlo, se supone que yo debo cuidar a esos niños, pero en cambio lo único que deseo es clavarle mis colmillos.

—Shayla — me llama Peter, pero no le presto demasiada atención e intento calmar mi respiración — tienes que controlarte, no puedes pensar en atacar cuando hueles un poco de sangre…

—¡Lo sé! — Exploto y me paso mis manos por mi cara — lo tengo más que claro, pero es inevitable. Recién estoy aprendiendo Peter, no llevo años convertida en esta bestia como tú — los dos nos quedamos callados, quiero llorar por ser tan débil — quiero que me dejes sola. No quiero que nadie baje a verme.

Él duda unos segundos antes de hacerme caso, pero al final termina marchándose sin decir una palabra alguna. Me acomodo en el frio suelo y miro el cuadro que sigue en el mismo lugar en la que la ha dejado Peter. Los verdes azulados ojos de mi mejor amiga se encuentran fijos en los míos, es como si se ella estuviera delante de mí y no en un pedazo de papel.

—Te necesito… — susurro, las lágrimas ya han comenzado a bajar — y mucho.

Me tiendo en el suelo y cierro mis ojos mientras que me abrazo a mí misma, me ha comenzado a dar frio. Intento dormir, pero no puedo, no cuando hay tantas personas en la parte de arriba y Lara se encuentra atenta a cada uno de sus movimientos. Creo que la idea de Peter no va a funcionar, dudo mucho que logre estar bien para mañana.

Tres horas pasan hasta que alguien se atreve a bajar nuevamente, es Gabriel en compañía de Dante, ambos se me quedan viendo. Nerviosa ante sus miradas, me pongo de pies.

—¿Qué es lo que ocurre?

—Esta es una estupidez — comienza Gabriel.




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