Ya ha llegado la hora de dormir y la mayoría de las personas en la mansión, ya se encuentran acostados. Dante ha salido con Gabriel a quien sabe dónde. Yo me encuentro esperándolo sentada en medio de su cama, de piernas cruzadas y abrazando uno de sus cojines.
—Hola… — levanto la cabeza, él chico prende unas ramas mágicas y le pone pestillo a la puerta — lamento si es que te hice esperar mucho, si hubiera sabido que ibas a estar aquí, le habría dicho a Gabriel que nos vengamos hace ya mucho rato atrás.
Dante se acerca a mi gateando por la cama y me besa los labios, deja una de sus manos en mi pierna mientras me empuja un poco para atrás, yo rodeo su cuello con solo una de mis manos. Me encantan los labios de este maldito vampiro.
—¿Qué pasa? — se aleja de mí y comienza a sacarse su ropa ante mi hambrienta mirada.
Junto fuertemente mis labios reprimiendo el impulso de chillar emocionada ante la vista que tengo delante de mí. Se sienta en la cama sin camisa y comienza a desabrocharse los cordones de sus zapatos. Su espalda es ancha y fuerte. Tiene unos cuantos lunares esparcidos en ella, lo cual me encanta. Me gustan los lunares. Me encantaría pasar mi mano por su espada, pero supongo que es muy pronto para darme ese privilegio. Desearía abrazarlo por detrás y besarlo.
Maldito Dante, me encanta.
—Nada… — respondo segundos después, el chico se pone de pies para marcharse a su cuarto de baño, deja la puerta abierta y la luz encendida.
—¿Segura?
Al parecer se dará un baño ¿será correcto que este aquí mientras él hace eso?
Teniendo en cuenta que no son nada, claro que no está bien, pero ¿enserio quieres irte? — Lara parece estar burlándose dentro de mí.
Repaso sus palabras en mi mente, claramente no me quiero ir. Ya hemos pasado la noche en la misma habitación, en la misma cama y abrazados. Ante mis ojos, eso es algo muy íntimo, ¿Por qué no me puedo quedar mientras se da un baño?
—Me duchare — anuncia desde el baño — pero puedes decirme lo que quieras mientras lo hago, te estaré escuchando en todo momento, asique, dime lo que te está sucediendo. No creo que hayas venido a mi habitación por nada, no teniendo aquella mirada.
—¿Qué mirada tengo?
—La de una lobita que quiere decirme algo.
Sonrió ligeramente, abrazo más el cojín y comienzo a hablarle. Le cuento sobre Sean y el problema que tiene con su lobo, también menciono lo doloroso que debe ser aquello. Él ya ha entrado a bañarse, pero igual me responde en algunas partes de la historia.
—Por lo que me ha dicho Peter… él encontrará la manera de ayudarlo — susurra saliendo de la ducha — seguro que estará bien. No tienes por qué preocuparte.
—¿Y si Lara decidiera no quererme más como su humana?
—Eso no pasara.
Escucho como se lava los dientes, como se echa desodorante y un poco de loción ¿ira a salir a algún lugar? ¿O siempre hará lo mismo después de salir de la ducha? Dante suelta una ligera maldición.
—¿Qué pasa?
—Mira, sé que esto va a ser raro, pero te juro que no lo tenía planeado — levanto una de mis cejas sin comprender, pero una parte de mí se prepara para lo peor ¿acaso esta noche llega Mailen? ¿Es por eso que se arregla tanto? — sé que para ti va a ser muy incómodo y bueno, para mí también lo va a resultar siendo.
—Dime de una vez que es lo que pasa — abrazo con más fuerza el cojín, mis manos han comenzado a sudar de lo nerviosa que me estoy poniendo.
—No me he traído la ropa — suelta en un susurro, toda mi preocupación desaparece y mi cuerpo se relaja rápidamente, una sonrisa aparece en mis labios unos segundos después. Me estaba preocupando por nada — y debo ir por ella… a mi armario.
Miro hacia un lado y me encuentro el armario del chico, me quedo analizando la situación hasta que al fin caigo en lo que a Dante le preocupa. Mis mejillas se colorean rápidamente. Mis manos nuevamente se llenan de sudor y me cubro el rostro con el cojín. Puedo sentir sus pasos acercarse hasta el armario, como saca cosas de su interior y luego como se las coloca. Mis mejillas aún están rojas.
—Ya está — siento como la cama se hunde, Dante me quita su almohada de mi rostro y me queda viendo, tiene una sonrisa cariñosa en sus labios mientras que un brillo se adueña de sus ojos — lo siento… — susurra y me besa.
Me empuja para atrás hasta que quedo completamente tendida en la cama y él se encuentra encima de mí, besando mis labios con delicadeza. Una de mis manos está en su cuello, mientras que la otra se la da de exploradora y comienza a viajar por el dorso desnudo del vampiro. Él tiene una de sus manos por debajo de mi polera, acariciando mi abdomen. Así pasamos unos segundos, hasta que él comienza a besar mi cuello, cierro mis ojos disfrutando aquello.
—Creo que mejor paro ahora — susurra riéndose un poco, abro mis ojos y me lo encuentro con su cabeza escondida en mi cuello — porque después no lo podre hacer — su aliento golpea mi piel.