Resoplo cansada y miro el enorme reloj que se encuentra en la oficina del director. He estado cuarenta minutos exactos en este lugar. El hombre aun no ha hecho acto de presencia, supongo que debe haber llevado a la rubia a la enfermería, pero ¿tanto se demora?
No por ser el director del establecimiento significa que puede dejar a sus alumnos esperando en su oficina… odio esperar — gruñe Lara dentro de mí. La paciencia no es algo que caracteriza mucho a los hombres lobos.
No le respondo y saco mi teléfono de mi bolsillo. Tengo un mensaje y este es de Gabriel, dudo unos segundos antes de abrirlo, lo mas probable es que ya los hayan llamado, solo espero que ya hayan llegado a casa, no me gustaría saber que se han tenido que regresar antes por mi comportamiento.
¿Qué has hecho pequeña lobita? Han llamado a Dante para decirle que lo necesitan ahora mismo en el colegio y creo sospechar que está un poco molesto por eso mismo.
Me muerdo el labio, siempre que estoy nerviosa lo hago o empiezo a jugar con mis dedos, una mala costumbre. Hubiera preferido que llamaran a Aine, la idea de que Dante venga no me agrada, no me gusta que gaste su tiempo en oír cosas tan estúpidas como las que le van a decir.
Lo mas probable es que lo quieran ver… bueno no, la verdad es que si te excediste con los ataques — ruedo mis ojos al escucharla, Lara puede ser tan traidora algunas veces.
Paso mi mano por mi cabello unas cuantas veces y cierro mis ojos unos cuantos segundos, al abrirlos, dejo mi vista en la ventana al frente mío, los arboles marchitos le dan un aspecto horrible. Entiendo que no somos humanos, que somos seres peligrosos y todas esas cosas, pero ¿no podemos tener un mejor colegio? Si ningún humano viene aquí ¿Por qué tiene que dar tanto miedo el lugar donde venimos a aprender? Juego con mi teléfono mientras dejo de ver a un cuervo que me hace sentir incomoda, entro a la conversación con Gabriel.
¿Acaso vienen los dos?
Su respuesta no se hace esperar.
Ya vamos llegando lobita, ya deberías saber que, si se trata de ti y problemas, siempre tengo que estar yo ¿Quién se burlaría después de ti? Es mi deber.
Bloqueo mi teléfono, no se puede tener una conversación muy seria con el idiota de Gabriel. Sigo mirando al cuervo, pero no le presto demasiada atención. Me encantaría poder escapar de aquí, que vergüenza que Dante venga, sobre todo que traiga a su rubio amigo. Agudizo mi oído, para lograr oír alguna cosa, pero debido a que las paredes de esta habitación son de magia, no puedo.
¿Está muy enojado?
El chico ve mi mensaje, pero esta vez se tarda un poco mas en responder. Cuando aparecen las letras verdes anunciando que se encuentra escribiendo, mis manos comienzan a sudar. Me acomodo un poco el cabello. Maldito Gabriel, siempre escribe rápido, ¿Por qué ahora lo hace como una tortuga?
La verdad es que no tenga la mas mínima idea. Los dos sabemos que Dante no es mucho de expresiones faciales y por mas que lo mire, no sé. Pero pensemos de forma positiva, no tiene los ojos rojos, bueno, no los tenia hasta que se los pinche para poder verlos bien.
Me recargo en la silla y dejo que mi cabeza caiga por la parte de arriaba de esta, me quedo viendo fijamente el techo de la oficina. Hay una cámara de seguridad, una que no se ha perdido ninguno de mis movimientos en todos estos minutos que me han tenido encerrada aquí. Por ese mismo motivo no he usado mucho mi móvil y no me he levantado de mi asiento para ver las cosas que hay a mi alrededor. Unos segundos después, la puerta al fin se abre y logro oír mas que el ruido del reloj avanzando. Los estudiantes hablando y riendo, también siento el olor de mi amiga, ella esta cerca de la puerta. Obviamente que la persona que ha entrado ha sido el director, es el único que llegaría y abriría la puerta sin llamar antes. Pobre Amira, ha estado todo el rato esperando a que salga.
—Ya hemos llamado al señor Bell, va a estar llegando unos minutos más. Lamento por haberte hecho esperar tanto, tenia que solucionar algunos asuntos.
No respondo, me mantengo callada. El hombre cierra la puerta, pero antes de hacerlo completamente puedo sentir la presencia de alguien poderoso avanzando por los pasillos, causando así silencio. El olor de Amira ya no se siente, si es la persona que creo que es. Mi amiga antes de irse, me habla por la mente, pero como ella jamás ha aprendido a hacerlo correctamente, me cuesta descubrir lo que quiere decirme, aunque teniendo en cuenta el silencio que hay a mi alrededor, se que me esta avisando de que Dante ya viene.
—Espero que esta preparada para lo que se viene… — me siento como se debe y puedo apreciar al hombre, este camina lentamente hasta su puesto al frente mío — lo cual ya supongo que debe saber.
—¿Una suspensión? — levanto una de mis cejas y lo reto con la mirada. Tengo que aparentar estar tranquila, no puedo darle el lujo a este hombre de verme débil y asustada.
El hombre se da cuenta de mi falsa y sonríe con burla, con un movimiento de dedos hace que la puerta se abra. El olor a dos grandes vampiros me llena. Los murmullos de los estudiantes no se hacen esperar y mi corazón se acelera. Que ganas de salir corriendo de aquí, pero se bien que Gabriel iría tras de mí y me atraparía enseguida.