Semana 11. Miércoles.
Mañana empezaban las clases tras el parón de navidad. Así que David aprovechó sus últimas horas en casa para hacer todo lo pendiente que le quedaba. Comió una última vez con su padre y a eso de las cuatro de la tarde, llamó al taxi mágico para que le llevase de vuelta al colegio.
Pero lo que no se esperaba, es que tras teletransportarse, vio que había nevado. Y mucho además, ya que observó que había un grosor de 10 centímetros de nieve sobre las ramas de todos los árboles. Por lo que sintió, que lo único que quería hacer en ese instante, era bajar del coche y jugar con la nieve.
Ese momento no tardaría mucho en llegar, ya que el conductor, tras llevar el vehículo con mucha precaución sobre el peligroso camino, logró estacionar el coche justo al lado de la puerta. Así que David agarró su mochila y abrió la puerta corriendo.
– Gracias por traerme, adiós – dijo David al conductor mientras salía del coche rápidamente.
En cuanto sus pies se hundieron en la blanda nieve, David cerró la puerta del coche y al instante el vehículo se puso en marcha. Fue en ese momento, en el que sintió que tenía ganas de agacharse al suelo para poder tocar la nieve con sus manos. Pero no pudo, ya que una voz le interrumpió aquel instante.
– ¡David! – Gritaron a su espalda.
David se giró hacía algo mosqueado, ya que le habían interrumpido su magnífico plan. Pero en cuenta vio de quien se trataba, todos sus sentimientos cambiaron de golpe. Ya que había esperado ese momento durante toda la navidad para saber qué es lo que ocurriría entre ellos dos.
– ¿Alessia? ¿Qué haces aquí? Te vas a resfriar... – Fue lo primero que dijo David.
– Acabo de llegar hace un minuto... Justo al bajarme del coche he visto que venía otro vehículo detrás. Así que he esperado por...
– Si las moscas, ¿no? – Le interrumpió David mientras abría la puerta del colegio y entraba a continuación al terreno escolar.
– Sí. Exactamente eso – contestó Alessia algo nerviosa –. Oye, respecto a lo otro... No te voy a discutir nada, ¿vale? Lo entiendo perfectamente – pausó –. Por eso, me preguntaba si te apetecería tener una cita conmigo... Ya sabes, para conocernos más y estas cosas...
– Eh... – David se vio abrumado por eso –. Sí, claro. Porque no... – Aceptó finalmente.
– Gracias – sonrió ella –. Durante estos días recibirás un mensaje con la fecha, hora y lugar de la cita, ¿vale?
– Eh... Si, vale – asintió él.
– Pues nos vemos en clase, que me estoy quedando helada del frío que hace, ¿vale? ¡Adiós! – Alessia se despidió y a continuación empezó a andar hacía la escuela cómo un pingüino.
En cuanto Alessia se alejó lo suficiente, David volvió a sonreír, ya que iba por fin a poder jugar con la nieve. Pero a medida que se fue agachando, se dio cuenta de que Nicole estaba corriendo hacía su posición cómo una autentica loca. Así que se erigió de nuevo y avanzó también hacía ella.
– ¡David! ¡David! – Gritó Nicole de forma exhausta cuando quedaban un par de metros. Abrazándose fuertemente en cuanto los dos se chocaron.
– ¿Qué tal, pequeñaja? – Preguntó David mientras la seguía abrazando.
– ¡Seguro que me has echado de menos! – Dijo ella.
– ¿Y tú a mí, no? – Agregó él.
– ¿Has visto cuanta nieve hay? – Comentó Nicole tras romper el abrazo –. Dan ganas de jugar con ella... Pero hace un frio que pela. Así que será mejor que entremos dentro....
– Pero... – Refunfuñó David.
– ¿Qué quería Alessia? – Curioseó ella mientras se ponía a andar.
– Pedirme una cita – contestó él.
– ¿Y has dicho que sí?
– Que remedio... Ya que después de lo que sucedió en el baile...
– ¡Es verdad! – Se exaltó Nicole –. Ya ni le acordaba de eso... Tú bebiste ponche, ¿no? ¿Qué te pasó?
– Pues... – David se aclaró la garganta –. Me acabé acostando con Alessia.
– ¡Pero qué dices! – Nicole se paró en seco y golpeó a Davis fuertemente –. ¿En qué estabas pensando, eh?
– Yo no fui... Fue el veneno ese. Bebí tan poco que...
– Lo sé. Lo sé – le interrumpió ella –. Ya se lo efectos que provocaba el veneno. Pero... ¿Y qué tal la experiencia?
– ¡Cotilla! – Le recriminó David mientras volvía a caminar tras aquel parón –. No te lo voy a contar... Todavía eres muy pequeña...
– ¡Oh, venga ya! ¡Vamos! – Refunfuñó ella.
– No y no – sentenció David.
– Solo una cosa, ¡vamos! – Insistió Nicole.
– Solo te puedo decir que estuvo bien – admitió él.
– Así que estás entre Alessia y Emily...
– ¡De qué estás hablando! – Se mosqueó David mientras llegaba a la puerta del edificio y la abría –. Yo no estoy entre ellas dos – David sujetó la puerta y dejó que Nicole entrase primero –. Además...
– Bla, bla, bla, bla – soltó su amiga mientras entraba al edificio.
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Editado: 12.05.2021