Lentamente Orcos se levantó del suelto y con toda la furia fue acercándose frente de Enrique
—Por favor —suplico Enrique —, es solo una niña, dejamos irnos y jamás volverás a vernos
Orcos miro a la niña que estaba en los brazos de su padre aún inconsciente, algo se removió dentro de el, haciendo que suelte un gruñido
—Váyanse, y no vuelvan jamás —después de decir aquellas palabras se alejo de hay junto con su ejercicio
Enrique cargo a su hija hasta la cabaña la recostó en una cama, mientras el prepara un remedio para poder ocultar sus poderes, al dárselo sus poderes han salido de ella y se han reunido formando una rosa roja de cristal
Su padre guarda esa rosa en un estuche, mientras empieza a empacar sus cosas para irse lo más lejos de hay sin dejar rastro, para protejer a su pequeña hija, y así también cumplir la última voluntad de su amada esposa
A lo lejos pueden ver la cabaña el lugar donde fue inmensamente feliz
—Adiós mi amada Atlana, descansa en paz que yo cuidare de nuestra hija —dice el mientras derrama lágrimas, toma a su hija de la mano para marcharse
Pasan semanas y por fin llegan a un pequeño pueblo, donde se instalan en una pequeña choza
—Gracias por cuidar de ella —le dice a una señora, mientras mira la casa
—No es nada, para mí es un honor cuidar la casa de tus padre —el le regala una sonrisa —Pequeña ¿Cómo te llamas? —le dice la señora mientras se inclina hacia la niña, pero ella no contesta
—lo siento Hela, no habla mucho desde la muerte de su madre
—¿Cuánto tiempo se quedarán? —le pregunta después de entrar a la casa
—Estaremos un buen tiempo, así que cuida de nosotros bien —dice con risa
—Para mi será todo un privilegio —le dice con una sonrisa para después marcharse
—Papá
—¿Si mi amor?
—¿Mamá ha no va a volver? —pregunta con los ojos cristalizados por las lágrimas
Al ver la tristeza en la cara de su hija quería mentirle y decirle que su madre pronto volvería para darle un poco de felicidad, pero sabía que sufriría más cuando se enterará
—No mi amor, ella ya no está con nosotros
—Papá la extraño —le dice mientras lo abraza sin parar de llorar
—Lo se mí amor también yo _le dice mientras acaricia su cabello y pierde su vista a la nada.
El tiempo pasó y aquella tragedia que les tormenta a iba disminuyendo, habían aprendido a seguir a delante sin olvidar aquella mujer que dio la vida por sus seres queridos, Morgana crecía llena de alegría y rodeada de mucha gente que la quería, ella paseaba como todas las mañanas con una cesta llena de plantas medicinales, mientras sonríe a todos los que pasan junto a ella
—Buenos días Morgana —dice la mujer que pasa con un canasto de ropa
—Buenos días Hela —le dice con una sonrisa
—¿Y tú padre, sigue en la pradera? —ella solo asiente y se aleja pensativa ya que su padre todas las mañanas iba a la pradera a beber recordando a su amada esposa
Ella deja la cesta en la entrada de su casa y va en dirección de su padre, al llegar lo ve hay sentado bajo un árbol bebiendo mientras su vista está perdida en sus recuerdos

—Papá —le dice Morgana sacándole de sus pensamientos
—Morgana —dice con una sonrisa mientras deja la botella a un lado y abraza a su hija
—¿Sigues pensando en ella? —el suelta un suspiro —. Papá, ya han pasado 12 años, es tiempo dejar su alma descansar
—Hija, tengo algo que decirte
—luego me lo dirás, tengo que darte tu medicina —lo interrumpe mientras lo ayuda a levantarse, el sonríe
—Puedo levantarme yo solo
—Te vez joven papá pero no lo estás —le dice con el seño fruncido
—¿Que haría yo sin tí, mi pequeña Morgana? —cuando se disponen a marcharse algo llama la atención de Enrique
—Atlana —salio de sus labios, al ver a su esposa sentada observando les con una gran sonrisa
«Es tiempo mi amor» escucho susurrándole

—¡Papá!
Es lo único que pudo decir en el momento en que su padre se desvanece en sus brazos, pero al no tener la suficiente fuerza cae de rodillas con el en sus brazos
—Resiste papá voy por tu medicina —cuando está levantándose para ir su papá la sostiene de la muñeca
—No, tu mamá me está llamando —le dice viendo hacia el lugar donde está sentada su esposa
—No papá, no me puedes dejar sola —le dice Morgan con lágrimas en los ojos
—Es mi tiempo, ahora es momento de que tú decidas tu propio destino —le dice con dificultad —, recuerda lo que te enseñamos —le dice mientras toca si mejilla —. Te amamos mi pequeña Morgana —ella toma su mano junto a su mejilla —, harás grandes cosas mi niña —en eso sus ojos pierden la fuerza, y su mano cae a un costado
—¡Papá!, no, mírame papá —le dice su hija mientras llora
En eso la oscuridad de la noche los rodea y una luna brillante se asoma al voltea hacia el puente, los ve juntos, vestidos de rojo tomados de la mano

Mientras que el viento sopla, trayendo palabras
«Es tiempo que sigas tu destino mi pequeña, se valiente, regresa al lugar donde perteneces y protege al que te necesita, el destino tiene muchas cosas buenas para ti mi pequeña Morgana, se feliz y siempre recuerda todos somos importantes en este mundo, te amamos mi pequeña, mi princesa»
#15501 en Fantasía
#3329 en Magia
dioses romance fantasia, profecías maldiciones traición, hechiceros y brujas
Editado: 17.02.2021