Morgana sintió que todo su cuerpo empezaba a perder fuerza al sentir la penetrante mirada que el le brindaba haciendo que su mente quedará en blanco, su mirada hacia que ella olvidará todo y solo se concentrará en aquellos ojos cafés, lentamente se fue alejando de el haciendo que choque con la mesa
—¡Alejate! —tomo el cuchillo amenazándolo —, no te atrevas a dar un paso más o.. o lo vas a lamentar
Sus risas de él se escucharon por toda la cabaña cuando aquella humana lo amenazó, el dió un paso acercándose a ella, y como reflejo apunto el cuchillo hacia el, la sonrisa bailaba en sus labios al verla temblar cuando el daba un paso acortando su distancia, y antes de que se diera cuenta le arrebató el cuchillo haciendo un corté en su mano
—¡Ah! —exclamo para luego llevar su otra mano hacia la herida
El noto la sangré en el cuchillo, lo acercó a su boca, pasándolo por su lengua probando lo, aquel hombre cerró los ojos al sentir el dulce sabor de su sangré, los abrió y en su mirada se había tornado más oscura para luego decir:
—Lo sabía —exclamo —, no eres humana o al menos no totalmente
—¿De que hablas? —dijo tratando de que su voz no se quebrar —, yo.. solo soy una curandera
—Mientes
La miro a los ojos, para luego lanzar una bola de fuego, el miedo de instaló en todo su cuerpo, alzó las manos para cubrirse sintió una corriente por todo su cuerpo haciendo que de la palma de sus manos saliera un escudo
—¡Estás loco! —gritó —, ¡Pudiste matarme!
—Pero no lo estás —el borro su sonrisa mientras se acerca a ella —, ahora dime quién eres en verdad
Ella quiso huir, salir corriendo de ese lugar pero no contó con que el sería más rápido y la encerró entre sus brazos, acercándola aún más a su cuerpo
—Suéltame —forcejea, con la respiración acelerada
El pudo notar aquellos ojos claros fijos a los suyos, algo extraño se removió dentro de el, colocó su mano en su mejilla acariciando su delicada piel, la sintió estremecerse ante su tacto, subió hasta su cabello, viendo sus recuerdos, rápidamente la soltó como sí su contacto le quemara al ver una imagen, y ella sintió esa extraña sensación de vacío cuando su calor se apartó de ella
—Lo siento —susurró, ella lo miro extrañada —, lo del beso.. no quise
Sintió que todo en su interior hervía de la rabia, pero no sabía si era por el beso o por qué el se arrepentía de besarla, pero hizo como que no le importaba
—No pasa nada —dijo encogiéndose de hombros —, pues si a eso se le puede llamar a un beso
Ella no supo que esas palabras le calaron a el, hasta que de un tirón la volvió a envolver entres sus brazos, sin ninguna duda descendió hasta sus labios, dándole un beso cargado de rabia y pasión, ella sintió perderse con aquella sensación que sus labios le producían, sintió el leve mordisco en su labio, haciendo que ella soltará un pequeño gemido haciendo que el perdiera el control, ella enredo sus brazos sobre su cuello profundizando el beso abriendo sus labios dejando que su lengua se introdujera explorando su boca, al separarse por falta de aire, ella lo miro a los ojos y se sintió confundida, al percatarse de eso tenía que buscar como distraerla de ese suceso y al no encontrar otra cosa una sonrisa se instalo en sus labios
—¿Ahora sí estás convencida?
Ante ese comentario sintió la sangre hervir, se sentía estúpida se había burlado de ella y la culpa lo tenía ella por dejarse llevar por sus besos
—Te quiero fuera de mi casa ahora —señalo la puerta —. ¡Fuera!
—¿Cómo te atreves a correr me en mi estado? —hizo una mueca de dolor —, ¿Como una curandera puede dejara a su paciente irse herido?
—Tu... Tu —lo señal, para irse dejándolo con una sonrisa en sus labios
La sonrisa se le borro al instante que desapareció por aquella puerta, había perdido la cordura, ¿Desde cuándo se dejaba llevar?, Después de la muerte de Aldana no había besado a nadie más pero solo basto que está humana pareciera para que perdiera totalmente su voluntad, ¿Que tenía es humana? Para hacerle romper su promesa, llevo sus manos hasta sus labios, recordando la calidez de sus labios, con enojo cerró su mano en un puño
—No, no puedo faltar a mi promesa —se convenció
—¿Que haces parado ahí? —le sorprendió a sus espaldas
—¡Ay! —se toco la herida
— Te quedarás aquí hasta que mejores —dijo resignada —, pero te irás apenas te mejores —le advirtió
—De acuerdo curandera —con una sonrisa burlesca la contempló, ella solo puso sus ojos en blanco
—Sigueme —camino hacia el fondo de la cabaña —, te mostraré tu habitación
Hicieron el recorrido en total silencio, el observándola y pensando en que era lo que aquella humana le producía para perder por completo la razón, ella detuvo su paso mostrándole su habitación
—Aquí puedes dormir —lo miro a los ojos —, mientras te recuperas
—Gracias
—No me lo agradezcas —lo miro duramente —, no lo hago por gusto
Se fue de hay dejándolo con uno mal sabor de boca, entro aquella habitación observando aquel lugar, se sentó en la cama llevando sus manos hasta su cabello, pasando sus dedos varias veces, no sabía que pensar, saco aquel pañuelo de su chaleco desdoblando lo, ante sus ojos apareció aquel escudo, el de su reino, con fuerza lo estrujó entre sus manos
—Ojala este equivocado —susurró —, y tú no tengas nada que ver en todo esto hermano
Morgana avía terminado de cocinar, cuando colocó la mesa se quedó observando el pasillo para ver si venía
¿Debería avisarle? Pensó pero al momento nego, pero siguió mirando hacia el pasillo, quería decir que lo pensó detenidamente pero antes de que se diera cuenta estaba en su puerta con el puño levantado para golpear aquella puerta
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Editado: 17.02.2021