Miércoles 7 de octubre de 2020
Durante toda la mañana no he dejado de pensar en Bruno y en lo que pasó anoche en el concierto y en aquellos “Secretitos” que guarda con el conocido cantante. Las dudas se disipan en el momento en que oigo la voz de Lucia a mi espalda.
- Tía donde te metiste anoche, te estuve llamando varias veces.
Enciendo el móvil que por suerte Ethan me dejó un cargador y me doy cuenta de que me llamó un par de veces, y no solo ella, también Nico Méndez… ¡mierda!
- Uff…, perdón no tenía batería
- Me dijo Lisa que te vio ayer en el Hard Rock… ¿qué hacías allí?
- Estaba en el concierto de John White
- Que suerte, además en plena semana.
- No creas… era trabajo igual – el rostro de Lucia parece no tomárselo enserio – No lo digo en broma, es más, si no fuera por el dichoso reportaje, el cantante no me sonaría mucho.
- Pues no sabes lo que te has perdido…
Ambas nos miramos antes de un camarero aparezca con la demanda que había pedido anteriormente.
- ¡Que aproveche chicas!
- Gracias – agradece Lucia adelantándome – ¿No está Ethan? – pregunta dirigiéndose esta vez a mí.
- No, hoy se iba a las afueras de la ciudad. Se habrá tomado unas vacaciones.
Café en mano nos dirigimos hacia la puerta del edificio, porque como tardemos un minuto más nos llamarán la atención, si es que no lo han hecho ya. La puerta del ascensor se estaba a punto de cerrar cuando alguien interrumpe el cierre completo.
- Perdonad – dice un chico unos años más joven que nosotras – ¿Vosotras sabríais decirme donde puedo encontrar a un tal Rick Collins?
- Sí, ahora vamos para allá. ¿Eres nuevo? – comenta Lucia.
- Me llamo David, soy el nuevo becario. Estaré aquí algunos meses.
- Bienvenido a Re-Design
Antes de que pueda pronunciar cualquier palabra, las puertas del ascensor se abren de par en par y enseguida salimos hacia las oficinas. El ambiente es un tanto más disperso, gente que viene y va de un lado a otro sin control.
- Pero ¿qué pasa aquí? – pregunto desconcertada.
- Hoy hay una reunión con todos los inversores.
- ¿Siempre es tan movido cuando hay una reunión? – pregunta David.
- No lo sé, yo solo estoy aquí para un par de semanas, pero ella lo sabrá, lleva más tiempo – contesto señalando a Lucia y yéndome hacia mi despacho, dejándole a ella con el marrón.
Mierda, me había olvidado completamente de la reunión. En teoría empezaba a las nueve en punto, pero antes tengo que coger los informes que me pidió Collins. Rebusco por los cajones próximos a la puerta sin fijarme que, sentado en la butaca del despacho estaba Bruno justo detrás de mí.
- Hoy no he visto a tu chico, el camarero – vacila Bruno con una sonrisa.
- Está de viaje, y no es mi chico, y aunque lo fuera, porque te molesta tanto que hable con él. No me digas que estás celoso.
- No, para nada. Solo digo que ayer te vi subiéndote es su coche. Apuesto que no te dejó en casa y te llevo a un lugar bonito y tranquilo - de repente cambia su tono de voz a una más pausada, como si estuviera leyendo el argumento de una película medieval - Donde podías alejarte de las calles ruidosas de esta ciudad, donde el olor del mar inunde por completo tu memoria y te llenase de recuerdos, ¿me equivoco?
- ¿Nos seguiste?
- No. Un amigo os vio por allí… ¿No todo gira en torno a ti modelo?
De repente el chico se levanta acercándose cada vez más hacia mi mientras que en su mano lleva unos papeles que parecen ser los que necesito.
- ¿Me los das?, ya tendríamos que estar en la sala de reunión.
- Respóndeme a dos cuestiones. Primera: ¿Qué hacías ayer en el backstage del concierto? – junto a esta pregunta da un paso hacia adelante que me obliga a retroceder hasta que choco con la pared. Afortunadamente las paredes de esta oficina son totalmente opacas, porque estoy segura de que más de uno pensaría de manera equivocada ante esta situación.
- Ya te dije que no te lo voy a decir.
- Segunda – nuestros cuerpos se acercan unos pocos centímetros más. Su pelo despeinado roza mi frente suavemente - ¿Te gusta?
- ¿Quién?
- El camarero.
Antes de que pueda responder la voz de Dylan interrumpe avisándonos de que Collins estaba a punto de llegar. Si Rick ve algo de esto no se lo pensaría dos veces en el momento de echarnos, aunque le contásemos miles de excusas, es la regla número cuatro, y para él es imprescindible y la más importante.
- Chicos en dos minutos os quiero ver en la sala de reuniones – comenta éste asomándose por unos segundos – por cierto, – esta vez se acerca hacia nosotros para continuar – durante la junta os quiero ver separados. No me gustan vuestras miradas – pronuncia con un tono un tanto despistado.