GIRASOL NÚMERO 41
Sarah Mancini
Mis ojos se abren lentamente, me siento en la cama y frunzo el ceño, quito las mantas de encima y paso mis manos por mis brazos y piernas. El dolor de huesos es casi insoportable.
Miro mi mesa de noche y me tomo un antiinflamatorio con un vaso de agua. Vuelvo a afirmar mi espalda contra el colchón y espero a que el dolor disminuya. Para cuando mi despertador sonó, el dolor ya era mucho más leve.
Suelto un suspiro y me pongo en pie, tomo una ducha y me lavo los dientes, luego vuelvo a mi habitación y me veo frente al espejo... mi rostro está jodidamente pálido y tengo ojeras.
Me pongo mi bata, me quito la toalla del cabello y me lo seco. Con el cabello listo me pongo un cintillo y comienzo con mi rutina facial matutina para acabar con mi maquillaje, devolviéndole un poco el color a mi rostro. Hoy hay sol y he intentado probar con un vestido, pero mis piernas se ven muy delgadas y en la parte que solía quedarme ajustada, ahora pareciera que traigo puesta una bolsa de basura encima. Suelto un suspiro y a pesar del probable calor de hoy, uso unos leggins deportivos y encima los vaqueros, como lo he hecho últimamente. En la parte de arriba uso una blusa delgada de color amarillo con flores blancas, acompaño todo con unas zapatillas blancas sin diseño. Dejo mi cabello suelto y estoy lista para ir a la universidad.
Mi tía me pasa el desayuno para comerlo en la universidad debido a que hoy mi primera clase comienza muy temprano, me despido de ella con un beso en la mejilla y salgo de casa. En treinta minutos más hago la rutina de siempre; dejo un girasol pegado al casillero de Zayn junto con una notita y luego camino a mi casillero, esta vez solo veo a Liam cruzado de brazos mirando al suelo deprimido. Frunzo el ceño y me acerco rápidamente a mi mejor amigo.
—¿Qué pasa?— pregunto preocupada, levanta la mirada para verme.
—¿Eh?—pregunta aturdido.
—Te ves triste.
—¿Yo? ¿Triste? Nunca.
—Liam, te conozco.
Suelta un gruñido— Odio que seas tan buena conociendo a las personas.
Sonrío— Vamos, dime. Sabes que puedes confiar en mí.
Traga grueso, iba a decir algo, pero entonces su mirada se desvía a otro lugar. Sigo su mirada y veo a Julie sonriéndole a un chico a unos metros de nosotros.
Suelto un suspiro y vuelvo a mirar a Liam.
—Te gusta Julie, ¿Cierto?—le pregunto y se queda en silencio.— Liam, podrías ser sincero con ella.
—Es obvio que no le pasa lo mismo. Siempre estamos discutiendo y con él pone esa sonrisita tonta.
Trago grueso, la verdad Julie me había estado hablando de ese chico, su nombre es Ian... la oí hablar de él y la verdad se escuchaba realmente interesada. No puedo evitar sentirme muy triste por mi amigo, así que tomo su mano.
—Liam, eres un chico increíble y si, Julie también y si soy sincera... me encantaría que ella esté interesada en ti como tu en ella.
—No lo está, ¿Cierto? Te ha hablado de él— dice y me quedo en silencio, él asiente cabizbajo.
—Liam, tienes que levantar la cabeza. Eres un chico tan increíble, eres guapo e inteligente y algún día una chica se va a desvivir por ti, créeme.
—¿En serio lo crees?—pregunta, le sonrío y asiento.
—Ahora deberías concentrarte en ti. Se feliz por ti y ya, cuando llegue la chica, llegará y tu estarás realmente listo para ella. No lo sé, concéntrate en la universidad, haz lo que te gusta, juega fútbol... no lo sé, esas cosas.
Sonríe— Gracias.
—No fue nada. Eres mi mejor amigo y puedes confiar en mi siempre.
—Y tu en mí, en serio.
Sonrío— Lo sé.
Entonces Julie se acerca con una rosa roja a nosotros con una sonrisa algo embobada.
—Creo que me enamoré— dice en un suspiro.
—Liam, uhm... ¿Podrías comprarme un café?— le pregunto y le paso un dólar, él sonríe agradecido y asiente para luego irse. Sé que no quería escuchar esto y le di una escusa para irse.
Le sonrío a Julie—Cuéntame que te dijo.
Ella sonríe de oreja a oreja mostrando sus dientes.
—¡Me ha pedido una cita! Ha dicho que cree que soy hermosa y que está emocionado por conocerme más— dice y da pequeños saltitos, a pesar de lo de Liam, igualmente me siento feliz por ver a mi amiga feliz.
—¿Ya sabes qué te pondrás?
—No he decidido entre mi vestido azul y el rojo.
Lo pienso un segundo— El azul combina con tus ojos.
—Cierto. El azul entonces.
Seguimos hablando de los detalles hasta que Liam regresa con mi café y nos vemos obligados a ir a clase.
A la hora del almuerzo estamos los tres sentados en la mesa de siempre.
—Y es tan lindo y alto y musculoso y Dios...—Julie no deja de hablar de Ian.
Miro a Liam, está con un codo en la mesa y afirma su cabeza con su mano, mientras que con la otra juguetea con su comida.
No sé como hacer que Julie deje de hablar de Ian sin que suene descortés.
—¡Julie!— digo entonces y le sonrío— ¿Qué planes tienes para el viernes? Liam me ha comentado que nos han invitado a una fiesta.
Liam asiente sin ánimo, levanta su tenedor con fideos y en el aire los deja caer de vuelta al plato.
—Uhm, si puedo el viernes— dice Julie
—Genial. Iremos a una fiesta el viernes— digo entusiasmada, Julie y yo sonreímos y Liam solo levanta un poco la comisura de su labio por un lado.
—Yupi— dice sarcásticamente, suelto un suspiro.
—¿Qué te pasa hoy? Estás más odioso de lo normal— le dice Julie mirándolo.
—Pues ve con tu noviecito si tanto me odias— dice Liam y lo pateo debajo de la mesa para que recoja su dignidad, Liam endereza su espalda rápidamente— Lo digo porque hacen una linda pareja.
Julie sonríe— Gracias, pero aún no somos pareja... desgraciadamente.
Asiento mirando el escenario, que está mucho mejor.