GIRASOL NÚMERO 59
Zayn Sanderson
Si tengo que ser completamente sincero, nunca en mi vida me había pasado algo así. Nunca en mi vida había sentido algo tan intenso al besar a alguien.
No es como si tuviera un gran historial, dos chicas además de mi ex novia de la preparatoria y ya.
Lo que sentí ayer besando a la italiana fue... guao.
Justo ahora estoy en el comedor, con audífonos y dibujando en mi cuadernillo un montón de dibujos cualquiera sin sentido, pero mi cabeza está llena de recuerdos de ayer. La italiana se quedó hasta tarde y luego la llevé a casa, usó una de mis sudaderas porque tenía mucho frío. Se la ha quedado, pero no me importa.
Joder, no sé en qué maldito momento me he convertido en esto. Pienso en ella y... mierda, somos tan, pero tan diferentes y es como si pudiera imaginarme cien escenarios negativos de como podría terminar todo esto al mismo tiempo.
Una parte de mi siente emoción y alivio, porque al fin estoy saliendo de ese lugar tan oscuro en el que había entrado y ni siquiera he hablado con Landon para conseguir droga desde que la italiana y yo nos llevamos bien.
Justo ahora... por muy extraño que suene, sé que esa chica extraña me gusta y no quiero hacer nada que le disguste, quiero estar cerca y... ser alguien mejor, supongo, pero la verdad es que también tengo miedo. Si, tal vez le tengo miedo a esto que está pasando con esa niña. No estoy acostumbrado a sentir cosas tan fuertes y siento que se va a arruinar en cualquier momento y si, también odio ser tan poco optimista. Admito que no planeo ser completamente sincero sobre mis sentimientos, al menos por ahora, no puedo decir todo esto en voz alta. Joder, no puedo creer la cantidad de cursilerías que he pensado.
Veo la hora en mi teléfono y noto que mi clase comenzará en ocho minutos, así que me pongo en pie para ir al aula. Hoy es jueves y los jueves la italiana tiene otro horario de almuerzo, así que no nos vemos hasta la tarde.
Cambio la música en mi teléfono y le subo el volumen. Llego a mi casillero, lo abro y hago a un lado el girasol que la niña me regaló hoy para sacar un libro que necesito. Siento un dedo tocándome en la espalda y me giro de mala gana quitándome los audífonos. Odio que me hablen cuando estoy escuchando música.
Me encuentro con una chica de mediana estatura, tez tostada y cabello negro perfectamente alisado.
—Hola, Zayn— dice y sonríe, simplemente frunzo el ceño. No tengo idea de como se llama— Soy Laura y uhm... estoy en la clase de gestación de gastos contigo y hoy debemos formar parejas para hacer un proyecto. Me preguntaba si querrías ser conmigo... podríamos hacerlo en mi casa. Hoy, si puedes.
—De hecho iba a hacer el proyecto solo— digo con un tono serio y frío, ella se encoge en su lugar.
—Pero puedes hacerlo conmigo, no tengo con quien hacerlo, por favor...— dice haciendo un puchero.
—Hm... no, prefiero hacer el proyecto solo. Soy horrible para trabajar en equipo.— digo y no miento. Vivo creyendo que para que algo quede bien hecho, debo hacerlo yo mismo.
—Lo haremos todo como tu digas— dice rápidamente, lleva una mano a mi brazo y se acerca a mi. Joder, el espacio personal— Por favor. Podremos conocernos y-
—¡Hey!
Deja de hablar cuando alguien grita y giro mi rostro para ver a la italiana corriendo hacia nosotros, no estaba a mucha distancia, así que está a mi lado en dos segundos.
—Nos hemos contagiado los dos de una gripe muy infecciosa, deberías apartarte un poco, escuché que lo recomendado son dos metros— dice Sarah y la chica enfrente mío la mira confundida— De verdad, es una gripe muy grave— reafirma su punto y yo simplemente la miro divertido. Laura sigue sin apartarse— Querida, intento decirte que deberías apartarte. Ya.— dice Sarah frunciendo el ceño. Pocas veces la había visto fruncir el ceño antes.
Laura finalmente se aleja dando dos pasos atrás mirando a Sarah como si estuviera loca.
—¡Shu!— le dice la italiana y Laura finalmente arranca. Sarah la ve alejarse y cuando se gira a verme tengo una ceja alzada.
—¿Una gripe infecciosa?— pregunto.
—Si, muy infecciosa, será mejor que no te acerques a nadie— dice y se cruza de brazos.
—¿Celosa, italiana?
—¿Yo? ¿Celosa? ¡Pf! Lamento intentar proteger la salud de esa chica... que es muy atrevida, además.
—Ajá. No puedo creer que estés mintiendo, nunca lo imaginé de ti. Estoy decepcionado.
—¡Fue por un bien mayor!
Sonrío sin poder evitarlo— ¿Un bien mayor?
—El mío y el tuyo. Se nota que ella sería una pésima compañera de proyecto, te he salvado y pues... un bien para mi porque... porque quizá así dejen de mirarte tantas chicas en la universidad— dice y mira a su alrededor.
Vaya, vaya. Alguien está celosa.
Esto me gusta más de lo que debería, he de admitir.
—Nadie está mirando nada, ve a almorzar.— digo mientras comienzo a caminar, ella me sigue.
—¿Qué nadie mira nada? ¿En serio no te das cuenta?
—Si que me doy cuenta, pero lo ignoro. Deberías hacer lo mismo.
—¿Te puedo hacer una pregunta?— pregunta y dejo de caminar para mirarla de frente, se que va a preguntar aunque le diga que no, de todos modos ahora no me molesta escuchar sus preguntas— ¿Te han gustado muchas chicas? Digo... hace un par de años a mi me gustó Johan, pero después no me ha gustado nadie y de hecho...— traga grueso nerviosa, comienza a jugar con las puntas de su cabello— La primera vez que besé a alguien fue... ayer, en tu departamento— dice con sus mejillas tiñéndose de rosa y me sorprendo un poco... bueno, es una grata sorpresa saber que fui su primer beso.— ¿A ti... te han gustado muchas chicas?
Sonrío por lo tierna que se ve preguntando eso, niego con la cabeza.
—Tuve una novia en la preparatoria en Inglaterra y he estado con dos chicas más y si te soy sincero creo que ninguna de las tres me gustaba.— digo y sonríe a boca cerrada.