Estefanía Jones
🍸Lunes🍸
Mi teléfono suena encima de mi cama y me apresuro a llegar a él, reviso el mensaje en la pantalla y una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver que mi mejor amiga si vino a recogerme.
Como amo a esa mujer.
Termino de cubrir los moretones en mi cuello con maquillaje y antes de salir tomo mi teléfono y dinero para después meterlos en mi chaqueta de jean. Aprovecho que mi papá no está en casa y salgo para subirme al auto de Nicole
—Listo, ahora si vamos— digo después de subir al auto
—Ayer y antes de ayer y toda la semana hemos salido de fiesta ¿Estás segura que quieres ir? — pregunta mi mejor amiga al ver mi aspecto
—Que sí Nic, ya te dije que quiero ir—
—Pero, te ves agotada
—Estoy bien, mientras mis riñones sirvan saldré de fiesta todos los días, asi que acelera—
Ella tiene razón, hemos salido de fiesta desde hace ya varios meses, solo permitiéndome parar cuando mi cabeza no da más y volviendo al mismo ritmo cuando "me siento mejor". La realidad es que nunca voy a sentirme mejor.
Estaciona fuera de la discoteca a la que últimamente yo voy mucho y me apresuro a entrar al recinto, el olor de alcohol llena mis fosas nasales y para mí es lo más exquisito que puedo oler en mi vida.
—Por favor, trata de no beber demasiado— me grita Nicole debido a lo alto que se escucha la música.
Caminamos hasta la barra y yo pido una botella de tequila mientras que mi mejor amiga pide un jugo de naranja, a veces no entiendo porque viene de fiesta si va a tomar jugo, pero yo no critico las decisiones de los demás, cada cual mira su rabo.
La noche se me pasa en botellas y botellas y más botellas de cualquier clase de bebida alcohólica, con advertencias de Nicole por supuesto y a las que no les presto mucha atención, como las otras veces.
La sensación de no estar en mis cinco sentidos me hace sentir plena, esa sensación que me permite fantasear miles de escenarios de felicidad, en donde siento paz y tranquilidad, esa que no consigo sin alcohol en mi organismo.
No sé qué hora es cuando Nicole decide que es suficiente y me ayuda a subir al auto para después dejarme en mi casa, para ser más exactos en mi habitación para que no me vean en este estado.
🍸Martes🍸
Despierto a eso de las once de la mañana con un dolor de cabeza que aumentan por los gritos que se escuchan en el primer piso de mi casa. La mayoría de los gritos son provenientes de la voz de mi padre. Decido darme una ducha para verme más decente ante sus ojos y probar un poco de suerte a ver si en ese lapso de tiempo se va de casa
Como la vida me ama demasiado y tengo la suerte más grande del mundo, nótese el sarcasmo, al llegar a la cocina me encuentro con mi padre terminando de desayunar
—Pero miren quien se digna a levantarse— habla refiriéndose a mi —¿Dormiste bien? Digo no vayas a estar cansada, después de todo la pobre llegó A LAS CUATRO DE LA MAÑANA— grita
No digo nada y camino hasta mi lugar en la mesa mientras que mi madre se apresura a traerme un plato con comida y yo articulo un gracias cuando lo deja en mi sitio.
Mi padre al ver las acciones de mi madre tira mi plato al suelo, ensuciando todo a su paso —No vas a desayunar, eres una irresponsable, una vaga buena para nada, no te mereces comer de los alimentos que yo compro
Mi madre que aún está de pie a mi lado interviene con un tono de voz casi inaudible —Cariño, yo no creo que debas— es abruptamente interrumpida cuando mi papá se levanta de su silla y levanta su mano para golpear a mi madre, pero el golpe no lo recibe ella, sino yo por haberme metido en el medio
Caigo al suelo sintiendo el sabor metálico de la sangre en mi boca, me siento aturdida y perdida, otro golpe llega, pero esta vez a mi pómulo derecho y otro más a mi estómago, los gritos de mi madre y los insultos de mi padre se escuchan como eco en mis oídos. Me golpea hasta cansarse y antes de irse golpea a mi madre un par de veces
Mi intento de heroína no sirvió de nada
Mi progenitora que está "menos" golpeada que yo en estos momentos es quien me lleva como puede hasta el sofá y busca con que curar mis heridas, lo hace en completo silencio, ninguna de las dos habla, es como una rutina en nuestras vidas.
—¿Por qué no haces algo al respecto? — le pregunto aun adolorida cuando ha terminado
—Ya hemos tenido esta conversación hija— responde
—Mis neuronas no funcionan bien últimamente mamá—
—Porque lo amo, el me ama, nos ama; solo que está pasando por un momento difícil—
—¿Momento difícil? —
—Si amor, seguramente está teniendo problemas consigo mismo, tenemos que entenderlo, ser empáticas—
—Insisto, mis neuronas no conectan— como puedo y con un dolor corporal horrible me las arreglo para subir hasta mi habitación, negando la ayuda que mi madre me ofrece.
Saco debajo de mi cama una cerveza y me la bebo mientras por mi mente pasan tantas preguntas.
¿Nos ama? ¿Amar es sentir dolor? ¿Amar es soportar? ¿Amar es irrespetar? ¿Amar es sufrir? ¿Qué es amar? Tengo esa duda en mi cabeza, toda mi vida he tenido esa duda, y también tengo miedo a descubrir su significado.
En la tarde recibo un mensaje de Nicole, pidiéndome que la acompañe a hacer unos trámites que la envió a hacer su madre, le dije que si bajo la condición de que en la noche salgamos y ella acepto.
Es necesario.
Me cambio las prendas manchadas de sangre por un jean y la sudadera que me regaló mi mejor amiga por mi último cumpleaños y salgo de casa cuando me avisa que está afuera.
No cubrí mis golpes con maquillaje por lo que al subirme a su auto ella se exalta al verme y procedo a contarle lo que pasó, después de todo ella sabe la mayoría de cosas que pasan en mi casa, por no decir todo. Pone en marcha el auto mientras platicamos de su día ya que pedí no seguir hablando de mis golpes.