Con sabor agridulce Ezequiel dejó Anabella en el Colegio y se quedó en la puerta hasta que la vio entrar arrastrando la suela de sus zapatos.
— Tienes suerte de ser pequeño, no sientes la ausencia de tu mamá. — Le dijo Ezequiel a Leo cuando caminaba por la calle y Leo se rió como si le hubiera dicho alguna cosa graciosa. Ezequiel sonrió encantado y le tocó los dos mofletes con sus dedos índices. — Eres muy mono. — Abrazó después el portabebé con un brazo y sacó su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón. — Todavía tengo tiempo… — Meditó en voz alta y se hizo a un lado de la calle para buscar a Nacho en una red social. Puso en el buscador Nacho Collado y le aparecieron treinta personas con el mismo nombre y apellido. — Va hacer más difícil de lo que pensaba. — Le habló a Leo y lo besó en la cabeza sin dejar de mirar la pantalla de su teléfono.
Pasó de perfil en perfil, pero no lo encontró.
— Ezequiel. — Lo llamaron y levantó la mirada. Colin estaba parado delante de él y Ezequiel se sorprendió cuando no lo vio solo, su novio Mateo estaba con él. — Has llegado pronto. — Le dijo Colin y Ezequiel que vio a Mateo mirando curioso al niño, guardó su teléfono.
— Estaba cerca. — Respondió poniendo una mano en la cara de Leo para evitar más miradas de Mateo. — ¿Para qué querías verme? — Inquirió contra su ex novio.
— Entremos, yo invito al café. — Propuso Colin y miró a su novio para ver si estaba de acuerdo con entrar. Mateo asintió y Colin lo agarró de la mano.
Ezequiel elevó su labio superior al verlos y prestó después atención a Leo qué empezó a balbucear mirando a un perro qué pasó por la calle con su dueño.
— ¿Te gusta el perrito? — Le preguntó Ezequiel y se giró para que pudiera verlo mejor.
— ¿Leo? — Preguntó de pronto Mateo que se acercó para ver al niño, pero Ezequiel lo cobijó en sus brazos.
— ¿Qué haces? — Le preguntó Ezequiel desconfiado.
— ¿Qué hago yo? ¿Qué haces tú con el hijo de mi hermano? — Le reclamó Mateo y al pretender acceder al niño, Ezequiel se lo impidió. — Llamaré a mi hermano. — Amenazó Mateo sacando su teléfono.
Ezequiel lo miró con desconfianza.
Ezequiel, Colin y Mateo, los tres compartían una mesa en una cafetería cuando Nacho llegó.
— Nacho. — Mateo lo llamó dándole un abrazo y Nacho miró al cuidador de sus hijos. Ezequiel tenía a Leo en el portabebé y la cara compungida.
— ¿Está bien? — Le preguntó Nacho. Mateo dejó de abrazarlo para mirar a su hermano y después al chico que no le había dejado coger a su sobrino.
— Ya lo hemos aclarado mientras te esperábamos. — Dijo Mateo volviendo a sentarse junto a Colin y reclamando a Nacho. — ¿Por qué no me habías contado qué tenías un nuevo cuidador para mis sobrinos?
— No se ha dado el caso. — Contestó Nacho que se acercó al asiento doble ocupado por Ezequiel y se sentó a su lado. Miró a su hijo que se entretenía agarrando la cara de Ezequiel con sus manos y se dirigió después a su hermano. — ¿No me digas que lo has tenido aquí retenido?
Mateo negó y giró la cara para mirar a su novio.
— Colin había quedado con él para presentármelo. — Explicó y tanto Nacho como Ezequiel miraron a Colin.
— ¿Presentarme? — Preguntó Ezequiel sin entenderlo.
— Es culpa mía. Yo se lo he pedido. — Se hizo Mateo responsable, rodeando uno de los brazos de Colin y agarrando su mano.
— Mateo se ha enterado de que le mentí el otro día cuando nos vimos en el cine y le dije que eras amigo de mi hermano. — Habló Colin mirando a Mateo. — Quería que viera que lo hice para evitar la incomodidad, y que no tiene de qué preocuparse…
Ezequiel arrugó la cara.
— ¿Y para eso me escribes y me haces venir hasta aquí? — Le recriminó Ezequiel levantándose indignado, obligando a Nacho a levantarse para dejarlo salir de la mesa.
— Ezequiel. — Lo llamó Nacho agarrándolo de los hombros cuando se iba y viendo sus ojos al borde de las lágrimas.
— Anoche vi que subiste una foto de tu nuevo novio, pensé que habías superado nuestra ruptura y no te importaría ayudarme. — Se excusó Colin mostrando en su teléfono móvil la foto de Nacho de espaldas y cuando Nacho miró, le preguntó. — Este tío eres tú, ¿verdad? Me lo pareció y se lo enseñé a Mateo. — Miró a su novio y Mateo asintió.
Las manos de Nacho apretaron los hombros de Ezequiel y él lo miró avergonzado.
— Lo siento… — Susurró Ezequiel con las orejas rojas y sin saber dónde meterse. Nacho asintió y frotó sus brazos, sonriendo para calmarlo.
— Entonces… ¿Este chico es el cuidador de mis sobrinos o tu novio? — Preguntó Mateo a su hermano.
— Las dos cosas. — Contestó Nacho mirando a su hermano y al novio de éste. — Si eso es todo, nos vamos, he tenido que salir de una reunión para venir. — Mateo asintió simplemente y Nacho alentó a Ezequiel a caminar hacia la puerta de la cafetería. — Vamos. Os llevaré a casa. — Lo tomó de la mano y tiró de él.
Cuando llegaron hasta el coche de Nacho, Ezequiel estaba llorando en silencio.
— Ya. — Lo cortó Nacho que lo agarró de la mandíbula y le limpió las lágrimas con la otra mano. — ¿Por qué has subido una foto mía? — Le preguntó y Ezequiel desvió su mirada.
— Ese idiota se la pasa subiendo fotos de enamorado con ese otro idiota y me molesta. — Respondió Ezequiel viéndolos a través del ventanal de la cafetería. Nacho sonrió y apoyó su muñeca derecha en el hombro izquierdo de Ezequiel.
— El segundo idiota es mi hermano. — Ezequiel lo miró con el labio superior levantado y Nacho investigó. — ¿Sigues enamorado de Colin y por eso te da rabia que muestre su amor?