La escribo porque así encuentro una liviana calma, gracias a estas letras mi corazón siente un peso menos encima.
Encuentro un espacio infinito entre mi pluma y mis hojas amarillentas.
Aunque no tenga un auditorio lleno de audiencia para poder recitar mis versos, me conformo con leerlo en mi inerte mente.
Comencé a escribir a los 9 años y recite desde los 7
No hubo nadie de mi familia en mi primer concurso
pero los aplausos de la audiencia invisible me hicieron querer mas.
Practicaba sola en mi cuarto
Crecí leyendo libros con hojas faltantes, y escribía con un lápiz que me encontré tirado en las gradas de la escuela
Pero eso solo me impulsaba a seguir haciéndolo
m.ch.s