2min-shots

Provocativo

Mientras abría los ojos lentamente, sentía cómo alguien lo miraba atentamente.
Se sobresaltó y miró al chico a su lado.

Estaba parado con una expresión arrogante, esperando que él se despertase.

Cierto.

Su madre pensaba casarse.

Y este idiota iba a ser su nuevo hermanastro.
Lee Tae Min, de unos 17 años.

Choi Min Ho tenía un año más que él y había perdido a su padre hace cuatro años ya.

Su madre se había enamorado del padre de Taemin y ya llevaban un año juntos. La semana pasada, le propuso matrimonio a su madre y ella aceptó.
Taemin y el tipo se vinieron a vivir a su casa antes de la boda.
La boda era en un mes.

—Cocíname.

—Hazlo tú, no soy tu niñera—escuchó el bufido mientras cerraba de nuevo los ojos.

Treinta segundos después, pudo sentir agua cayendo en su rostro y a Taemin riendo malvadamente.

Demonio.

Se levantó enojado y el menor salió corriendo a su habitación y se encerró allí. Minho le dio un golpe a la puerta mientras lo escuchaba riendo.

Pendejo.

No sólo era molesto, también malcriado, arrogante e infantil.
Adoraba molestarlo, y Minho lo odiaba.

Luego de pasar al baño y darse una ducha para despabilarse, se cambió y bajó a hacer el desayuno. Tanto para él como para el demonio.
Su madre y el novio no estaban, salieron en una cita y los dejaron solos. Según ella, era una buena oportunidad para conocer a su hermanastro.

—Ni en sueños.

—¿Por qué hablas solo? ¿Ya enloqueciste?—Taemin estaba reposado en la puerta de la cocina viéndolo hacer el desayuno.

Suspiró y decidió ignorarlo. Cuando terminó el café y las tostadas, las sirvió y le dedicó una mirada al otro para que se sentara también.

—¿Por qué volviste tarde anoche?

Taemin lo miró mientras se despegaba la taza de los labios.
—No te importa.

Rodó los ojos y se lamentó por intentar establecer una conversación con él.
—¿Por qué eres así?

Rio.
—Te odio.

¿Te piensas que yo no?

—Como si yo te amara.

—Apuesto a que ni siquiera sabes lo que significa esa palabra, mamón.

—Deja de querer sacarme de quicio, Franchesco.

Taemin le pegó a la mesa—¡No me llames así!
Derramó el café quemando a Minho.
—¡Oh, diablos! ¡Mira esto!

Taemin se quedó serio un momento, luego simplemente abrió la boca—Lo siento—y se retiró.

Dos horas después llegaron sus padres. Minho los recibió mientras que Taemin estaba encerrado en su habitación durmiendo. Como siempre.

Odiaba que no hiciera nada productivo, que fuera tan arrogante, molesto, irritante, y todos los sinónimos a molesto que existieran. Odiaba su forma de ser con él y con los demás.
Simplemente, lo odiaba. Y nada haría que cambiara de parecer.

O eso creía.

Una noche, en donde no estuvo ni su padre ni la madre de Minho, Taemin hizo una fiesta.
Invitó a casi toda la escuela, mientras, esta vez, era Minho el que dormía una siesta. Minho se despertó a la hora y media puesta la música. Cuando captó lo que sucedía, quería asesinar a Taemin. Salió de su habitación y entró a la del rubio, al no verlo allí, bajó a la sala y se lo encontro a los minutos besándose pegado a uno de sus amigos.

Choi ardió de ira.

Se acercó apresuradamente a él y lo tiró cerca. Taemin se quejó, como pudo, porque estaba borracho. Su acompañante fue echado de la casa por Minho y éste arrastró al menor a su habitación. No importaba si estaba borracho, le reclamaría todo lo que pudiera.

Abrió la puerta, tiró a Taemin a la cama y cerró la puerta con llave.
Taemin se reía torpemente—Ming~ Minho~ —hablaba riéndose.

Choi lo miró irritado.
—¿Por qué diablos hiciste una fiesta? Ellos vuelven mañana, no quiero tener que quedarme toda la noche limpiando por tu culpa.

El rubio sólo se lamía los labios mientras miraba el pantalón de Minho. Al percatarse de esto, el moreno se acercó y le agarró la mandíbula haciéndolo verlo a los ojos.

—Maldito pervertido, ¿estás siquiera escuchando lo que te digo?

—Sí, cariño. ¿Quieres joderme?

Minho se quedó escuchando los idioteces que largaba Taemin, hasta que fue tomado por sorpresa por los labios del menor. Se pegó a él mientras el mayor buscaba alejarlo. Taemin lo empujó a la cama y se subió encima de él. Tenía fuerza, aunque no le ganaba a Minho. Lo dio vuelta y aprisionó ambas manos de Taemin dejándolas una a cada lado de su cabeza.

Taemin gimió.

—Eres tan excitante.

¿Te drogaste?

Taemin se removió bajo Minho, buscando frotar ambas caderas. Con éxito, hizo a Minho gruñir mientras se acercaba al rostro del menor.

—Taemin, detente...

El menor sacó la lengua esperando tocar a Minho, y lo logró.

Fóllame.

—Bien.

Lo besó de manera salvaje esperando el rechazo de su casi hermanastro, pero cayó en su propio juego cuando Taemin sólo abría más y más la boca esperando su contacto. Y él accedía.

Estaba cediendo ante Taemin.

Tengo que separarme 
antes de que me arrepienta.

Dejó de besar a Taemin y vio cómo tenía los labios rojos e hinchados. Taemin le reclamaba más tacto mientras él sólo se le quedaba viendo.

Hasta que se rindió.
Y volvió a besarlo.

A pesar de tener una boca llena de insultos y frases irritantes, sabía cómo usarla para algo bueno. Algo sumamente bueno. 

Fue bajando de su boca a su cuello y sin piedad comenzó a dejarle marcas en todo el cuello.

Nadie podría no-verlas.
Era imposible ocultarlas. Eran demasiadas.

Taemin tenía los ojos brillosos mientras veía a Minho comenzar a lamer sus pezones.
Gimió.
Y eso prendió aún más a Minho.

Maldita sea.

—Minho...

Se acercó para volver a besarlo unos segundos antes de comenzar a bajarle los pantalones junto a la ropa interior.
—Me haces enloquecer Taemin.

El nombrado se sonrojó mientras suspiraba por el toque de la mano izquierda de Minho ahí abajo, preparándolo para lo bueno.



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En el texto hay: shinee, 2min, jongkey

Editado: 25.07.2020

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