Taemin tomó una piedra y se la lanzó a la ventana a su vecino. Estaba harto. Eran las dos de la mañana, y el estúpido había puesto la música hace ya cuatro horas.
Se escondió cuando vio que la piedra rompió el vidrio. La música se detuvo y luego de unos minutos, escuchó la puerta de su casa ser golpeada.
Taemin maldijo en silencio.
Bajó a toda prisa y con el coraje bien alto, pero al abrir la puerta, su coraje corrió escaleras arriba mientras su cuerpo quedó parado, inmóvil en el marco de la puerta.
—¿Tú me tiraste esto?—su vecino le enseñó una piedra mientras lo fulminaba con la mirada. El tipo estaba con un jean roto, y una camiseta blanca.
Taemin miró hacia el suelo antes hablar.
—Lo siento. La música estaba muy alta.
—¿No era más fácil pedirme que la bajara? —le sonrió obvio mientras el otro desviaba la mirada avergonzado—¿Quién pagará mi ventana ahora?
—Yo… no tengo dinero, lo siento.
—Mira—hizo una pausa antes de apoyar sus manos una a cada lado del marco de la puerta, acercándose al rostro de su vecino—Eso no es lo que pregunté, pequeño.
Taemin se irritó en dos segundos.
—No me interesa, vete de aquí.
Intentó cerrarle la puerta en la cara, pero el otro puso el pie para luego abrirla a la fuerza y entrar a su casa. Taemin se alejó mientras veía al tipo con una sonrisa maliciosa.
—Llamaré a la policía.
Oh, no lo harás.
El más alto lo tomó desde los brazos y lo pegó a la pared. Taemin levantó el pie y se lo clavó entre medio de ambas piernas, pero no fue con demasiada fuerza.
—Eres un mocoso rebelde, creo que deberé castigarte.
Taemin al oír eso, quiso salir corriendo, pero él simplemente no lo soltaba.
—Me llamo Minho, ¿y tú?
—No es de tu incumbencia.
Minho sonrió. Esto iba a ser difícil.
El chico era bastante atractivo, aunque se veía bastante flaco y femenino, eso no le molestaba, todo lo contrario. Lo hacía excitarse aún más.
—Creo que ya sé cómo vas a pagarme.
Lo obligó a arrodillarse y llevo su pelvis a su rostro. Taemin no quería saber nada, se alejaba e intentaba pararse, pero Minho lo mantenía arrodillado. Se bajó el cierre como pudo dejando ver pene erecto a tan sólo diez centímetros de su rostro.
El chico tragó saliva mientras levantaba la mirada y miraba el rostro expectante de su vecino.
—Si lo haces, habrás pagado mi ventana.
Se lo pensó varias veces. En verdad lo hizo, estaba a punto de rechazar la oferta cuando Minho lo tironeó hacia su falo, abriéndole la boca. Su glande tocó su campanilla y casi se atraganta.
Se lo quitó de la boca unos segundos para recuperar el aire.
No sabía mal, tampoco es que sabía bien, no lo malinterpreten, pero él esperaba que al menos supiera raro.
Un momento.
¿Él lo esperaba?
Minho le enrostró su pene en los labios nuevamente y lo metió en su boca de nuevo. Él no opuso resistencia, pareciera como si el botón de la voluntad se hubiera apagado temporalmente.
—Eso es, chúpalo.
Taemin lo miró mientras pasaba su lengua por el glande, y Minho cerró sus ojos a la vez que lo acercaba más pegando su mano a su cabeza. Su boca chocando contra su pelvis hacía ruidos obscenos, los cuales incitaban a Minho a aumentar el ritmo, y a Taemin a abrir cuanto pudiera la boca.
Fijó la polla de Minho con su mano mientras se la seguía introduciendo en la cavidad oral.
—Oh, mierda.
Se vino en su boca y Taemin no tardó en tragar todo lentamente, regalándole una bella vista a su vecino.
—Dímelo.
Supo a qué se refería.
—Taemin. Lee Taemin.
—Bien, Lee Taemin, quiero follarte, ¿estás de acuerdo?
—Estoy de acuerdo con eso.
El maldito ya se había excitado.
Sorprendente.
Y buen receptor.
Taemin lo llevó a su habitación y cerró con traba. Se quitó la camiseta y la arrojó hacia algún sitio de la habitación. Ni siquiera tuvo tiempo de quitarse la parte inferior, cuando Minho ya estaba pegado a él, colocando su lengua en su boca. Era un sitio que él quería explorar. Quería joderlo. A él y a sus carnosos labios.
Se separó, se tiró en la cama, y se quitó el pantalón, para acto seguido abrir las piernas invitándolo a “pasar”.
—Hubieras tirado esa piedra hace tanto tiempo.
Se abalanzó sobre él. Bajó a sus muslos y los mordió mientras sentía sus uñas siendo clavadas en una de sus manos.
—¿Quieres que te atienda?
—Quiero que lo pongas en mí—señaló su miembro mordiéndose el labio.
—Tus encantos pueden conmigo.
Sonrió para luego quitarse el calzoncillo y separar más las piernas.
Minho se posicionó en su agujero y comenzó a meterlo despacio viendo cómo cerraba los ojos y se tapaba el rostro con ambas manos para evitar decir idioteces.
—Déjalo salir. Deja salir todo.
Entró completamente y se detuvo.
—¡Santo…! Jesús.
Llevó ambas palmas a sus piernas para sostenerlas mientras lo penetraba. Se movió adentro y afuera al ritmo de sus gritos. Taemin debía bajar la voz si no quería despertar a sus otros vecinos.
De seguro sería su otro vecino Jinki quien le tiraría una piedra, pero a la cara.
Abrió los ojos y se vio a sí mismo siendo follado por su vecino, tenía las piernas abiertas, sostenidas por sus musculosos brazos y una erección entre sus piernas.
No había planeado esto, a veces la improvisación es una buena técnica.
—¡Woah, Minho! ¡Ah, justo ahí!
Se cepilló contra su próstata y Taemin gimió aún más alto.
Buena forma de pagar un vidrio roto.
***
Cuando se despertó, estaba solo en su habitación. Miró de reojo la hora mientras se pasaba la mano por la cintura.
Minho le había jodido los sesos.
Eran las doce del mediodía.
Miró hacia la ventana y casi se cae de la cama.
El maldito le había roto el vidrio.
Editado: 25.07.2020