Fue un día bastante pesado, y no por que tuviera demasiado trabajo en el colegio, ni mucho menos demasiadas tareas. Simplemente el calor insoportable que se siente en esta temporada, sumándole la infernal cantidad de gente en las calles y en el transporte, hace todo esto insoportable.
"Simplemente detesto todo eso que me hace pesado el día, odio a la gente en cantidades grandes".
Lo único que me motivaba a caminar las horribles calles, era llegar a casa. Mi madre había preparado una de mis comidas favoritas; Las albondigas de res super picosas que tanto me gustan. Vaya que eso compensaba lo horrible de este día.
Tenía tanta tarea por hacer, que de solo pensarlo me atacaba un sueño abrumador.
"Detesto las malditas tareas y más cuando son de la materia de Historia y Matemáticas".
La noche se aproximaba y no había hecho ni mierda de tareas. Me pasé parte del día jugando en la Play, haciendome perder la noción del tiempo. Ni siquiera he arreglado lo necesario para mañana. Demonios, ni la estúpida playera del colegio había lavado. Da igual, todavía aguanta otra puesta, no creo la gente se tome el tiempo de acercarse y olerme las axilas.
En cuanto las tareas, esas las haré mañana. Todos los días hay alguien quién las hace y alguien quién las trafica a todo el salón. Amo a mi grupo, son una bola de flojos, pero con una inteligencia envidiable.
Tome mi mochila y metí todo lo necesario para mañana, libretas, libros, lapicera y mi trompo. Lo esencial para un día de clases.
Esta noche no dormiré temprano, mi programa favorito comienza a las 11 en punto de la noche y como es obvio no me lo perderé.
12:30 AM
El programa estuvo como era de esperarse, nunca me decepciona por eso es que no me lo pierdo. Esa Mariana está bien buena la condenada, ella es otra de las razones por lo que no me puedo perder un solo programa.
Tiré toda la ropa que había sobre mi cama y me dispuse a descansar. Mañana o mejor dicho hoy, será un dia peor al de ayer, odio tener 2 horas de Matemáticas, dos horas de Español y 2 horas de Historia mundial.
"Es la muerte cada maldito Miércoles, estoy comenzando a odiar la escuela".
1:02 AM
El intenso calor me hace despertar de repente. El sudor en mi espalda me produce picor con las cobijas de mi cama. Giro de lado a lado para encontrar una mejor posición. El reloj sobre la mesa de noche, indicaba que eran la 1:02 de la madrugada. No podría estar yendo peor la maldita a noche.
<Gael logra dormir varios minutos después, ahora mismo son las 2:34 A.M, y muy pronto despertará para ir al baño. Su cuerpo se ha acostumbrado a que cada noche a las 3:00 A.M de la madrugada, se levante para orinar.
Esta noche será diferente a todas las demas. Eventos que están fuera de su imaginación y de los cuales no habrá explicación lógica, comenzarán a suceder. Incluso, nada, ni nadie, podrá parar todo lo que se avecina para él.>
3:00 AM
Me levanto apresurado y con unas ganas inmensas de ir al baño. Todas las noches son lo mismo. Estoy arto que suceda cada noche, no puedo descansar bien. Debería aguantarme las ganas y orinar hasta las 6:00 de la mañana. Así mi cuerpo se acostumbrará y podré descansar de mejor manera. El reto es dejar de beber agua antes de ir a la cama. Pero es inevitable hacerlo cuando 24/7 se vive un calor del infierno.
Con urgencia, pero con el mayor silencio posible me levanto de mi cama. Está totalmente obscura la habitación y la única luz que existe, es la que entra por la ventana que queda a un costado de mi cama. Camino a puntas y con extremo sigilo. No quiero hacer demasiado ruido que haga despertar a mi hermana, es un verdadero moustro cuando la sacan de sus sueños.
"Odio que su recámara aún no esté completamente lista".
Tan pronto estoy por entrar al baño. Una extraña sensación detiene mi paso, una mirada desde algún punto de la habitación está puesta sobre mí, probablemente desde mi cama, lo puedo sentir. Sin voltear y con la piel erizada desde mi nuca hasta el final de mis nalgas, entró lo más rápido posible al baño.
Enciendo con prisa la luz y de igual manera empiezo a orinar. Mi piel se eriza, ésta vez por el placer que me produce desahacerme del exceso de liquido en mi vejiga. Sacudo y guardo a mi pequeño amiguito. Me detengo y tomó una bucanada de aire.
"¡Al carajo los fantasmas, esas cosas no existen!".
Lavo mis manos y me dispongo a salir del baño. Al cruzar la puerta, todo parece estar en orden, camino en silencio y entró a mi cama. Jalo las cobijas y me cubro de pies a cabeza.
"No es miedo, es solo que odio los mosquitos piquen mi cara".
Cierro lentamente mis ojos. Mi intento en dormir queda en eso, un intento. Un fuerte golpe en la base de mi cama me hizo despertar enseguida. Con lentitud destapo mi cara. No habia alguien ahí. En un esfuerzo por visualizar más allá de la obscuridad, desisto y me tapo nuevamente la cara.
No paso mucho, cuando una especie de manotazo hace retumbar la cama a mis espaldas. Mi cuerpo se paralizó al instante, solo podía pensar en que podría ser.
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Editado: 05.06.2019