Poco después de recuperar la central...
La directora pidió una reunión de máxima urgencia en su despacho. Así que el equipo de Eric fue llegando a la habitación de uno en uno después de completar sus tareas para ayudar a recuperar la central. El último en llegar fue Derex, que se estaba encargando de las defensas.
– ¿Estamos protegidos? – Preguntó la directora nada más verle.
– Si – dijo él cerrando la puerta y poniéndose junto a sus compañeros –. He quitado todas las defensas suyas y he puesto las nuestras, además de comprobar todos los sitios en los que no había magia. Así que en teoría los únicos que podemos salir y entrar somos nosotros y aquellos a los que llamemos aliados.
– Gracias por tu trabajo, Derex – ofreció su gratitud la directora y a continuación se dirigió a Stephen –. ¿Están todos fuera de las celdas?
– Así es – asintió él –. Hemos sacado a todo el mundo que había encerrado en las celdas. Algunos de ellos tenían ansiedad, así que los hemos llevado a la enfermería.
– ¿Están dispuestos a luchar?
– ¡Pues claro! – Stephen subió el tono durante unos segundos –. Siguen siendo fieles a los cazadores a pesar de las cosas que hayan escuchado. Es más, la mayoría se está preparando para la batalla que se avecina. Así que sí, están dispuestos a luchar y a morir.
– Me parece perfecto – dijo ella y ahora se giró hacia Sarah –. ¿Tenemos aliados?
– Si. He contactado con diferentes grupos de vampiros, elfos, duendes, hombres lobo y antiguos cazadores que ya no están en activo. Casi todos están de nuestro lado y dispuestos a pelear en cuanto les digamos – pausó –. También estamos intentando convencer a algunos gigantes, pero la tarea no es fácil, así que intentaremos todo lo posible para qué estén de nuestro bando – informó Sarah.
– Seguid insistiendo – exigió la directora y seguidamente se movió hacía Julia –. ¿Está Samanta ya en un lugar seguro?
– La hemos metido en el lugar más impenetrable de toda la central, el bunker – contestó Julia y observó como sus compañeros la observaban con cara de preocupación y asombro –. Tranquilos, no está sola. Está acompañada de una profesora.
– Es lo mejor para ella – asintió la directora y movió sus ojos hacia el único miembro que faltaba por hablar, Eric –. ¿Y bien? ¿Has pensado en algo?
– Veréis, he estado pensándolo un buen rato y creo que lo mejor es que yo no sea el portador de las reliquias – soltó Eric.
– ¿Cómo qué no? ¡Si eres el mejor! – Stephen no parecía entender aquella situación.
– Ahí está la cuestión, Stephen – se giró para verle –. Soy el mejor. ¿De qué me serviría tener unos poderes que a lo mejor no utilizaría? ¿Eh? ¿No sería mejor que hubiera dos luchadores fuertes? Yo por un lado y otro con las reliquias. Sería lo mejor en caso de combatir contra varias personas.
– Y lo vais a hacer – le interrumpió la directora –. En la reunión dijeron de manera indirecta que hay tres portadores de reliquias, es decir, que luchareis contra tres.
– ¿Persona por reliquia? ¿Por qué no las lleva una misma persona? – preguntó Eric algo sorprendido por aquella información.
– No lo sé. Es lo único que pude escuchar – le contó la directora.
– ¿Y quién va a ser el que lleve las reliquias, Eric? – Preguntó Katherine algo interesada.
– No lo sé. Será mejor que lo decidáis vosotros – propuso él.
– Lo haré yo – soltó de repente Sarah.
– ¿Qué qué? – Se exaltaron Eric y la directora a la vez.
– Ya soy lo suficiente mayorcita cómo para decidir lo que debo de hacer o no – contestó ella algo mosqueada por la reacción de los dos –. Así que llevaré las reliquias y punto.
– Pero hija, es muy arriesgado y no quiero...
– Y punto, mama – interrumpió Sarah a su madre.
– ¡Si no sabemos ni utilizarlas! ¿Cómo te las vas a poner? ¡Es un peligro para ti y para todo el que este a tu alrededor! – Le gritó su madre bordemente.
– ¡Mama! ¡Deja de comportarte como una cría! – Gritó ella dando dos pasos al frente –. ¡Hago lo que me da la gana! ¿Lo has entendido?
– Puede que alguien si sepa decirnos cómo se utilizan las gemas – dijo Eric interrumpiendo aquella conversación madre e hija –. Es más, a lo mejor podría entrenarte.
– ¿De quién estás hablando? – Preguntó Katherine al ver que ni Sarah ni la directora le preguntaban.
– De Ryan, por supuesto – sentenció Eric.
– ¿Y cómo nos comunicaríamos con él? – Sarah recupero el habla –. ¿Con eso que haces a la hora de concentrarte?
– Si, por supuesto – contestó el –. El único problema es ver si seré capaz de llevar dos mentes hasta él… – Dijo de forma pensativa.
– ¿Ves mama? – Sarah la replicó –. Siempre hay alguna opción. Así que con tu permiso o sin ello, yo seré la que lleve las reliquias e iré con Eric al sitio ese, ¿entendido?
La madre parecía que estaba a punto de estallar, parecía una bomba de relojería, pero al final solo asintió y se volvió hacia su asiento para no verla más.
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Editado: 12.07.2024