Me moví un poco en mi cama y tallé mis ojos, había dormido tan bien.
Bostecé y abrí mis ojos, tan solo veía el techo de mi amplia habitación, hasta que volteé a mi lado y vi a Camila sentada en un pequeño sillón leyendo una revista.
Di un pequeño salto y me cubrí hasta el cuello con la cobija.
-Hasta que despiertas – dijo Camila
-¿Qué haces aquí y como… como entraste? – pregunté algo asustada
-Jess hará una pequeña fiesta de piscina – dejó la revista a un lado – Venía a invitarte y – me miró picara – Un apuesto señor me dejó entrar, bueno… salió corriendo
-Es mi padre – suspiré y me levanté – Así es él – dije abriendo las cortinas para que la luz del sol entrara por la ventana
-Debe tener un trauma tan grande – dijo ella
-Si… – me aclaré la garganta – En fin… no tengo que ponerme
-Por eso no hay problema – sonrió y tomó una mochila – Vine preparada
Se levantó y vació el contenido en mi cama, había alrededor de diez trajes de baño, de todo tipo.
-Son nuevos – aventó la mochila al suelo – Elige uno
-Camila… – me interrumpió
-Este blanco es muy lindo – sonrió – Póntelo y vámonos – me lo lanzó
Yo asentí y me metí al baño.
Me vestí y me miré al espejo, el traje de baño marcaba mi figura y resaltaba mi piel.
Me veía hermosa.
De pronto me vino un recuerdo de mi madre.
Era mi cumpleaños número 15 y mi madre me había regalado ropa nueva que quería que utilizara para la cena de esta noche, un hermoso vestido rojo y unos bellísimos tacones color negro.
Mi madre comenzó a maquillarme tan ligeramente y al final hizo que me mirara al espejo.
Me sentía tan diferente y todo gracias al don que tenía mi madre, ella lograba crear algo lindo, y este día yo me sentía de esa manera.
Ella se acercó a mí, se encontraba detrás de mí, observándome.
-Estás hermosa, Raenda – dijo posando sus manos en mis hombros
-Solo hoy lo estoy – sonreí de lado
-No solo hoy – me abrazó por la espalda – Jamás subestimes tu belleza – cerró los ojos – Tu belleza interna y externa es lo que resalta el verdadero ser en ti – me miró – No existe mujer fea, cada quien es hermosa a su manera.
Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, sequé la lágrima que bajaba por mi mejilla y abrí la puerta del baño.
-Es hora del maquillaje – dijo Camila mostrando su pequeña bolsa de cosméticos
-¿Maquillaje? – la miré extrañada – Es una fiesta de piscina
Ella comenzó a reír y yo la miré algo confundida.
-Tontita, se nota que no has ido a una así – me tomó de la mano y me llevó a la cama – Nosotras no nos metemos – comenzó a sacar el maquillaje – Tan solo observamos como los chicos sexys están sin camisa
Ella comenzó a maquillarme algo ligero, solo rubor, rímel, labial y algo de iluminador, luego me vestí con algo casual para no ir solamente con el lindo traje de baño.
Al terminar salimos de casa y subimos a su auto, que por lo que me dijo, acababa de salir del taller.
Ella encendió la radio y comenzó a cantar cada canción que sonaba.
-Por cierto… – me miró y luego volvió a mirar hacia adelante – ¿A dónde fuiste anoche?, desapareciste y nos preocupamos
-Pues… – miré mis manos – No me sentía tan cómoda y me fui
-Con Alex, ¿cierto? – estacionó el auto
-Si… – sonreí un poco – Parece ser… un gran chico
-No te fíes de él – se puso sus lentes de sol – No es tan bueno como dices – se bajó del auto y me hizo señas para que hiciera lo mismo
Había tantos autos en la calle y desde aquí se podía escuchar la música y los gritos de cada adolescente disfrutando la fiesta.
Corrí hacia Camila y la detuve.
-¿Por qué dices que no es bueno? – ella me miró
-Es un patán – se encogió de hombros – Se ha acostado con tantas chicas que… – suspiró – Perdimos la cuenta
-¿No es tu amigo? – pregunté y ella negó con la cabeza
-No del todo – se quitó los lentes – Lo conozco de toda la vida, pero, él cambió tanto y su reputación comenzó a ser… mala – suspiró – Pero no lo echamos del grupo porque tratamos de cambiar su personalidad
-¿Cambiar?
-Eso hacemos – sonríe de lado – Creamos buena gente – suspiró – Después te explico – se dio la vuelta y se puso sus lentes de nuevo
-¿No quieres que me junte con Alex? – ella rio
-Tan solo te advierto de él – me miró – Tu eres dueña de tus decisiones, solo trato de aconsejarte para que vayas por un buen camino – se acercó a mí y enlazó nuestros brazos – Vamos, la fiesta nos espera
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Editado: 03.04.2021