Jenna
Nos volvemos a reunir con los cazadores y Castiel, Luke y Tamara en un lugar alejado de los enamorados. Eso nos da un poco de paz, pero sabemos que ellos no se van a dar por vencidos y harán lo necesario para encontrar el modo de acabar con la poca humanidad que queda.
Estoy acostumbrada a crear caos, pero nunca a frenarlos. Los enamorados saben cómo hacer que un ser como yo se harte por completo de ellos. Sin embargo, eso tiene que terminar, así es, todo eso debe acabar. Tenemos que frenarlos de algún modo y los planes que harán los cazadores nos darán la oportunidad de terminar con la vida de estos seres por siempre.
—¿Cuál es el plan? —Pregunto al llegar.
—Darás una pelea. Primero, harás que no deseas pelear, pero luego Allison hará algo para que ellos pongan su atención en ella, entonces… —Bobby detiene a Dean sin querer seguir escuchando el plan—. Entonces, ellos concentran su atención en ella y tú agarras la espada infernal.
Alzo ambas cejas mirando a Luke, sé que solo él tiene aquella espada, pero no sabía que ya la había activado. Se necesita mucha fuerza para lograr activar esa espada infernal, sin contar con los artefactos necesarios para eso.
—Luke… ¿Ya conseguiste los tres elementos y creaste una ola tridimensional? Wow, no esperaba que todo eso pasara sin mí. —Hago una mueca con mis labios y luego miro a los presentes—. Bueno, vale la pena soñar.
El hijo de Lucifer niega.
—No tengo ni la mitad de los tres elementos.
Ruedo los ojos al escuchar la respuesta que me temía.
—No te preocupes, tengo la espada de la Muerte. —Miro a Castiel y sonrío amplia negando con la cabeza—. Y creo que es muy fácil saber quién es el favorito de Dios. Así que ya tenemos dos, pero falta…
Luke niega al saber cuál es el tercer elemento. Él no quiere decirlo, pero Castiel, Tamara y yo lo sabemos. Es evidente la razón por la que no desea decirlo frente a los mundanos, pero no tenemos tiempo de hacer una estupidez y tenemos que estar seguros de lo que vamos a hacer. Todos tienen que saberlo o nada va a funcionar como tiene que hacerlo.
—Luke… —susurra Cass.
—Lo tienen que saber —comenta Tamara.
Bobby se acerca a nosotros y pregunta sobre el tercer elemento. Entonces, los otros tres cazadores se acercan para saber lo que estamos ocultando, aunque no es nada. Bueno, es mucho.
—Uno de ustedes va a morir —digo sin dar más vuelta.
—Nadie va a morir —dice Bobby—. De aquí nadie va a morir.
Lo miro y niego más de una vez. Para que todo esto funcione es necesario un sacrificio, pero no puede estar pensado o nunca sería un sacrificio, solo parte de un plan. Así que nadie puede decir que se matará por el resto, ya no funcionara.
—Yo moriré —comenta Dean.
Su hermano le pega en el hombro y niega.
—Yo lo haré —dice Sam.
—¡Ya basta! —Grita Luke—. Cállense.
Castiel mira a Tamara y luego siento su mirada sobre mí. Simplemente asiento con la cabeza y sigo pensando en lograr formar la espada.
—¿Dónde está la espada? —Pregunta Allison.
La miro y me acerco a ella para caminar alejadas de la multitud. Ella me sigue sin pensar en nada, giro al ver a una parca andar por nuestro sector y sonrío levemente.
—La espada está es el hueso de la costilla del sacrificio —le explico y luego la miro fijo a los ojos—. ¿Hay algo que desees en este mundo?
Ella me mira sin poder comprender mi pregunta y luego asiente.
—Que todos se salven y que nadie muera por culpa de estos seres sobrenaturales que no tienen un final —comenta su deseo más profundo y luego me hace una pregunta—: ¿Sientes eso?
Niego haciendo que no sé a lo que ella se refiere, pero lo sé. Ella siente frío, una ola que comienza de su regazo hasta su columna vertebral. Allison no ve, pero yo sí: hay dos parcas abrazando su cuerpo como si fuera la primera vez que vieran a un ser lleno de luz como aquella niña.
Las parcas se alimentan del temor de una persona y, al parecer, Allison no dijo nada, pero llamó a la muerte con sus temores más internos. A veces, uno lo hace sin querer… Ni siquiera se da cuenta, pero para ella ya es demasiado tarde.
Ahora ya tenemos el sacrificio que estábamos esperando.
—Eres muy dulce, Allison. ¿Eso es lo que quieres? —Pregunto con una pequeña sonrisa sobre mis labios.
Me siento feliz al escuchar las palabras dulces de la joven. Después de todo lo que ha pasado, ella piensa que tiene oportunidades para cambiar el destino de la humanidad. Me alegra que los mundanos piensen de ese modo tan peculiar, pero me duele saber que sus deseos nunca serán escuchados como deberían.
Sé que Castiel piensa muy diferente a mí, pero la verdad es que Tamara sabe lo que su hermano le oculta los demás. Ella sabe lo que yo, pero no quiere aceptarlo. Quiere tener la fe que le falta a los demás.
—Quiero proteger a aquellos que no pueden protegerse a sí mismos.
—¿Quieres proteger a las personas que están muriendo por la culpa de los enamorados? —Me atrevo a cuestionarle.
Ella asiente, pero luego se fija en la ventana y gira para volver a verme.
—Eso es lo que deseo. —Ella se acerca a mí y sonríe amplia—. Quieres decirme algo, pero tienes miedo, ¿verdad?
No sé cómo decirle esto, así que solo niego.
—No, no quiero decirte nada. No tengo miedo —miento.