Otro jueves más. Otro día más donde la compañía de Toni no me haría falta.
Esta vez, los nervios habían desaparecido y en su lugar se encontraba una sonrisa en mi rostro. Me balanceaba de adelante hacia atrás, aunque intentaba parecer lo menos inquieta posible. Decidí ir por un café a la cafetería de la escuela para hacer un poco más llevadero la espera, Toni me había dicho en el mensaje más reciente que estaba un poco retrasado.
Pedí un café y una galleta, y pensé en comprar algo para Toni. Pues la vez pasada el había pensado en mi cuando se trataba de comer. Regrese y compre una galleta extra. No sabía que le gustaba, pero elegí una igual a la mía, con chispas de chocolate por encima. Al salir de la cafetería, aún me quedé esperando unos minutos más, pero cuando lo vi de nuevo entre los alumnos que entraban puse una sonrisa sin siquiera poder controlarlo.
Se detuvo justo frente a mí y me abrazo sin decir nada. Entonces extendió su mano y me dijo
-¿nos vamos?- yo asentí. Avanzó un poco y después se giro para verme. Él estaba sonriendo.
-hoy tengo una sorpresa para ti- me dijo ampliando aun mas su sonrisa y jalándome hacia él para tenerme más cerca.
Hicimos todo el recorrido en metro, mientras escuchábamos algunas canciones a través de sus audífonos. Recordé sin quererlo la última vez que estaba así. El estaba muy cerca de mí y sus ojos parecían ver mi alma a través de los míos. Imagine por un momento lo que sería tocar esos labios rosados. Para despejar esa idea de mi cabeza le di un trago a mi café.
-¿me das un poco? no he dormido muy bien hoy...- se rasco la nuca intentando disimular que le daba un poco de pena pedirme cosas
-claro, aquí esta- le ofrecí mi café. El se lo llevo a los labios, lo saboreó un segundo y después hizo una mueca de disgusto y me devolvió el café
-¡no tiene azúcar!
-así es- reí un poco por la cara que había puesto. -no suelo añadirle azúcar. -¿quieres un poco más? dije de nuevo ofreciéndole un poco más del vaso
-así estoy bien, gracias- dijo de nuevo fingiendo disgusto otra vez. -pero al menos me ha despertado un poco.
-¿cómo es que lo preparas tú?-pregunte por la curiosidad del momento
-le pongo 6 cucharadas de azúcar- el comentario que para él era lo más normal del mundo a mi me había sorprendido. Me parecía una cantidad un poco excesiva de dulce, y bueno, yo era una persona que no resistía tanto el sabor dulzón.
-conozco un lugar donde el café es delicioso, es, en realidad mi café favorito. Tal vez podríamos ir algún día.
-trato hecho- me guiño un ojo ante mi comentario y seguimos hablando sobre algunas otras cosas durante el corto viaje a nuestro destino.
De nuevo llegamos a la biblioteca de aquella vez. Al llegar, se detuvo antes de entrar. Rebusco algo en los bolsillos de sus pantalones hasta que encontró su cartera. Me dirigió una mirada traviesa y después saco una tarjeta, sin mostrarme de que se trataba, la tomo entre sus dientes y guardo su cartera de nuevo dentro de uno de sus bolsillos. Se quito la tarjeta de la boca y entro, aun sin darme una pista. Yo solo me limite a seguirle el paso. Fue entonces cuando me tomo de nuevo de la mano y me llevo por un camino conocido: se dirigía a la sala de música.
Me miraba constantemente intentando que adivinara la razón de esa sonrisa, hasta que cruzamos la puerta de la sala. De nuevo, una chica menuda de unos 30 años de edad nos solicito una credencial para seguir. En ese momento mire instintivamente hacia Toni, ¿por qué habría de llevarme ahí si la vez pasada no habíamos podido entrar?
Antes de podes pronunciar palabra, Toni se me adelanto y puso sobre la barra la tarjeta que había sacado hace un momento. Me la mostro, sujetándola alto entre sus dedos para que pudiera verla bien.
-esta es la sorpresa. He venido el fin de semana por la credencial. Así podre escucharte tocar. - yo sé que no era la gran cosa, pero realmente me había parecido un gesto muy lindo. La señorita asintió y esta vez nos dejo pasar, no sin antes preguntarnos cuál sería el equipo que usaríamos.
Pasamos al piano de pared que estaba en una de las esquinas. Yo me senté primero del lado izquierdo, frente a las notas más graves. El suspiro un momento. Pasó sus manos sobre el piano, acariciándolo, y después se sentó a mi lado. Pose mis dedos sobre las notas y comencé a tocar los primeros acordes de una de las canciones que mas me gustaban. se trataba de "ghost of you" de aquella banda australiana llamada 5 seconds of summer. El me miro, sorprendido, sin decir nada, comenzó a imitar los acordes de la canción. Me puse nerviosa al sentir su mirada y deje de tocar. El poso sus manos sobre diferentes notas y comenzó a tocar una canción que no conocía, pero era bastante melódica y alegre, contrario a la primera canción. El me invito a seguir tocando, pero olvide las siguientes notas de la melodía.
Saco su teléfono y tecleo unas cuantas cosas. No tardo más de unos segundos en ver lo que sea que veía para ponerlo sobre el piano y seguir con las partituras de mi canción.
Sin entender muy bien porque, su acción me hizo sentir mal. Esta era mi canción, y la manera en la que había hecho eso era un "mira, que yo puedo mejor que tu" debería haberse tratado de una linda acción donde me acompañara a tocar, pero su actitud era arrogante y creída. Me erguí de manera en la que él no notara lo que me había hecho sentir. Por alguna razón no quería decirle la manera en la que eso me había hecho sentir, no creía del todo que lo hubiese hecho con la intención de hacerme sentir mal y lo más probable es que pensara que yo era un poco exagerada.
El siguió un poco más, dos, tal vez tres canciones después se detuvo a mirarme y se dio cuenta de que yo ya no seguía tocando con él. Su cara expresaba una leve confusión, pero en vez de preguntar qué era lo que tenia, de su boca salió un "¿tienes hambre?" y bueno, tal vez había dejado que mis sentimientos de unos momentos antes me agobiaran un poco, puesto que al escuchar sus palabras pude notar que mi estomago me pedía comida.