5 maneras de descubrirlos

Capítulo 06

Desperté mágicamente en mi sofá hace una hora con la herida vendada, sin saber quién mierda me trajo, solo vi las botas, ¡Y los 3 sangrientos usan botas!

No se ya cuantos apodos les tengo y todos les quedan perfectos. Cada vez se ganan uno nuevo que los identifica muy bien.

Descarto la posibilidad de que haya sido John, porque casi me mata y no hubiera regresado a salvarme. Tampoco creo que sea Jahn, ya que no tiene motivos para cuidarme, se ve igual de loco que John y podría dejar que me terminara de cortar la garganta.

Siento que reconocí la voz en el momento, pero ya no recuerdo nada. Es como si los últimos 10 segundos fueran un sueño de esos que se borran a los pocos minutos de despertar. No descarto que sea Joahn, pero si de casualidad es el, ¿Por qué sigue detrás de mi intentando que cuide de mi vida?

Olvidando lo que ocurrió, sigo viva y las ventanas y puertas están cerradas con doble pasador. No saldré hasta que regrese la luz y pueda estar segura de que no me ven desde la oscuridad.

Me estresa cualquier situación que tenga que ver con mosquitos, y más cuando suenan cada vez que vuelan cerca de mis oídos. Me canso de ellos y agarro un cojín, empiezo a seguirlos hasta que se detienen en un lugar y los aplasto. Ha sido lo más satisfactorio en lo que va de día. 

Paso los dedos por la venda que tengo en el cuello suavemente, al mismo tiempo veo por la ventana de la cocina como los focos de los vecinos empiezan a encenderse poco a poco. ¿Por qué a ellos si les llega la luz y a mi no?

Como si alguien hubiera leido mi mente, escucho el timbre sonar. Y no es nada mas que el vecino del frente. De seguro quiere ayudarme a arreglar el problema de la luz, pero ahora estoy en debate. ¿Lo dejo pasar o no? ¿Y Si quiere matarme también? Si dejo que me ayude podré tener luz... 

Avanzo a la puerta, es momento de ser valiente y poner la cara en alto frente a estos malnacidos. Abro y lo encaro. No lo había visto tan de cerca, luce un corte en la ceja izquierda que lo muestra tan intimidante como los hijos, su cabello llega por los hombros, los ojos son de un color café y es muy alto. 

—Buenas tardes, ¿Qué desea? —Aruño la puerta por detrás conteniendo las ganas de desmayarme. 

Ve a mi alrededor como si buscara algo dentro de la casa y luego responde —Noté que a todos nos llegó la luz, excepto a ti. ¿Necesitas ayuda o prefieres dormir con más miedo del que tienes? 

Maldito. 

Me muerdo el labio buscando una solución. Podría llevarlo al cableado, arregla el problema y se va. O duermo sin luz y cualquiera de los locos entraría en la noche y no volvería a ver la luz. Creo que tengo la respuesta. 

—Necesito ayuda. 

—De acuerdo, llévame a la habitación de cableado y resolveré el problema. 

Me hago a un lado, dandole un espacio para que entre y al estar en la sala opto por dejar la puerta abierta de par en par. Nadie sabe lo que pueda pasar. 

Emprendo el camino hasta el ático, el viene detrás de mi y cada paso que doy viene acompaño de un giro de cabeza "disimulado" para ver si no va a tomarme del cabello y tirarme al suelo. Al llegar a las escaleras que tienen al ático como destino, freno, dejando el área libre para que suba el primero. 

A mi no me tomará por idiota. 

—Suba primero y vaya revisando el problema, tengo el café hirviendo en la cocina... —Juego con los dedos. 

Me deja atrás cuando sube las escaleras atravesando el pasillo. 

Tengo al padre de una familia asesina en MI ÁTICO. Corro hacia la salida y veo que la calle del vecindario está tan sola que lo único que falta es que salga la bolita de pelos que siempre aparece en las peliculas del oeste. Que hermosa es mi suerte. 

Doy varios suspiros, ¿En donde está la persona que necesito en estos momentos y que me salvó esta mañana? 

Vuelvo adentro y empiezo a subir las escaleras, para mi suerte, el hombre está de espaldas a mi arreglando un cable. Todo está en total silencio, tanto que en algunos momentos es interrumpido por el sonido de sus pasos, de sus suspiros o aclaraciones de garganta. Estoy de pie en la otra esquina de la pequeña habitación porque me da hasta miedo acercarme más. 

El ambiente es incómodo, puede voltear y golpearme hasta noquearme, ahorcarme con los cables... Son muchos los escenarios. 

—Pasame esa herramienta que está cerca de la ventana —Señala un destornillador. 

Volteo, me arrodillo y lo agarro. Al girar sobre mi eje el está frente a mi, muy cerca, con una sonrisa diabolica que me pone los pelos de punta. Agarro fuerzas para empujarlo pero tiene más altura y masa muscular para ganarme sin nisiquiera intentarlo. 

Se aferra a mis hombros sujetandolos con fuerza y me inmobiliza las manos atandolas con un amarra cables que me hace gritar del dolor cuando lo ajusta. 

Me gira el cuerpo y veo mi todo el vecindario por la ventana frente a mis ojos, momento que se acaba cuando agarra mi cuello y me estampa la cara en el vidrio, rompiendolo por completo. Mi cara arde, duele, está sangrando absolutamente todo, no tengo fuerza para gritar y pedir ayuda, solo quiero que me suelte o que me mate de una vez. 

Siento su aliento en el cuello y la voz carrasposa suena en mi oído —No permitiré que alguien arruine los planes que nuestra familia ha organizado por décadas. Así que primero voy a hacer contigo lo que mi esposa me niega y luego voy a acabar con tu vida, después mis hijos van a enterrarte como a todas las chicas que tratan de cumplir el reto.

Ahora me toma por la parte delantera del cuello y me pega a su cuerpo. Empiezo a recuperarme lentamente mientras me empuja hasta las escaleras para que camine por allí. Va a violarme en mi casa y nadie va a venir a ayudarme. 

Me detengo cuando tengo las escaleras a los pies, quisiera que me tirara de la ventana y dejar de sentir este dolor. 

—¡Muévete! —Me empuja. 




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