51 Cartas Para Despedirse

CARTA #7

Querido Tú:

Recuerdo que al año y medio de que te fuiste te escribí para decirte que quería verte, esperando como respuesta un “yo también”, para mi sorpresa escribiste que pronto nos veríamos. Todo mi mundo se puso de cabeza, es como si desde ese momento quisiera vestir bellamente por si de casualidad llegabas de sorpresa, pero pasaron los días y la ilusión parecía desvanecer.

Un día caminaba por uno de los estacionamientos de la universidad cuando sentí a alguien siguiéndome, con miedo me acerque a uno auto para poder ver en el retrovisor el reflejo de la persona que me seguía. Para sorpresa mía eres tú. La persona que había anhelado por casi dos años estaba caminando tras de mí, intentando alcanzarme. Había ensayado tanto este momento, ¿era el escenario A o el B? El mejor sueño en mis veintes hecho realidad.

Pero mi cabeza no se giraba y mis piernas caminaron más rápido. Yo quería voltear pero mi cuerpo se negó. Mi respiración se aceleró y terminé escondiéndome en un baño. ¿Cuánto tiempo esperaste afuera por mí? Quise llorar pero no pude, quise salir y buscarte pero no lo hice. ¿Cuántas horas pasé en ese baño? Al salir tú ya no estabas pero tu encantó había alertado a todos mis amigos y compañeros que esperaban fuera para contarme de tu regreso. Todos ellos afirmaban con emoción “volvió por ti”.

Había algo en mis acciones que no entendía, me volví incongruente, porque me la pasaba hablando de que quería ir tras de ti pero al final corría en dirección opuesta. Los días posteriores y sabiendo de tu sonado regreso, mantuve un perfil bajo en la universidad, apenas y salía de mi edificio. Con los días más personas se enteraban de tu regreso y sus caras se iluminaban al pensar que podríamos estar juntos de nuevo, pero yo seguía huyendo.

Retrase lo más que pude nuestro encuentro, hasta que un día que caminaba distraída y lenta, llegaste de sorpresa y me abrazaste. Ese era el momento en mis sueños en el que lloraba y te decía que te extrañe, pero  en lugar de eso fríamente pregunté ¿qué haces aquí? Vi tu sonrisa desvanecerse al ver mi helada bienvenida. ¿Por qué si estaba en mi lugar favorito en el mundo me sentía tan indiferente?

Mi actitud distante, trajo a mi mente los recuerdos del día en que te fuiste y como te negué hasta un abrazó de despedida. Si pudiera cambiar mi actitud contigo, si tan solo pudiera cambiarme. Si pudiera cambiarme no habría despedidas. Siempre que pienso en ti, recuerdo esos días en los que mi juventud justificaba mi inmadurez, debiste sentirte profundamente herido tantas veces y yo no lo noté.

Si aún me estás leyendo te pido disculpas por todas las veces en que mi forma de reaccionar al amor te hirió. Te prometo que si te vuelvo a ver te abrazare tan fuerte que te hare saber que cuanto te quise.

Con cariño, yo.



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En el texto hay: cartas, desamor, despedidas sin rencuentro

Editado: 12.05.2022

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