Arami.
Nos manteníamos en silencio observándonos sin la necesidad de decirnos palabra alguna tan solo con el roce de nuestras manos juntas ya nos decíamos todo, me extrañaba y yo a él. Estaba segura que aún sentía cosas por mí y yo igual. Cada sentimiento, cada emoción que resurge en mi es como si no hubiera pasado el tiempo.
Pero el sonido de su celular tuvo que interrumpir nuestro momento. Lo miro y veo que se encontraba ceñudo.
– ¿Sucede algo? – pregunto.
– Es Sheryl
– Tu asistente – digo y el asiente – Contesta, quizás sea importante.
Se pone de pie y da unos pasos para contesta la llamada, inmediatamente su rostro cambia por completo y sonríe de una manera tan adorable para luego voltear a verme y reír a carcajadas.
– Tranquila – escucho que dice a la persona del otro lado – Estamos conversando como personas adultas y no, no he hecho un escándalo ni nada por el estilo deja de ser tan insoportable. Te veo en 5 minutos.
Cuelga la llamada, suspira y vuelve hasta donde me encontraba ofreciéndome su mano para ponerme en pie.
– Me temo que tendremos que regresar. Resulta que todos en la mesa creen que nos estamos matando básicamente ya que mi encantadora asistente los puso al tanto de que tenemos historia.
Río ante eso y acepto su mano para volver. No era ni el momento ni el lugar para tratar escaparnos de todos para conversar, pero desde luego el poco tiempo que tuvimos fue más que agradable.
– Me sorprende que sepas exactamente por donde volver, cuando veníamos parecía que caminabas en ningún sentido.
– Te dije que este museo era mi lugar favorito, conozco cada rincón de este lugar como si se tratara de mi propio hogar.
Me percaté de la nota melancólica de su voz, apreté más mi agarre a sus manos que me sonrió y pude ver en su rostro al joven de hace 10 años.
Antes de volver a ingresar al salón tuvimos que soltarnos la mano a pesar de no desearlo, debo decir que encontraba cierta paz en él que me era irremediable. Entonces me di cuenta de la falta que me hizo en todos estos años.
– Buenas noches a todos nuevamente. Lamentamos el haber tenido que abandonarlos, pero comprenderán que teníamos una conversación pendiente esperando desde hace ya muchos años. Pero lo importante ahora es que disfrutemos de la cena.
Todos nos sonrieron comprensivos y nos dispusimos en disfrutar de la cena. Todo fue maravilloso y exquisito, me había encargado personalmente de contratar a un Chef muy reconocido aquí en España para que se ocupara de la cocina y creo que fue la idea más maravillosa que pude haber tenido. Todos alabaron los postres tan exóticos y deliciosos que degustamos hasta que el momento más fascinante de la noche llegó, la subasta.
– Vendido al señor O 'Kelly, felicidades pronto dispondrá de su “Magdalena Penitente”
Todos aplaudieron efusivamente, fue la obra más reñida de la noche y me sorprendí el ver al empresario temible en el que se convirtió en ese lapso de tiempo. Su rostro denotaba seriedad y concentración además de perseverancia, estaba decidido en adquirir aquel cuadro que lo logró. Su contrincante al parecer no estaba dispuesto en perder tanto dinero por el cuadro, pero Alejo sin embargo, estaba dispuesto a darlo todo.
– No sabía que te gustara tanto José de Rivera.
– Ahora lo sabes – contesta airosa, para luego chocar nuestras copas en un brindis. – Tengo una pequeña colección en mi casa quizás en algún momento lo puedas ir a ver.
– Y donde vives exactamente.
– Tengo mi residencia principal en Estados Unidos, ya sabes la central está ahí pero también tengo una casa aquí y algunos departamentos en otros países donde suelo frecuentar más.
– Vaya. No fue lo que esperaba, pero bueno, creo que es la vida de un presidente de las empresas multinacionales más famosa del mundo.
La velada la habíamos pasado juntos ya que esa fue la intensión de Thiago en su momento al organizar nuestra mesa de esta forma, por lo que fue inevitable pero grandioso para mí. Posamos para varias fotos de distintas revistas, fue inevitable que no se percataran de la química que había entre nosotros además de lo bien que la estábamos pasando, estaba segura que mañana apareceríamos como la nueva portada de muchas revistas a la expectativa de saber si entre nosotros habría algo más.
Muchos de las personas que se iban acercando a hablar con nosotros alaban lo perfectos que nos veíamos juntos y que sería una gran oportunidad para los dos, ambos nos reíamos ante esos comentarios mientras seguíamos nuestro camino.
– Juro que he permanecido más tiempo del que acostumbro en estas fiestas y solo por ti. No quiero que termine y saber que probablemente no te vea otra vez.
Escucharlo decir eso puso a mi corazón a latir como loco y todo se debe a una sola cosa y es que la verdad yo tampoco estaba lista para decirle adiós.
– Qué me dices de ir y descansar esta noche, pero mañana tomarnos el día solo para nosotros. – digo mientras sonrío de oreja a oreja, parece ser que acepta de buen agrado mi idea ya que también sonríe con una picardía en su rostro que me recordó al chico de hace 10 años atrás.
– Bien, me gusta la idea, pero quisiera que esta vez me acompañes solo para asegurarme de que duermas y descanses no como la última vez que te invité a salir que limpiaste toda la noche y no pudiste dormir.
– Pero soy yo la de la idea, en todo caso el nervioso y ansioso serías tu no yo. – pero que estoy diciendo. ¡Muero de los nervios! Estoy por estallar de la felicidad y de la ansiedad.
– Si como no, podrán haber pasado 10 años, pero te conozco. ¿Y qué dices, vienes?
– ¿Solo dormir? Lo prometes o es algo que no lo puedes asegurar.
– Dormir, descansar y un café por supuesto.
– Bueno, pero y si te invito yo a mi casa porque supongo estás en un hotel, creo que algo escuché por Andrés – Veo que asiente entonces decidida continuo – Ok, perfecto. Tengo un cuarto libre. Iremos a buscarte ropa y luego vamos a mi casa, mañana tendremos un día entero para nosotros.
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Editado: 18.02.2022