Recibes lo que Das
Hubo una vez un par de señoritas mágicas, sus nombres eran D & R, todos los días ellas pedían al guardián de los valores que les concedieran un nombre propio en lugar de un par de iniciales. <D>, vivía muy lejos de <R>, ambas casi no compartían tiempo, un día el guardián de los valores decidió traer a su casa por un tiempo ala pequeña R, para que le hiciera compañía a su hija D, aquel hombre veía feliz a su hija, por lo que aquel hombre opto darles estudios a las dos niñas, quienes diariamente asistían a clases, se amaban con el amor de dos buenas hermanas, era lindo verlas juntas, corriendo jugando, disfrutando, y todos los días se veían muy hermosas, ya que una peinaba a la otra.
D: - Te gustan las colitas con caritas de sol que te regale.
R: - Si, si me gustan mucho, están muy bonitas.
D: - Son solo para ti, te las regalo.
R: - No tengo nada para darte.
La amistad y el cariño que existía entre ellas eran tan grandes, que no cabía espacio alguno para pensarse que a una de ellas solo le gustare recibir, y no solo eso, sino también falsa y mala amiga; pero una mañana todo cambio, la maldad no pudo durar mucho tiempo haciendo de las suyas, por la que fue descubierta, una mañana que salieron al receso escolar jugaron con todos los niños y niñas, y de un pronto a otro, con intenciones premeditadas R, empujo a varios niños contra el piso, haciendo que culparan de tal hecho a D, la pequeña fue castigada, mientras en el colegio, R, hacía de las suyas pavoneándose como una niña buena; pero hablando mal de su amiga, eso no era de buenas amigas, porque no era amiga quien hablase por la espalda, si no de frente y defendiendo por la espalda; pero su pequeña mentecita la hizo olvidar que el guardián tenia la potestad de mirar todo lo que en su comunidad pasaba, consiguió ver que la niña mala y mentirosa era ella, que solo le gustaba que le regalaran cosas, no compartía y era un poco egoísta, no sabía que la vida era de dar y recibir, por lo que desde ese momento aquel hombre guardián, decidió que las niñas dejarían de ser mas que dos iniciales, uno nombres propios, caracteres que las harían única en el resto de la humanidad habrían muchas de cada una de ellas y no solo sucedería entre las señoritas magias también entre los caballeritos. Sentado en su trono de los valores aquel hombre dijo: “Hija de mi corazón, flor de las virtudes, todo lo das, cariño, amistad, naciste vestida de valores y bondades, tus defectos no son pocos, son tantos e iguales a los de toda la humanidad; pero tus virtudes aminoran tus defectos, a partir de hoy estarás coronada con el nombre de DAR.
Dar: - ¿Por qué, Dar?
El guardián: - Porque siempre darás sin esperar un a cambio.
Dar: - Papi, papi, mi nombre es tan bonito como será el de mi amiguita.
El guardián: - Se llamará Recibir, tú y ella, serán la diferencia entre dar y recibir.
Dar: - ¿Y donde esta recibir?
El guardián: - Donde merece estar por ahora.
Fue llevada al colegio de corrupción de menores, donde aprendería que su egoísta corazón no solo tendría que recibir, sino que también dar. Si le dan amistad, porque solo recibirla y no devolverla con la misma lealtad que se le da.
FIN