9 Secretos [terminada]

Falsas verdades.

–¿Sabías que tu novio solo se acerco a vos porque Romano quería salir con Alai y no tenía forma de hablar a ella?– La mirada de Sofía se vuelve oscura y busca inmediatamente la de Marco. –¿No lo sabía muñeca? Lo lamento... pero si no fuera por eso, Marco jamás te hubiera mirado.– Suelta sarcástico. 

–¡Cierra la boca Alexander o te la voy a cerrar yo!– Ordena Marco logrando que Alex suelte una carcajada.

–¿Que se siente saber que te usaron Rubia? Que si bien eres bonita, pero no eres capaz de generar nada en ningún hombre... Contigo están solo por lastima, por costumbre o porque quieren llegar a alguien más.– La chica no dice nada, solo sigue mirando a su novio, esperando a que le diga que las palabras de Alexander son mentira. Pero no lo hace, y mientras más tiempo pasa, más fuerza destructiva toman las palabras, más la rompen.

–Vete Marco...– Logra articular en tono neutro, mientras utiliza todo el orgullo que le queda para no demostrar nada.

–Sofí yo... ¡tienes que escucharme! ¡Las cosas no son tan así!–

–No son tan así... osea que lo que dijo es cierto, solo me utilizaste.– Sofía siente como si su corazón se rompiera en mil pedazos y las lagrimas amenazan con caer nuevamente, pero se mantiene firme, respira profundo y se traga todo lo que siente. –No tengo cabeza para lidiar con esto ahora. Solo vete Marco, no quiero volver a verte nunca más en mí vida.– Intenta acercarse a ella, pero lo rechaza fríamente poniendo sus brazos entre ambos.

–Esta bien. Te voy a dar espacio Sofía, pero no me voy a ir. Estaré afuera, me necesitas y no voy a dejarte sola por una tontería como esta. Piensa las cosas, no termines todo por esto. Yo te amo, eres lo más real que tuve en mí vida.– Es incapaz de mirarlo mientras se aleja a paso lento, solo se derrumba sobre un de las sillas de la sala de espera y cierra los ojos mientras una lagrima solitaria rueda por su mejilla.

Romano duda por un momento, pero viendo que por Alai no puede hacer nada por el momento, solo esperar y que Marco esta realmente mal y podría hacer una locura, decide ir tras él.

–Sofía, enseguida vuelvo... cualquier novedad, por favor escríbeme.–

–Esta bien Romano. Cualquier cosa que pase te aviso–

–Alexander, es mejor que vuelvas a urgencias.– le dice molesto a su primo. –Ya hiciste suficiente por un día.–

–Déjalo Romano, tenemos una conversación pendiente.– Solo asiente, y rogando que Sofía no lo arroje por la ventana, se aleja. 

–¿Estas molesta rubia? Ya ves, las verdades duelen pero hay que oírlas. No se puede vivir engañado toda una vida.–

–¿Alguna otra verdad para contar?– pregunta la chica con una expresión inmutable.

–Ninguna por el momento señorita.– Suelta sin borrar la sonrisa de satisfacción de su rostro. 

–Entonces, parece que ahora es mí turno de hablar...–

–¿Y que es eso tan importante que quieres decirme?– Suelta divertido.

–Algunas verdades... Porque no se puede vivir engañado toda la vida.– Dice Sofía utilizando sus mismas palabras, lo que logra que sonrisa se desdibuje del rostro de Alex. –Alai nunca te engaño.–

–¿De que hablas?– Logra articular en completo estado de estupefacción.

–El día de mí fiesta de cumpleaños, cuando la viste besando a Mike. ¿Lo recuerdas?– el solo asiente. –Alai no hizo nada. Mike le puso una pastilla en su cerveza y la beso... Bueno, sus intenciones eran otras, pero Emiliano llego a tiempo y se la llevo antes de que le hiciera algo mas.–

Alexander dudo hasta el último minuto el asistir a la fiesta de cumpleaños numero 17 de Sofía. La relación entre él y los mejores amigos de su novia era peor que pésima. No quería poner a su novia en la disyuntiva de decidir entre ellos y él, y tampoco protagonizar una nueva pelea, así que había decidido quedarse en casa. Quien lo diría, nunca había permanecido en casa un fin de semana desde que cumplió 15 años, pero sin ella no tenía ganas de nada. Sus únicas compañeras esa noche, eras una botella de licor que casi no había tocado y la pantalla de la computadora.

Todo estaba aburrido pero en calma, hasta que los rumores de que la fiesta de Sofía estaba fuera de control llegaron a él a través de facebook. Los celos y la preocupación se apoderaron de él y sin pensarlo, se subió a su auto y fue por ella. No era que desconfiara, solo que, por más que Alai fingiera ser una chica ruda y fuerte, tenía la malsana tendencia a confiar en las personas rápidamente y eso, si bien había sido una ventaja cuando la conoció, la exponía a todo tipo de peligros.

El camino fue corto, y entrar para nada dificultoso, ya que las puertas estaban abiertas a todo aquel que quisiera acceder. Se mezclo entre la gente, esquivo insinuaciones y miradas y solo se enfocó en encontrarla. La estridente música rompió sus oídos cuando se adentro a la casa, y pronto encontró a sus amigos. Emiliano estaba muy entretenido con una chica sobre sus piernas, Sofía bailaba en el medio de la improvisada pista de baile que habían montado sobre el jardín trasero, pero de Alai no había señales.

¿Donde estas Ali? ¿Sera que te aburriste y te fuiste a casa?– Se pregunto. Tomo su teléfono, comenzó a llamarla, y para su sorpresa escucho "I Hate Everything About you" la canción que le había dedicado. Comenzó a seguir el sonido y allí se encontró con una escena que quedaría guardada en su memoria para siempre. Su espalda apoyada contra una de las paredes exteriores de la casa. Sus brazos alrededor del cuello del sujeto, mientras él recorría su cuerpo sin pudor y atacaba con desenfreno sus labios. El corazón de Alex se rompió en mil pedazos, su alma se lleno de pena, rabia y desesperación. Alai había sacado lo mejor de su ser y ahora con su traición se había ido todo al carajo. Quiso acercarse al sujeto, reventarle la cara a golpes, pero sabía que aquello no solucionaría nada, al final, ella era quien lo había lastimado, era ella quien le debía fidelidad, quien lo había traicionado. 




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