Estoy segura que ni en sus mas locas teorías llego a imaginar que le diría algo así, que su cabeza es una tormenta de pensamientos. Su mirada se oscurece, se pierde en el vacío de la nada misma, palidece y el silencio se apodera de todo por un instante que sabe a eternidad.
–Dime que esto es una broma de mal gusto Alai...– Murmura en tono bajo, con una sombra de oscuridad en la voz que hace que me estremezca.
–Créeme, yo también quisiera que fuese una broma, pero no lo es Roma.– Respiro profundamente y tomo valor para decirlo con todas las letras, sabiendo que todo lo que construimos se puede ir al demonio cuando lo escuche. –Alexander fue quien me hizo conocer el significado de la palabra amor, pero también fue el responsable de que rechazara ese sentimiento por años. Alex es ese fantasma cuyo nombre jamás pudo brotar de mis labios, porque el solo pensarlo me dolía. Pero ya no más Romano, no quiero que hayan secretos ni mentiras entre nosotros... Por eso necesitaba contártelo todo, aunque tal vez no sea la forma correcta... – Roma se pone de pie bruscamente y se aparta de mí.
–¿A que estabas jugando? ¿Que era lo que querías conseguir Alai? ¿Acaso querías vengarte de él y me usaste para eso? Claro... sabías que soy lo único que Alex tiene, que nada le dolería más que mí traición.– Vocifera molesto haciendo realidad todos mis temores. –¿Cómo pude ser tan idiota y no darme cuenta antes si estuvo delante mío todo el tiempo?–
–¡No sabia que ustedes eran primos hasta que me lo presentaste!– Intento explicarle, pero no me escucha. En su cabeza sigue atando cabos, llegando a sus propias conclusiones. –¿Que clase de persona piensas que soy?–
–No lo se, ya no se quien eres...– Dice sin quitarme su mirada acusadora de encima. –Ahora todo me cierra. Te fuiste con él esa noche en solsticio mientras yo te buscaba por todas partes como un idiota.–
–¡No las cosas no fueron así, te lo juro!– Exclamo mientras la desesperación se apodera de mí. La forma en la cual me trata me rompen el corazón. Me hace sentir como si fuera una basura, una perra traicionera, mentirosa y manipuladora que solo juega con las personas que tiene a su alrededor.
–¡Entonces dime como fueron Alai!– Vocifera molesto.
–Lo que menos quería era estar cerca de él ¡voz mismo viste como reaccione! Tuviste que agarrarme para que no me fuera al piso... pero Alexander no sabe aceptar un no como respuesta... y...– hago una pausa buscando la forma menos violenta de decirlo, pero Roma está sacado y no espera.
–¿y? ¡dime que paso!– Maldita sea, esto va a sonar demasiado mal, pero no hay una forma bonita de decirlo.
–Le ordeno a la gente que trabaja para él que me llevaran por la fuerza hasta su oficina.– Confieso y para mí desgracia toma la información de forma aún peor de lo que esperaba. Sus ojos destellan de rabia y todos los músculos de su cuerpo se tensan dándole un aspecto amenazante que jamás había visto en él.
–Osea que mi primo te secuestró frente a mis narices...– Solo desvío la mirada, pero él lo toma como una afirmación. –¡Por eso tu amigo me dijo que no podía cuidarte! Mi primo fue quien te secuestro y yo no hice nada para evitarll, es más, ¡incluso lo defendí! Me hiciste quedar como un idiota.–
–Romano, yo solo...– Antes de que pueda decirle que lo único que quería evitar era que pasara esto, me interrumpe.
–¿Alexander fue quien te golpeo?–
–No me golpeo directamente, solo me sujeto con fuerza, fue un forcejeo...– Confieso intentando minimizar el asunto. –Pero no fue nada grabe. Se tratar con las personas como él, también lo golpee y viste como lo dejo Emiliano.–
–¡Deja de defenderlo Alai!– Dice frustrado. –¿Como fue que llego a estar en una carrera de motos contigo? ¿Fuiste a buscarlo o te estaba siguiendo?–
–No ¡como se te ocurre que iba a ir a buscarlo! eso fue casualidad.–
–Mas casualidades.– Escupe con sarcasmo.
–¡Deja de tratarme como si fuera una maldita mentirosa!– Exclamo exasperada. –Siempre fui sincera contigo.–
–Claro, tu no mientes, solo ocultas la verdad. ¿Que otras verdades me ocultas?–
–Fui a buscar a Emiliano porque habíamos peleado. El había vuelto al lugar donde crecimos, donde conocí a Alex.–
–Y Alexander también había vuelto a ese lugar también por casualidad.– Suelta con una sonrisa irónica dibujada en el rostro.
–¡Es tu primo! seguramente sabes que cuando se siente confundido escapa a lo que considera su lugar en el mundo.– Solo me mira en silencio sin decir una sola palabra, pero se que sabe que es verdad. –Nos encontramos con él y una cosa llevo a la otra... Alex tenía la delantera, Emiliano piso el barro que había en el costado de la calle, perdió el control y callo. Veníamos tan cerca el uno del otro que no pudimos esquivarlo. En una fracción de segundos yo había salido volando por el aire, el brazo de Emiliano estaba destrozado, podía escucharle gritar de dolor, había sangre por todas partes. Alex también estaba lastimado, no se como lo hizo, pero cuando abrí los ojos lo primero a lo que vi fue a él... Nos salvó a ambos a pesar de todo lo que paso entre nosotros...–
–¿Por que estuviste llorando? ¿que te hizo?–
–Alex no tuvo nada que ver con mis lagrimas... solo me trajo a casa.–
–Mientes una vez más. Estás protegiéndolo. Ye volvió a hacer daño o te hizo darte cuenta de que decirme que sí hace unas horas fue un error.–
–¡NO! solo... Me pidió perdón por todo el daño que me hizo, solo eso.–
–Entonces era la segunda opción.– Murmura con evidente melancolía en la voz. –¿Por que no te dejas de rodeos y me dices de una vez que quieres terminar conmigo para volver con él?–
–Ahora si que te fuiste al carajo... Eres un maldito idiota Romano. Se que te tendría que haber dicho todo desde él principio pero no pude.–
–Si, tuviste que haberlo hecho... ahora destruiste toda la confianza que te tenía, y todo lo que sale de tu boca tiene sabor a duda...– Sus palabras duelen más que un golpe, lastiman más que una puñalada directo al corazón. Me hiere en lo más profundo, porque se tiene razón. Tendría que haberle dicho la verdad desde el principio, pero no pude. Yo y mi maldita cobardía somos las únicas responsables de todo lo que esta pasando. –Solo necesito saber una cosa más. ¿Que es lo que sientes ahora por mi primo?–