Taehyung.
Una de las cosas que más me gusta hacer, es caminar y observar los hermosos paisajes que la naturaleza nos regala. Se siente tanta paz, armonía y tranquilidad, todo lo contrario, a lo caótico, ruidoso e irritante de las grandes ciudades. Observe con más atención el paisaje delante mío, aquel que me ofrecía este pequeño parque que he encontrado en una de mis tantas caminatas.
No hay duda alguna de que Paris tiene hermosas vistas, posee una belleza casi imposible de igualar, el escenario perfecto para alguna clase de evento artístico donde el enfoque principal este en la belleza etérea que la naturaleza ofrece en sus múltiples opciones. Pareciera que todo es perfecto y correcto, que todo marcha bien y que nada podría perturbar esa paz, pero como en la mayoría de ocasiones, siempre habrá un pero que lo arruina todo.
El tiempo sigue avanzando, con él vienen los cambios, y ya sean grandes o pequeños, estos impactan de tal modo que ya nada es lo mismo que el día anterior. Ya ha pasado año y medio, tiempo donde el muchacho herido, triste traicionado se convirtió en un hombre indiferente, reservado y despegado. Esos cambios ayudaron a que nadie más me lastime, use o manipule a su antojo, ahora puedo identificar más fácilmente a esas personas y alejarlas de mí. Debo decir que han sido demasiadas personas, eso es desagradable.
Donde antes había sonrisas, ahora hay seriedad. Donde antes había miradas amorosas, ahora hay un ceño fruncido. Donde antes había mimos, abrazos y besos, ahora hay indiferencia, frialdad y rechazo hacia el toque de los demás.
Fueron cambios muy bruscos en mi persona, de hecho, nadie esperaba que cambiara de tal modo, ni siquiera yo mismo, y aunque muchos crean que estoy exagerando, no lo hago. No sólo la traición de Eun Hye fue la que me cambio, desafortunadamente, hubo mas personas que me volvieron esta persona desconfiada, quienes intentaron tratarme como una basura, y eso hizo, que me cerrara más en mí mismo.
La vida como modelo e influencer no es sencilla, no es un camino dulce y lleno de cosas buenas, para nuestra mala suerte, siempre existirá alguien más que quiera escalar a base de chantajes, sobornos y amenazas, siempre habrá quien te juzgue, señale y quiera destruir lo que creaste a base de esfuerzo y trabajo duro. Parecen ofrecerte la mano y una sonrisa, cuando en la espalda empuñan un puñal que no dudaran en clavarte cuando sea necesario, fungiendo que nunca te lastimarían cuando algo malo sucede.
Mis decepciones no fueron muy grandes, nada que lamentar demasiado, pero si las suficientes para generarme asco y repudio. Parece que cada día se me confirma que la gente buena y de sanas intenciones sufre de manera descomunal, mientras que la maliciosa y con oscuras intenciones disfrutan de una vida que no lucharon y lujos que creen merecer.
Mis amigos se quejan de manera continua de que cambie de actitud, dicen que extrañan a su pequeño osito, pero, ¿cómo volver a una personalidad que incluso para mí se siente extraña, lejana e incómoda? Trato de tener esa vieja actitud, aunque sea con ellos, se siente incómodo, pero suele salir algo de vez en cuando, supongo que eso es bueno. Desde ese momento que deje de creer en el amor, también deje de sentirlo como antes, y aunque es injusto, es lo que es.
Algo en mí se cerró, se bloqueó tanto, que dudo que pueda abrirlo como si nada, quedo un entumecimiento que no sé cuándo va a desaparecer. Tal vez algún día vuelva a sentir, tal vez no, no lo sé, no me enfocó en eso, no me gusta hacer planes, sólo vivir el ahora. Mi celular vibrando de manera continua en el bolsillo de mi abrigo llama mi atención, así que lo tomó, atendiendo la llamada.
–¿Qué sucede? –pregunté al contestar.
–¿Dónde estás? –fue lo que dijo Ryu, quien era quien me llamó.
–En el parque donde siempre vengo.
–Ah, entonces, ¿eres el guapo hombre sentado en una banca, con boina negra y abrigo café claro?
Alcé una ceja ante su descripción, porque fue demasiado especifico. Antes de que pudiera decirle algo, sentí una presencia a mi lado izquierdo, y al girar mi rostro, observe a mi amigo, sonriéndome de laso, mientras mantenía el celular pegado a la oreja.
–¿Para qué me llamas si sabes dónde estaba? –pregunté, colgando la llamada, guardando de nuevo el celular en el bolsillo.
–Se me antojo.
–A ti se te antojan muchas cosas últimamente.
–¿Qué clase de insinuación es esa? –preguntó curioso, sentándose a mi lado.
–Lo digo por el arillo en tu boca y la salida que tuviste ayer con ese chico francés –señalé, cruzándome de brazos.
Él se echó a reír, pasando una mano por su largo cabello negro, estaba a la altura de sus hombros, mientras que pasaba la lengua por dicho arillo señalado, justo en la esquina de su boca. No tengo problemas con eso, puede hacer con su cuerpo lo que gusté, siempre y cuando no se lastimé, aunque eso sí, anda más desastroso de lo normal, porque no sólo se hizo esos cambios, también se hizo un tatuaje en la espalda y otro en la muñeca.
Podría insinuarse que es alguna clase de venganza por lo que el idiota de Noah le hizo en el pasado, pues varias de las cosas que Ryu se hozo no le gustaban a ese tipo, pero Ryu lo supero a su manera. Seguía siendo un desastre cuando lo invitaban a fiestas, disfrutándolo como siempre, sale con las personas que llaman su atención, pero sin mantener una relación seria, algo de una noche o a veces tres, pero sin llegar más lejos. Además, sigue enloqueciendo las cámaras con su carisma.