̶ Tal vez eran dimensiones trampa, para desviarnos y así no recuperar a papá.
Marguerite se gira mientras lava los platos para hacernos saber su idea, nos encontramos todos juntos como cada noche, reunidos en los diferentes asientos del hogar de los Caine, Sophia y Henry instalados en el sofá con varios papeles esparcidos en la mesa ratona frente a ellos, Theo y yo optamos por permanecer en la mesa arcoíris, su mirada concentrada en su computadora mientras sus dedos vuelan sobre el teclado, la cacofonía era el único sonido hasta que Marguerite la había roto con su sugerencia.
Habíamos logrado ingresar en las instalaciones de Triad Corporation por exactamente catorce minutos treinta y ocho segundos, el tiempo necesario para que Theo lograra encontrar una secuencia de coordenadas que correspondían con tres universos distintos.
Tres universos completamente distintos a los que habíamos recorrido en la búsqueda de acabar con los planes de Wyatt Conley. La sugerencia de Marguerite podría ser válida, como el hecho de que Conley dejara estas coordinadas bajo las narices de Theo para ser robadas. Podrían ser un cebo.
Había intentado hackear la central desde que volvimos, sin éxito; uno de mis homónimos había logrado ingresar a las instalaciones de otra dimensión por lo que Conley ya debería tenerme en la mira; pero al parecer había subestimado las habilidades de Theo; o sólo estaba esperando a que cayéramos en su trampa.
Quería gruñir de frustración por las dudas que sólo iban aumentando.
̶ Al menos que haya escondido algo en esos universos, y como ya hemos encontrado a Henry no creyó que estaríamos interesados en buscar.
Fue Sophia la que habló esta vez, noté su mano buscando la de su pareja mientras hablaba, quizás el recuerdo de creer que Henry estaba muerto era demasiado doloroso, la herida muy abierta aún.
̶ ¿Qué podría tener Conley que nosotros queramos? ̶ Hablé al fin.
Nadie dijo nada mientras pensábamos en las posibles respuestas. Al parecer todos llegamos a la misma conclusión, pero fue Theo quien lo dijo en voz alta.
̶ Una cura.
Sus dedos dejaron de teclear, pero no miró a nadie, sus ojos todavía en la pantalla.
Todos sabíamos que Theo no se encontraba bien, y después de verlo la última noche en el pórtico luchando por cada movimiento sabía que teníamos que encontrar la solución. Habíamos estudiado los químicos del veneno, pero no lográbamos encontrar la combinación y los ingredientes de una sustancia que anule sus efectos. Necesitábamos una cura, y al parecer nos estábamos quedando sin tiempo.
Esto considerando que esa cura existía.
Borré esa idea de mi mente, no podía considerar siquiera la posibilidad de que Theo no mejorara. Él iba a mejorar, tenía que.
Conley lo lamentaría si no.
̶ Está bien, suponiendo que esta cura es lo que Conley está escondiendo en estos universos, ¿cómo pudo transportarla? Los firebird no permiten viajar a la materia.
Marguerite se unió a nosotros en la mesa, ocupando la silla junto a la mía.
̶ No tuvo que. ̶ Dijo Henry mientras observaba los papeles en sus manos, las arrugas de concentración formándose en su frente. ̶ Sólo necesitó alejar la fórmula, escribirla en esas dimensiones y ocultarlas. Sabía que en cuanto descubriéramos lo que planeaba estaríamos sobre él, quizás llegó a la conclusión que tarde o temprano lograríamos ingresar a la central, Paul logró hacerlo en otra dimensión, con el tiempo lo haríamos también aquí.
̶ Es una posibilidad, pero ¿por qué en estas dimensiones tan diferentes? ¿por qué no en las que visitamos?
Una idea comenzó a formarse ante las palabras de Marguerite.
̶ Los ingredientes no existen.
Todos me observaron, pero ya no podía dar marcha atrás a la idea que se consolidaba.
̶ En esas dimensiones, los ingredientes no existen por lo que nadie entendería de qué se trata. Aunque nuestras versiones de ahí den con la fórmula, no sabrían lo que encontraron por que no forman parte de su universo.
Todos consideramos esta idea, parecía ser la más factible, quizás estuviera equivocado, pero si existía hasta la más mínima posibilidad de ayudar a Theo, tendríamos que valernos de ideas y posibilidades.
No tuvimos que decir en voz alta lo que vendría después. Lo vi en la forma en que Marguerite se mordió el labio, o como Sophia volvió a acercarse a Henry. Todos nos tensamos al darnos cuenta de lo que tenía que hacerse.
Teníamos que viajar a estas dimensiones.
Incluso si se trataba de una trampa.