A destiempo...

Capítulo 20 ¿QUIERES CASARTE CONMIGO?

Estaba ansioso. Los últimos meses parecía que había estado soñando. Estaba teniendo éxito en lo laboral con el nuevo fármaco lanzado exitosamente por su laboratorio, pero también estaba progresando a pasos agigantados en su relación con Rocío. Estaba listo para dar el gran paso y rogaba al cielo que ella también lo estuviera.

Esa noche era especial. El lugar también lo era. Había escogido el Observatori Fabra, un lugar mágico en la cumbre de la montaña Tibidado. Allí no solo se podía contemplar una imponente vista de Barcelona, sino que además podían disfrutar de una romántica velada observando las estrellas.

Rocío se veía hermosa. Llevaba puesto un vestido de diseño personal acompañado con unas sencillas joyas. Traía su pelo suelto, el cual acomodó sobre uno de sus hombros, dejando al descubierto parte de su cuello. Agustín llevaba un traje formal en tono azul que le hacía un perfecto juego con sus ojos. Se veía apuesto sin duda, tanto que las meseras que atendían las mesas no podían evitar darle miradas furtivas, cosa que no pasó desapercibido para Rocío, quien sonrió para sí sintiéndose ganadora por ser ella la que estaba sentada junto a él en un entorno tan romántico.

Cuando terminaron de cenar, un mensaje llegó al celular de Rocío. Era un video. Rocío lo abrió y a los pocos segundos sus ojos empezaron a nublarse y las lágrimas empezaron a salir sin control. En el video aparecían todos los lugares en donde había estado junto a Manu, los museos, los restaurantes, los paseos, la playa, etc. y en cada uno aparecía un papelito de la mano de Agustín donde estaba la pregunta: “¿Quieres casarte conmigo?”.

Entonces Rocío supo que el deseo de Manuel siempre fue que ella llegara a ser su mujer, su esposa, su compañera de vida, su amiga, su amante, su todo. Se levantó de la mesa, se acercó a Manuel, quien también se levantó, posó su frente sobre la de él y con una enorme sonrisa le dijo que “SÍ”.

Él no pudo evitar soltar unas lágrimas. Estaba feliz….en realidad ambos lo estaban. Entonces Manu extrajo de su traje una cajita de terciopelo azul. La abrió y sacó de él un anillo de compromiso que delicadamente colocó en el delgado dedo de su amada Rossi. Era un anillo de pulcra silueta con dos bandas frontales que envolvían un diamante central que resaltaba por su brillo y limpieza. Era una joya simple pero elegante. Minimalista, bellamente decorado. Sencillo como todas las cosas que le gustaban a Rossi.

Se abrazaron y sellaron el momento con un beso suave pero cargado de amor y pasión. ¿Qué más podían pedir? Ya no había malos entendidos, ni tiempo alguno que pudiera interponerse entre ellos. Muy pronto unirían sus vidas para siempre. La felicidad por fin estaba al alcance de sus manos. Al menos eso creían….. 

 

_¿Te falta mucho amor?_

_No, pequeña, ya casi termino. Espérame 10 minutos aquí en mi oficina. Tengo que ir al laboratorio a dejar unos papeles y ya vuelvo_.

_Ok, no demores. Recuerda que tenemos cita con el banquetero para agendar la fecha de la boda_.

_ Sí, sí, no me demoro_.

 

Manu salió, dejando encima de su escritorio su teléfono. De repente llegó un mensaje y por  intuición o tal vez curiosidad, miró la pantalla para saber quién lo enviaba. Quedó pasmada al ver el nombre de Agustín y mucho más con lo que leyó.

“Señor Borges, lamento molestarlo. Soy Elisa, la enfermera de Agustín. Quería solicitarle que este mes doblara la cantidad de medicamentos que usualmente envía a mi jefe. Sus dolores son mucho más fuertes que antes y con la dosis actual ya no puede tolerarlos. Él espera no seguir molestándolo por mucho tiempo, cree que en cualquier momento pasará lo inevitable. De antemano le agradezco y me pondré en contacto con usted por cualquier novedad. Le sugiero que se prepare”.

¿Qué significaba eso? ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Acaso Agustín estaba enfermo? ¿Y Elisa? ¿Por qué le llamaba jefe? ¿Acaso no era su novia? ¿Y qué tiene que ver Manu en todo eso? Miles de preguntas aparecieron en la cabeza de Rocío. No entendía lo que acababa de leer. Necesitaba urgente una explicación y no se quedaría tranquila hasta que la obtuviera.

 

_Listo, ya volví. ¿Vamos?_.

Manu vio la cara descompuesta de Rocío e intuyó que algo andaba mal.

_¿Qué sucede, cariño? ¿Te sientes mal?_.

_No lo sé, dímelo tú_. Le señaló el mensaje en su celular. Cuando Manu lo leyó su rostro rápidamente palideció.

_Déjame que te explique…_.

_Por supuesto que me lo vas a explicar. No me pienso mover de aquí hasta que lo hagas_.

_Rossi, quiero que sepas que nunca fue mi intención esconderte nada, ni mucho menos mentirte, pero sabía que tarde o temprano te enterarías de la verdad_.

_¿De qué verdad estás hablando?_.

_Es Agustín…… Está muriendo_.

_No…..no es cierto. Eso no puede ser cierto. ¡Me estás mintiendo!_.

_Quisiera que fuera una mentira, pero no lo es. Tiene cáncer terminal. Le queda muy poco tiempo de vida_.

Las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Rocío. La amargura y la ira llenaban su mirada, tanto que Manu sintió temor de su reacción.



#33602 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 04.05.2022

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