El despertador sonó como todos los días; 7:00 AM, ni un minuto más o llegaría tarde al colegio, lanzó un manotazo y el teléfono salió volando dejando nuevamente en un silencio total la habitación.
Con la almohada sobre su cabeza Aarón pretendía silenciar esa voz en su interior que le repetía una y otra vez que llegaría tarde a clases, así que, como algunas veces sucedía, díez minutos más tarde terminaba cediendo.
Salió de la cama con los cabellos despeinados, cogió el teléfono del suelo, y fue directo al cuarto de baño, puso "talking to the moon" en su móvil y se metió a la ducha - Ojala pudiera permanecer aquí el día entero- _susurró para sí mismo y después se unió a Bruno Mars mientras el agua caliente caía sobre su espalda -At night when the stars Light up my room [...]-
7:40 AM
- Arii..!! Date prisa, te prepare un sándwich para que desayunes. _Era su madre quien le esperaba en la cocina con un sándwich de jamón de pavo y tocino, tal como le gustaban a Aarón.
Bajó las escaleras corriendo, era demasiado tarde como para detenerse a comer un sandwich así que lo envolvió en una servilleta de papel y lo guardó en su mochila.
-Gracias mamá, me lo comeré más tarde - Le dijo mientras se despedía con un beso apresurado en la mejilla.
Al llegar a la entrada del colegio se encontró con que la puerta estaba cerrada...
-Mierda... Nuevamente me he quedado fuera.
-Noooo, no me puede estar pasando. _Se repetía constantemente mientras se golpeaba la frente con la palma de la mano_
Estaba "preocustado" sí, sentía esa combinación de preocupación y susto, sentía ese hoyo en el estómago al saber que estaba metido en un lío con su madre por haber llegado nuevamente tarde al colegio.
¿Había modo de cambiar la situación?
De ninguna manera, así que se colocó sus earphones y enfiló en dirección al parque que se encontraba en el centro de la ciudad.
Pese al incidente del colegio, la mañana parecía quieta, y aunque los primeros rayos del sol ya calentaban la tierra el viento soplaba con frialdad, no era de extrañarse, así es Febrero; impredecible, indomable, caprichoso, semejante a su colega Marzo que azota la grandeza de los árboles con vientos recios y arranca la belleza de las flores de primavera entre capricho y capricho.
Aarón abrió su mochila, saco el sándwich que le había preparado su madre y después de haberlo comido, abrió la puerta a un universo no tan diferente al suyo "Violet y Finch" ese era su nombre.
Le gustaba mucho esa historia, se identificaba mucho con Finch, él era Finch en su universo paralelo, Aarón también se sentía roto, pero a diferencia de Finch; el no tenía una mitad, no tenía una Violet con la que pudiera reconstruirse mutuamente.
Los libros son su pasatiempo favorito, podría pasar el día entero con las pupilas clavadas entre las líneas de sus páginas, justo como lo había estado toda la mañana hasta que observó la hora en el móvil y supo que era momento de volver a casa.
-Con un poco de suerte y el director no llamó a mi madre. _Pensaba mientras daba pasos de tortuga, realmente no quería llegar a casa._
Aarón amaba a Silvia su madre, más que a nadie en el mundo pero a sus 19 años la vida le parecía tan rara, como si todos se hubieran vuelto locos, sus compañeros, los profesores, su mamá... Todos..!! Y lo último que deseaba era escuchar a su madre resandole un sermón que ya se sabía de memoria.
Cómo era de esperarse, apenas cruzo el marco de la puerta y pudo observar a Silvia sentada en el sofá de la sala:
- ¿Se puede saber en dónde has estado toda la mañana?
- Estuve en clases mamá, ¿en dónde más?
- ¿Porque lo haces Aarón? ¿Porque me mientes? _el rostro de Silvia dejaba entrever su molestia y su preocupación, pues Aarón últimamente se comportaba de manera extraña.
_Era obvio, el Director había dado aviso a Silvia de la ausencia de Aarón en el colegio_.
Después de haber escuchado el sermón de siempre Aarón subió a su habitación y se tiró en la cama.
¿Porque era tan difícil ser grande?
_Era la pregunta que taladraba su cabeza en momentos como esos._
Pensaba en esto cuando su móvil vibró, era un WhatsApp:
- ¿Porque no fuiste a clases? ¿Todo bien?
Ahi estaba ella, la del nombre más hermoso que jamás había oído, la que en días como estos en que sentía que el mundo entero estaba loco le mostraba que aún existía la cordura y que el único chance para la locura en este mundo era solo si el motivo de esta era la felicidad, no había nadie como ella; Leire la chica de la sonrisa eterna.
-Llegue tarde al colegio y la puerta de entrada estaba cerrada. _Escribió Aarón sin mucho ánimo_.
-Te veo en el centro comercial, 3 PM, no acepto un "No" por respuesta.
Leire sabía perfectamente que algo andaba mal con su amigo, por lo que ideó un plan para distraer esa cabezota loca que tenía Aarón.
Él no tenía ánimos de salir de casa y sin embargo en el fondo sabía que lo necesitaba, necesitaba que la chica de la sonrisa eterna le inyectara un poco de esa anestesia cálida e imperante a la que ella alegremente llamaba: Felicidad.
Sin dejar pasar más tiempo saltó de la cama, se colocó una playera tipo polo color "vino" y unos jeans negros y salió rumbo al centro comercial.
Llegó al punto de encuentro y le pareció extraño no verla, Leire siempre era puntual, solía decir que era mejor "estar dos horas demasiado pronto que un minuto demasiado tarde" era una especie de regla que aplicaba en su vida y que al parecer siempre tenía efectos positivos.
- ¿Donde diablos se ha metido? _Buscaba por todas partes sin éxito, así que decidió sentarse en una banca y esperar.
- [...] Si fueras un verbo, formarias parte de una lengua diferente, estarías aún por inventar, si fueras el tiempo serías el instante dónde quiero quedarme a vivir... _Una voz con una risita contenida le recitaba en el oído mientras sus ojos eran cubiertos por dos cálidas manos. Ahí estaba ella, la chica de la sonrisa eterna recitando a "Marwan" aludiendo al día de San Valentín.