A Flor de Piel.

Capítulo 1; Antes del Sol.

Aquella noche, con todo su dolor, crujidos,y  gritos de desespero  no podría compararse al dolor, al crujido de dos corazones quebrantándose  a sí mismos en busca de amor. 

 

Justo al frente de la persona a la que quería gritarle las frases de amor más bellas que podría expresar, no se pudo sentir más desolada. 

 

Entre más felicidad da, entre mas importancia le dés,consecuentemente tiene la capacidad hacerte sufrir.

 

La emoción es repentinamente sustituida por un dolor indescriptible, aquel que había evitado durante toda su vida.  A lo que más le ha temido, estaba creciendo sin poder evitarlo.

 

Momentos después se encontró corriendo sin mirar hacia atrás, con el pecho pesado y la garganta ardiente. Alejarse era la mejor opción, pero no notó que se acercaba a una nueva agonía, que hubiese sido evitable con el olvido, si, debió olvidar las palabras de rechazo, porque solo así sus oídos habrían sido capaces de escuchar la advertencia. 

En ese instante tal vez era tarde para disculparse, pero aún así alguien había seguido sus pasos en busca de perdón.

 

Y luego todo se transforma en una película de rollo antigua. Con partes claras, espacios en negro, silencios y cortos distorsionados. Lo único consistente es la agonía, una que ni siquiera logra discernir de dónde viene, o quien la causa.

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Extrañamente congruente. 

 

Fue el adjetivo que su autora adjuntó al reciente escrito. Aunque quisiera, despotricar sobre los errores de su propia redacción no tenía mucho propósito. Fué un sueño.

 

Un sueño redactado.

 

Toma su teléfono comprobando la hora, o mejor dicho, dándose cuenta que llevaba despierta hace al menos tres horas y si tenemos en cuenta las horas que estuvo esa misma noche en redes sociales, entonces quedaba con cuatro horas de sueño real con pesadilla incluida.

 

Nada que no hubiese pasado antes.

 

En cualquier caso, la hora de alistarse para ir a la morada de sus disgustos diarios había llegado.

 

No toma mucho tiempo asearse y vestir su uniforme. La blusa blanca está planchada, colocada cuidadosamente dentro de la falda negra de pliegues; la corbata negra de nudo perfecto se adorna con un pisacorbatas dorado con forma de girasol y no es que ella sea alguien adornada, apenas si se molesta en llevar un brazalete de amistad, que solo usa por respeto a los sentimientos de su amigo, obviamente, no porque es realmente lindo y simboliza su vínculo, también está el collar de la estrella que es más un fantasma que le acompaña a un accesorio real.

 

Con precisión ensayada abotona los puños de su blusa, las medias largas negras se ciñen a sus delgadas piernas y su ritual de vestido culmina con el blazer blanco. Era un bonito uniforme, y no era para menos, porque si el blazer o la corbata hubiesen sido ligeramente diferentes no se estaría despertando en esos dormitorios.

 

Sale de su habitación, pasea por los pasillos del edificio de dormitorios de la academia. Observa y escucha a las chicas entrelazando sus brazos dirigiéndose juntas hacia sus clases, Flora, tan solo gruñe un poco por el agudo reír de algunas, puede que incluso sintió en el camino una que otra mirada, lo más probable es porque es la única solitaria con mala cara yendo a hacia su clase. Tal vez uno se pueda preguntar que cosa colorea con amargura unos rasgos tan preciosos, la respuesta corta en la mayoría de los casos es que no hay razón, quizá nunca pudo expulsar la amargura del café mañanero.

 

 Aunque Flora no lo admita frente a alguien, ama el sol que saluda en las mañanas, siempre que su piel toca aquella cálida luz, se tranquiliza como si cada una de sus células fuesen arrulladas por una canción de cuna, de esas que todas las madres excepto la suya cantaban. 

 

Se pierde un poco en la sensación por al menos un minuto, luego comprueba  la hora en su teléfono y piensa que aún tiene tiempo para llamar a sus padres, si no lo hace todos los días, tendrá consecuencias que realmente desea ahorrarse.

 

Una vez finalizada la llamada, procede a secar algunas lágrimas de frustración que salieron sin pedir permiso alguno y se dirige  hacia su primera clase

 

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A tan solo unas puertas de distancia el mismo uniforme es recién vestido, con la diferencia de que los puños de la blusa no pudieron ser abotonados por su dueña, la corbata tiene un nudo que apenas parece ser eso y carece de algún pisacorbatas bonito que adorne.
 

Es una habitación algo ruidosa, la ducha específicamente donde un teléfono reproduce alguna canción pop para el disfrute de quien Ëlla podría llamar su “mejor amiga obligatoria”, Maire Wink. La susodicha hace aparición con cabeza y cuerpo envueltos en toallas sin reparar demasiado en la cara decepcionada de su compañera de cuarto, aunque no puede evitar hacer un comentario para burlarse.

 

—¿Qué? Deja de mirar de esa forma, puedo sentir tu falta de amor desde aquí.— La broma está fuera de contexto, pero desde su perspectiva, las bromas de  huérfanos no necesitan contexto. 

 

Antes de que Ëlla pueda formular un contraataque, Maire se acerca rápidamente y presiona su dedo índice en los labios ajenos, callandole en el acto. La burla no ha terminado, realmente, cuando se trata de ella, nunca lo hace.

 

—Shhhhhhhhh, tranquila cariño, no llores. Yo no pienso irme a África — La abraza mientras la consuela falsamente, su víctima es lo suficientemente paciente como para no molestarse por la humedad de sus brazos e incluso reír mientras rompe el contacto con un empujón que termina dejando a Maire desnuda.




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