—¿Entooonceees?— Magnus mira divertido a Gabriel esperando respuesta.—Puedes invitar a tu gremlin, yo voy a llevar a Ëlla, es la experta.
—A ver, me estás proponiendo que vayamos al McDonald's a ¿Robar comida?— arquea una ceja igualmente divertido, la sonrisa ladina intacta.
—Lo siento pero somos estudiantes y si acaso Ëlla y yo tenemos para desayunar— su tono y gestos representan una caricaturesca lástima.
—Yo te puedo invitar a los desayunos— suavemente deja caer la propuesta, la indirecta no es captada.
—Ahhhhh, le quitas lo divertido a la vida amigo.—Magnus caricaturiza una nueva emoción.
—Soy un hombre honrado, respétame. Deja esa cara de necesitado, te ves lamentable. Gabriel tan solo se da media vuelta y está por irse, pero se vuelve hacia Magnus. —Por cierto, soy el único que le puede decir gremlin a Flora. Con permiso.
Magnus no dice nada, en shock, ¿Era sobre la broma? una estúpida broma sobre una chica que apenas había visto le cuesta una cita con Gabriel. Decepcionado y probablemente algo triste su expresión siempre fresca se ensombrece.
Al menos podrá usar eso para obligar a Ëlla a pagarle una porción de nuggets. Vaya consuelo.
Por su parte, Gabriel ve de reojo el cambio en el rubio, la culpa le golpea en el instante, pero hey, tenía que defender un poco el buen nombre de Flora. Entonces saca su teléfono sabiendo exactamente que decir.
Aun sombrío, Magnus observa al otro chico, ¿Realmente lo arruiné?. Es lo que piensa, aún sin creer lo que pasa. Apenas puede salir del shok cuando algo vibra sobre su pierna, le toma un par de segundos comprender que se trata de su teléfono y otro par más registrarlo.
[12/04/20, 6:04 PM] Gabriel: Era broma.
[12/04/20, 6:04 PM] Gabriel: Claro que estaremos allí. Gremlin y yo. Los esperamos en el patio central en una hora.
[12/04/20, 6:05 PM] Gabriel: Por cierto, lo de Flora no era broma c:
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—Magnus, dices que, ¿invitaste a alguien más que a Gabriel?, ¿Quién es?—Ëlla pregunta, un gesto estúpido con sus cejas.
Apoyados de espaldas en un muro del patio central, esperan por la aparición de estos nuevos invitados por los que se cuestiona.
—Ah, sí. Es su amiga, la invité porque parece que Gabriel se siente más cómodo con ella. Lo más probable es que se sentiría un poco intimidado solo con nosotros.
—Vaya, te preocupas por él. Quiero decir, llevamos mucho tiempo haciendo esto y ninguno de los dos se tomó el tiempo en invitar a algún compañero.— teatralmente habla en un pobre intento de sonar como Sherlok Holmes deduciendo, coloca una mano en la barbilla, acariciando una barba inexistente.
—Quizá por que es ilegal. — Defiende Magnus.
—Claro que no, se llama aprovechar de manera descarada mis derechos. — La seriedad con la que expone su punto termina por ridiculizar aún más la propia frase.
—Como sea, vueltas que da la vida, supongo. — El posterior suspiro y sonrisa indican que por esta vez, Ëlla ha ganado.
Después de su pequeña plática, viene un momento de silencio. Ëlla nota un poco tenso a Magnus. Esta chica realmente es la única hasta el momento que durante años ha logrado notar su preocupación y tristezas. No conoce realmente el motivo del actual estado de ánimo, pero si sabe que preguntarle no funcionará, él le dirá la razón cuando lo desee.Por ahora, puede al menos, darle un poco de ánimos.
Ëlla se acerca lento y con disimulo hacia el distraído sujeto. Le da un abrazo con todas sus fuerzas. A Magnus, no le gustan mucho las muestras de afecto pero hace un esfuerzo con la chica, y a pesar de que este se hace el difícil, permite que lo abrace. Pues los abrazos de Ëlla para él son reconfortantes
— 5 segundos, ya es mucho, Ëlla. —Magnus intenta zafarse torpemente del abrazo pero es inútil
—Oh, vamos, no te vas a morir si me quedo así cinco segundos más.— el abrazo de la chica sigue totalmente intacto. Sabe bien que su amigo nunca la apartaría de forma agresiva.
— Ëlla...Ëlla…— El chico intenta avisar a Ëlla que al fin los otros dos llegan, pero esta lo interrumpe.
— No, no te voy a soltar.
— No, no es eso es…- Ëlla observa a Magnus distraído y mirando hacia un lugar, ella hace lo mismo y sin notarlo suelta a su amigo para quedarse como idiota mirando tal punto.
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Una repentina y enorme curiosidad fue lo que sintió la pelirroja al ver a una chica de rubios cenizos siendo arrastrada por su reciente amigo Gabriel. En el momento en el que puede observar mejor su rostro, la reconoce, es la chica del pasillo.
Por alguna razón se alegra al saber que esa era la amiga de la que hablaban Gabriel y Magnus. Se queda mirándole, no del todo embelesada, más bien, la mira del modo que se mira a las obras de arte de los museos; discreto, en medio de la ignorancia, echando mano de conocimientos burdos para escrutar detalles, un débil intento de hallar el significado detrás.
Esta misteriosa obra de arte no solo es inconsciente de su nueva posición de objeto de estudio, parece estar mucho más interesada en insultar a su amigo por haberla traído, la conversación que se permite oír denota un probable temor a la sociabilidad.
—Vamos, ¿Por qué no crees que ellos te invitaron?
—¿Por qué me invitarían?
—Porque te quieren conoceeer, ahhh. Deja de ser tan rogada. Ya llegamos tarde.
—Tan solo fueron seis minutos.